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Esta obra está dedicada al sacrificio y la voluntad de cientos de miles de cubanos, militares y trabajadores civiles, que aportaron su colaboración internacionalista allende los mares, en varios países del Tercer Mundo, y a la memoria imperecedera de los caídos en el cumplimiento del sagrado deber. Cuando la amistad y el valor se unen, nada ni nadie los puede destruir.

 

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Si tuviste la oportunidad de leer la primera parte de esta obra, bien por ti, porque tendrás en tus manos, en tu memoria y en tu corazón la vida de un ser que fue un niño y un joven extraordinario, tanto, que se convirtió en nuestro Héroe Nacional. Si no fue así, en este tomo tendrás, al menos, el florecer de esa vida y ¡te lo aseguro!, encontrarás muchas informaciones que te resultarán útiles y te permitirán comprender mejor por qué una persona que murió hace ya tanto tiempo, sigue aún tan viva. ¡Buena lectura!

José Martí: un cubano a prueba de grilletes... a prueba de grilletes... Estoy segura de que bien sabes que nuestro Martí, casi un niño, fue condenado a trabajos forzados y que cada día, con grilletes y cadenas, caminaba desde el presidio en La Punta hasta las canteras de San Lázaro antes del amancer y desde estas de nuevo hacia el presidio ya en la noche... Está claro por qué “a prueba de grilletes”; pero ¿de quién es la frase que así lo cataloga? Pues, te cuento: cuando Martí, decidió entregar su vida a la causa de la independencia de Cuba fue seguido con entusiasmo por muchos, pero no por todos. Algunos dudaban de que pudiera conducirlos a una nueva guerra quien aún no había combatido en el campo de batalla. Sin embargo, Máximo Gómez Báez confió en Martí y su confianza estimuló la de muchos otros. Así lo expresó, tan temprano como en septiembre de 1882, en carta al patriota Fernando Figueredo Socarrás: "Yo opino, como amante leal y desinteresado de la independencia de Cuba, que no debe darse un paso que pueda desconcertar los trabajos iniciados con tan buen éxito con Martí. Cualquier ligero desacuerdo en las formas, eso no implica nada, lo que se busca en asuntos tan serios y graves es el fondo. —¿Quién es Martí para atreverse a tanto?, pensarán algunos y yo les digo: 'un cubano a prueba de grilletes por ser cubano cuando apenas tenía bigotes'”. He ahí una buena credencial "¿Qué no se ha batido en los campos gloriosos de la patria? Pero puede batirse ¿Y acaso solamente los que tiran tiros pueden y deben ser los depositarios de la confianza pública? Pobres entonces y dignas de compasión las naciones donde los hombres razonan de semejante modo". En esas palabras del Generalísimo podrás, sin duda, hallar el espíritu de este libro.

Hace ya 170 años, en la calle de Paula —hoy Leonor Pérez—, nació un niño que estaba destinado a convertirse en el más universal de todos los cubanos. Su extraordinaria inteligencia le permitiría saltar por encima de los límites que su humilde cuna le trazaba; conquistar la amistad y el aprecio del poeta y maestro Rafael María de Mendive, director primero de la Escuela de Instrucción Primaria Superior Municipal para Varones y después, del colegio San Pablo, en cuya casa era como un hijo y en cuya escuela pudo estudiar la enseñanza media, para luego, ya en España, realizar sus dos carreras universitarias—Derecho y Filosofía y Letras—, y a lo largo de toda su vida adquirir una vasta y variada cultura.

Tiembla el Ogaden es un título muy bien pensado. Artilleros, tanquistas, pilotos, infantes, asesores, traductores, especialistas de cifras, trabajadores de la salud propiciaron vibrar la tierra e imponer el respeto de quienes luchan por una verdad, en los más complejos teatros de operaciones militares, donde se hicieron «malabares» para que cada hombre y medio de lucha estuvieran en total disposición combativa en todo momento.

A todos los que sienten con alma de nación, y aman a Cuba y a sus muchos héroes y heroínas, entre quienes Antonio Maceo Grajales ocupa un lugar relevante en nuestra historia y en nuestros corazones.

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