Especiales
Un 14 de junio, aunque de años distantes en el tiempo y en circunstancias diferentes, nacieron Antonio Maceo Grajales y Ernesto Guevara de la Serna, quienes estaban llamados a formar parte esencialísima del alma de la nación cubana.
Antonio nació en la Cuba de 1845, inmersa en el oprobioso sistema colonial y esclavista. Aunque nació libre e, incluso, su familia contaba con algunas pequeñas propiedades, vino al mundo en medio de una feroz discriminación racial que lo marcaría para siempre y, por eso, junto a sus ansias de libertad para la patria oprimida, marcharían sus anhelos...
Con ayuda de esclavistas del sur de Estados Unidos, preparó Narciso López1 la expedición del vapor Creole, que desembarcó el 19 de mayo de 1850 por Cárdenas, Matanzas. Aunque sus intenciones eran anexionistas, fue López quien —en el hotel La Dominica, hoy Monumento Nacional— enarboló por primera vez la bandera de la estrella solitaria, devenida años después enseña nacional cubana.
También había sido López quien —según Cirilo Villaverde,2 testigo presencial de los hechos y autor de la novelaCecilia Valdés o La loma del Ángel— concibió nuestra gloriosa bandera con la colaboración del poeta, periodista y entusiasta...
No satisfecho con la distribución del volante «Revolución no, zarpazo», que, incluso, se repartió el 16 de marzo en la necrópolis de Colón, durante el homenaje que algunos militantes del Partido Ortodoxo rindieron a Eduardo Chibás, el día 24 de ese mes, ante el Tribunal de Urgencia de La Habana, presentó Fidel una denuncia contra el golpe de Estado protagonizado por el senador Fulgencio Batista Zaldívar.1
Comenzaba Fidel su demanda con la minuciosa descripción de las acciones delictuosas ocurridas: «En la madrugada del 10 de marzo, un senador de la república, traicionando sus propios fueros y...
Otra enérgica denuncia de Fidel contra el gobierno de Carlos Prío Socarrás publicó el periódico Alerta el 4 de marzo de 1952. Bajo el título «Hago a Prío responsable de nuestra tragedia ante la historia de Cuba»,1 el rotativo daba a conocer el «Informe de Fidel Castro al Tribunal de Cuentas», donde el abogado acusaba al presidente.
Esta nueva inculpación, de parte de quien ya representaba la conciencia pública de la nación comenzaba así:«Al Tribunal de Cuentas acudo en patriótica llamada. Cuba […] vuelve desesperada sus ojos para pedir de Uds. el milagro que pueda salvarla...