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La Revolución comienza ahora, nacida de la pluma de Georgina Leyva Pagán. El volumen, bajo el sello de la Casa Editorial Verde Olivo, ofrece al público lector un recuento histórico orientado por el Líder Histórico a la autora.

Armado con una prosa sincera y limpia, el texto constituye un viaje indispensable por los primeros días del triunfo. Esta Revolución comienza, se renueva y vence todos los días.

Noventa escalones para ascender a la cima de una vida dedicada a los demás, a Cuba, a su América, a la humanidad.

Era solo un niño y se manifestó en defensa de su dignidad.

Era solo un joven y se pronunció contra la corrupción que imperaba entonces en la Universidad habanera y en toda la sociedad cubana.

Era solo un joven cuando hizo repicar de nuevo la campana de la Demajagua para que los estudiantes y la juventud, del país y del planeta, reclamaran los derechos de quienes se saben con razones e ideales suficientes.

Era solo un joven cuando hizo desbordarse en nuestras calles un mar de cubanas y cubanos en la Marcha de las Antorchas.

Era solo un joven, cuando a la cabeza de un centenar de combatientes se propuso alcanzar el cielo por asalto y librar su tierra de la tiranía.

Era ya un líder cuando comprendió la necesidad de reclamar los derechos de cada cubano con las armas en la mano.

Era ya un líder cuando al frente de los barbudos protagonizó la Caravana de la Libertad.

Era ya un líder cuando se convirtió desde ayer y para siempre en conductor de nuestro pueblo y figura de talla mundial.

Por eso, es él en cada niño, joven, hombre o mujer que le imita, que le sigue, que le ama, que expresa “Yo soy Fidel”… Porque son grandes, desde que nacen, aquellos que con sus nombres escriben millones de historias en solo tres palabras: justicia, dignidad, libertad.

Rafaela Valerino Romero

Desde que se entra a Artemisa se res­pira el aire del Moncada y de los már­tires artemiseños que allí dieron su vida. Al lado izquierdo de la Carretera Cen­tral, de Guanajay a la Villa Roja, aparecen los túmulos que indican la partida de los asaltantes hacia Santiago de Cuba; son cu­bos de mármol y, según afirman, el escultor escogió este elemento geométrico “por ser el más simple y puro”, como representación de las ideas por las cuales lucharon los hom­bres que el 26 de julio de 1953 asaltaron los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Cés­pedes, en Santiago de Cuba y Bayamo, res­pectivamente.

 

 

Los estudios sobre la familia Maceo-Grajales casi siempre se encuentran fragmentados, en el entendimiento de que, por lo general, han aparecido escritos sobre varios miembros de «la tribu heroica» de manera independiente, es decir, como biografías individuales.

 

Lógicamente, sobre Antonio Maceo se ha publicado la mayor cantidad de esos textos biográficos, así como otros contentivos de diversas aproximaciones al accionar y el pensamiento del Héroe de Baraguá.

 

En menor medida han aparecido ensayos sobre José Maceo y Mariana Grajales, mientras que del resto de los hermanos y demás familiares no se disponía —hasta la llegada de este libro de la doctora Damaris Amparo Torres Elers— de otra información que la que se brindaba como parte de esos materiales en torno a Antonio, José y Mariana, o a través de pequeños e incompletos esbozos, muy escasos por cierto.

 

De tal suerte, estas páginas que llegan a los lectores gracias a la rigurosa investigación de Damaris Torres, constituyen un momento importante en los estudios maceícos, toda vez que se presenta la trayectoria vital de cada uno de los hermanos del Titán de Bronce, sus cuñadas y cuñados, así como del único hijo del Héroe de Baraguá. Hasta donde conozco, no existía un texto que brindara cuadro tan completo de esta paradigmática familia, ni que poseyera la acuciosidad que aquí se logra.

No es una apertura literaria, son unas palabras, las que puedo ofrecer, cargadas de emoción por las reminiscencias que me produce el regreso a un tiempo lleno de emociones tan fuertes. Son mis compañeros los que veo, son los trajines de los entrenamientos los que siento, es la voz de la patria la que escucho y otra vez Fidel, llenando, abarcando todo el espacio, dando órdenes, fiscalizando, responsabilizando a este o aquel.

 

Nuestro Apóstol expresó: «En los Andes puede estar el pedestal de nuestra libertad, pero el corazón de nuestra libertad está en nuestras mujeres»1. Vestidas de Patria, bajo el sello de la Casa Editorial Verde Olivo, invita a los amantes de la lectura a desempolvar viejas historias cargadas de heroísmo, que tienen como principal protagonista a la mujer cubana. Para ello, Olivia Diago Izquierdo, su autora, ha hurgado en este apasionante tema insuficientemente abordado.

 

 

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