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Sintió disparos y vio volar palomas: así fue el amanecer de aquel niño, el 26 de julio de 1953, en Santiago de Cuba. Precisamente, por las palomas que criaba en lo alto de su derruida casa, se le ocurrió ocultar a un joven herido en el asalto al cuartel Moneada, un revolucionario que le habló de Fidel y Martí. Con solo diez años, Pepe burló a soldados y policías del régimen de Batista. 

 

Si se hubieran enterado que aquel muchacho pobre, ocultaba a un revolucionario ... Mejor, imagínenselo ustedes.

 

Sorprenden los hechos de nuestras guerras de independencias, guerras inmensas, como los hombres que la hicieron a golpe de machete y valor. Por eso conocerás aquí relatos breves que parecen chispazos, pero que en realidad fueron verdaderos incendios de heroísmo en el alma y la conciencia del pueblo. Y lo son todavía. Porque como decía Martí, para qué sirven los héroes sino para hacernos ver que también podemos serlo.

 

Una batalla que no se ve, es la historia de un numeroso y corajudo ejército de combatientes que, desde el anonimato, brindaron innumerables servicios al Ejército Libertador y contribuyeron decisivamente al éxito de sus acciones militares. Dado el carácter clandestino de su quehacer, la inmensa mayoría de ellos ha pasado inadvertida no solo para el cubano común, sino también en las páginas de la historia. Relieve especial adopta la figura de nuestro Apóstol, José Martí, cuya labor —desde la Guerra de los Diez Años, pero, sobre todo, en la preparación de la guerra de independencia— se desarrolló en estas trincheras. El autor, Israel Valdés Rodríguez, ha centrado —con constancia y significativos resultados— su investigación en este campo casi ignorado de nuestra historia patria.

 

 

Canción para una sonrisa, es un libro de relatos que mezcla testimonios y ficción narrativa para niños y jóvenes, en una obra sobre Camilo Cienfuegos en la batalla de Yaguajay, contada desde la visión de sus protagonistas combatientes rebeldes que lucharon junto al héroe y escolares adolescentes que reviven la hazaña.

 

 Los cubanos se caracterizan por tener buen sentido del humor. Son esos que hasta de sus propios problemas se ríen y «sacan lasca». Es lo que logra Juan Miguel Cruz Suárez con este texto. Hay que haber nacido en este archipiélago para saber cuándo Se me fue la catalina. Lo apreciará con la lectura de este volumen y a la vez entenderá que no hay que denigrar para reírse de las vicisitudes. No hay que caer en jergas que atenten con nuestro proceso. El «humor inteligente, constructivo» al decir del autor, ayuda a reconocer los errores y hasta cómo resolverlos. 

 

Es la intención de Cruz Suárez con esta puesta al público.

 

Esta vez, veintitrés cuentos que nacen de los tiempos en que angolanos y namibios defendían su independencia junto a internacionalistas cubanos, llenan las páginas de Tambue. Entre la valentía y temores, nostalgias y amor notorios, aparecen las creencias y sincretismos de diversos credos que, para los desconocedores, se volvían curiosidades. Por eso el narrador busca el momento propicio para que los nacionales le cuenten. 

 

La diversidad de expresiones culturales que se revelan al calor de la guerra fue motivación para que el autor se entregara a la investigación y se viera envuelto entre textos sobre la historia y etnología de Angola y su pueblo.

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