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A los compañeros que integraron la Comisión de Colaboración y Abastecimientos; a la Oficina del Segundo Frente Oriental Frank País que presidía el comandante Belarmino Castilla Mas; a la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado; a la Editorial Capitán San Luis; a la Federación de Mujeres Cubanas. Además, a la Oficina del Historiador de las FAR, a la Dirección Nacional de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, a la Casa Editorial Verde Olivo y a todos los que apoyaron en la búsqueda de nombres y apellidos de los compañeros que aparecen de una forma u otra en la obra.

En sus páginas podremos revivir los preparativos para el asalto al cuartel Moncada, el combate en el hospital civil Saturnino Lora, las horas que vivió en la prisión en Boniato, su estancia en el Reclusorio Nacional para Mujeres en Guanajay y el rencuentro con Fidel a su salida de Isla de Pinos.

 

Como hablar de Haydée significa no olvidar a Abel, él también da vida a las páginas de esta obra. Él le mostró el camino que debían recorrer los hombres y las mujeres, para lograr su independencia, y ella fue ferviente aprendiz.

 

Este libro representa una pequeña parte del heroísmo de que han hecho gala por siempre las mujeres cubanas, fieles defensoras de la soberanía de la Patria y luchadoras sin descanso, hombro con hombro, afrontando el peligro con valentía y decisión. También están presentes las autoras de este libro, que dieron el paso al frente, que no repararon en esfuerzo y sacrificio y que contribuyeron de un modo importante al entrenamiento y organización de las mujeres en los años iníciales de la Revolución.

 

 

Nuestro Apóstol expresó: «En los Andes puede estar el pedestal de nuestra libertad, pero el corazón de nuestra libertad está en nuestras mujeres»1. Vestidas de Patria, bajo el sello de la Casa Editorial Verde Olivo, invita a los amantes de la lectura a desempolvar viejas historias cargadas de heroísmo, que tienen como principal protagonista a la mujer cubana. Para ello, Olivia Diago Izquierdo, su autora, ha hurgado en este apasionante tema insuficientemente abordado.

 

 

Entre sus páginas y por treinta y seis países andan las colaboradoras cubanas; llevan colgados el estetoscopio que vela por la salud y un fusil para vencer al enemigo, la cartilla para demostrar que las mujeres cubanas pueden cumplir con la patria.

 

Hace ya mucho tiempo leí que Fidel Castro es una de las personalidades más fotografiadas de su tiempo. No tengo duda alguna de que así sea, debido a su larga ejecutoria pública por casi cincuenta años: sus viajes por diferentes países, su presencia en numerosos foros internacionales y sus tantos encuentros con otras personalidades de relieve mundial de las más variadas esferas sociales. Todo ello, desde luego, explica por qué las lentes le persiguieron por todas partes: no se entienden el siglo xx y los inicios del actual sin su presencia, siempre activa, renovadora, cuestionadora, como el mismo proceso revolucionarioque encabezó.

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