Sintió disparos y vio volar palomas: así fue el amanecer de aquel niño, el 26 de julio de 1953, en Santiago de Cuba. Precisamente, por las palomas que criaba en lo alto de su derruida casa, se le ocurrió ocultar a un joven herido en el asalto al cuartel Moneada, un revolucionario que le habló de Fidel y Martí. Con solo diez años, Pepe burló a soldados y policías del régimen de Batista.
Si se hubieran enterado que aquel muchacho pobre, ocultaba a un revolucionario ... Mejor, imagínenselo ustedes.