Martí y su Ismaelillo

Por María Luisa García Moreno
25 de Marzo de 2024

Ilustración: Portada de una de las ediciones del Ismaelillo

Tras su segunda deportación a España en septiembre de 1879, Martí logró huir a Francia desde donde se trasladó a Estados Unidos. Arribó a Nueva York el 3 de enero del siguiente año para una larga estadía de 14 años, con breves salidas del país. Muy poco después, su esposa e hijo se le reunirían (3 de marzo); pero pronto los crecientes desacuerdos de Carmen con su vida de patriota llevaron a la mujer a abandonar al esposo y arrancar de su lado a Pepito (21 de octubre).

 

Al dolor por la partida del hijo amado, sirvió de tibio consuelo su entrega a la lucha por la independencia. En esta etapa, asumió la presidencia del Comité Revolucionario Cubano, tras la partida de Calixto García Íñiguez hacia Cuba para dirigir la que se llamó Guerra Chiquita por su pronto fracaso. Atribulado por la ruptura familiar y por el revés de la contienda, el 8 de enero de 1881, partió Martí hacia Venezuela, donde permaneció hasta finales de julio cuando fue expulsado del país.1

 

En Venezuela, la añoranza por su pequeño lo llevó a escribir un poemario lleno de ternura que tituló Ismaelillo, en referencia a Ismael, cuyo nombre significa “Dios me escucha”. De acuerdo con la Biblia, era hijo de Abraham, fundador de Israel; de modo que el título del poemario alude a la nación que surgiría del esfuerzo libertador que él ya predicaba y organizaba.

 

El hermoso poemario fue publicado en abril de 1882, en Estados Unidos por la imprenta Thompson y Maoreau, de Nueva York; aunque lo cierto es que,desde antes, La Habana se hacía eco de la edición, como se aprecia en la nota aparecida el 29 de septiembre de 1881en el diario habanero El Triunfo: “COLECCIÓN DE VERSOS. ─el Sr. D. José Martí, en la actualidad residente en Nueva York, trata de publicar un tomo de versos, que se venderá en La Habana al precio de setenta y cinco centavos el ejemplar. No dudamos de que el libro será recibido con gusto, pues son conocidas las felices disposiciones del señor Martí para los trabajos de imaginación”.2

 

De igual modo, cuando apareció el volumen, el semanario habanero El Amigo del País se refirió al poemario como “[…] una colección de poemitas que el poeta dedica a su hijo pequeñuelo: un búcaro primoroso donde se abren, a los besos de céfiro, las flores más fragantes de la ternura […]”. También en la Revista de Cuba, de abril de 1882, puede leerse: “[…] originalidad de versos, modernidad poética escrita por José Martí en lengua española está entre las mejores obras que existen en América Latina: es una aurora llena de calidad lírica y espiritualidad humana”.3

 

 

De este poemario, pleno de amor filial, vale la pena recordar en primer término la dedicatoria, donde aparece una declaración de principios válida para todos los tiempos: “Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud y en ti”.4

 

Los 15 poemas que integran este precioso volumen son verdaderas joyitas líricas; no obstante, Martí siempre es Martí, y entre la ternura y el cuidadoso lenguaje, se desliza el hombre entero. Así en “Mi reyecillo” expresa: “Mas si amar piensas / El amarillo / Rey de los hombres, / ¡Muere conmigo! / ¿Vivir impuro? / ¡No vivas, hijo!”5

 

Para José Martí, la poesía desempeñaba un importante papel en la espiritualidad de los seres humanos. De ahí que en otra ocasión haya escrito: “¿Quién es el ignorante que mantiene que la poesía no es indispensablea los pueblos? […] La poesía que congrega o disgrega, quefortifica o angustia, que apuntala o derriba las almas, que da o quita alos hombres la fe y el aliento, es más necesaria a los pueblos que la industriamisma, pues esta les proporciona el modo de subsistir, mientrasque aquella les da el deseo y la fuerza de la vida”.6

 

El Ismaelillo fue para Martí esa poesía que fortifica, que da fe y aliento, que le hizo continuar pese a los obstáculos y adversidades que la vida le deparaba. En estos poemas se concentran los más puros sentimientos del ser humano que es José Martí. Para nosotros, lectores de hoy, es una fiesta.

 

Referencias:

 

  1. Martí había publicado en su Revista Venezolana un elogio del intelectual Cecilio Acosta, quien por su ejemplo de eticidad se había convertido en opositor del dictador Antonio Guzmán Blanco. Ello bastó para que fuera expulsado del país, ocasión en que escribió: “De América soy hijo: a ella me debo […]” (Carta a Fausto Teodoro Aldrey, 27 de julio de 1881, en Obras completas, t. 7, Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2007, p. 265.
  2. Catálogo de publicaciones seriadas cubanas de los siglos xviii y xix, Colección Cubana, Biblioteca Nacional de Cuba José Martí.
  3. Ibidem.
  4. José Martí: Ismaelillo, en ob. cit.,t. 16, p. 17.
  5. Ibidem, p. 34.
  6. José Martí: “El poeta Walt Whitman”, en ob. cit., t. 13, p. 135.