Sin embargo, no fue solo la USAID —considerada por Elon Musk como una organización criminal— la entidad que ve comprometidos sus recursos. Después de unos 40 años de malgastar millonarios recursos del contribuyente estadounidense, la Oficina de Transmisiones hacia Cuba, subordinada a la Agencia de Medios Globales, ente que dirige las transmisiones internacionales no militares de EE.UU., fue notificada de que cesaba sus transmisiones. Las mal llamadas Radio y TV Martí, otro estrepitoso fracaso en cuanto a masificar el mensaje subversivo contra el país, plegaban sus antenas para bien del espectro radioeléctrico y de los pocos usuarios que recibían sus señales, expuestos cada día a mentiras e informaciones manipuladas sobre la realidad cubana.

Como todos sabíamos, aunque objetiva por constituir un fracaso y un robo de fondos, la suspensión de sus transmisiones duró menos de 15 días. Las quejas y lamentos en el sur de la Florida dieron fruto. Los congresistas republicanos de origen cubano, Mario Díaz-Balart, María Elvira Salazar y Carlos Giménez, «líderes del exilio» miamense y los afectados por esas decisiones, mostraron su frustración y comenzaron a «trabajar».

Díaz-Balart anunció que el cierre de las estaciones no era definitivo y podía revertirse; juró y perjuró que Trump está comprometido con la «libertad» del pueblo cubano, lo que significa que mantendrá una política de máxima presión, buscando asfixiar nuestra economía y provocar desórdenes que pongan fin a la revolución cubana, sin comprometer a sus tropas en una agresión militar contra Cuba. Las campañas anticubanas que promueven los medios (in)dependientes y las estaciones de la mentira son claves en este plan desestabilizador. Era evidente que no estarían mucho tiempo sin su poderoso agente motivador: el dinero. El departamento de Estado ha notificado ya a algunos de esos medios realmente dependientes que seguirán mintiendo sobre nuestro país. Para eso sí hay plata.

Entonces, conviene en este contexto, y a tenor de lo que pueda suceder, dejar clara una idea: la subversión contra Cuba no está en riesgo, EE.UU. no dejará de trabajar y de asignar fondos millonarios para la subversión y la desestabilización. Ya sea mediante los fallidos métodos tradicionales de las estaciones anticubanas o a través de las novedosas tecnologías de las infocomunicaciones, tan atractivas como difíciles de contrarrestar, Washington insistirá en borrar de nuestro hemisferio el ejemplo que por décadas ha representado Cuba para los pobres del mundo.

Será nuestra responsabilidad responder como nos enseñó el Maestro: «Plan contra plan».