Agresión israelo—estadounidense contra Irán: La «paz mediante la fuerza» no puede ser el modelo a seguir. (I)
En nuestra primera entrega sobre el tema, expusimos cómo las noticias falsas sobre el programa nuclear iraní facilitaron a Israel una agresión que dio comienzo el 13 de junio último, y cuyas consecuencias pueden ser desastrosas para ambas naciones y para el mundo.
La madrugada de ese día en Irán sorprendió a sus habitantes con una campaña aérea, en la que participaron unos 200 cazas israelíes F-15, F-16 y los modernos pero también vulnerables F-35. Lo golpes iniciales fueron contra la defensa antiaérea, sistemas de radares, así como el liderazgo militar iraní y varios de sus científicos que laboraban en el programa nuclear, cuyas instalaciones fueron igualmente atacadas.
De acuerdo con el gobierno sionista, los golpes de la aviación se combinaron con una operación de sus servicios de Inteligencia y fuerzas de operaciones especiales, que se habían infiltrado en la nación persa para desplegar y apoyar con precisión ataques contra los objetivos antes referidos, con drones kamikazes y municiones de precisión.
La novedad de esa acción constituye un caso de estudio, por el peligro que implica para una nación que se introduzcan en su territorio drones y otros armamentos de precisión, que apoyarían la agresión externa y facilitarían explotar la sorpresa, así como realizar sabotajes y atentados.
EE. UU. dijo estar al tanto de la operación y con seguridad la autorizó, incluso cuando manejaba públicamente una salida negociada.
Prueba de que conocían del ataque es que los Departamentos de Estado y Defensa autorizaron la evacuación de su personal no imprescindible de embajadas y bases militares de la región.
La agresión sionista ocurrió en medio de negociaciones, lo que pudo contribuir a que el liderazgo iraní fuera sorprendido y que algunos de los jefes militares que murieron en el primer golpe no hubiesen tomado medidas para su protección. Siempre habrá que volver al Che, cuando nos alertaba que en el imperialismo no se puede confiar.
Reacción de Irán a los ataques sionistas
En respuesta a la agresión, Irán emprendió la operación «Promesa Verdadera III», basada en el lanzamiento de cohetes balísticos, hipersónicos y drones, los cuales echaron por tierra el mito de la invencibilidad de los sistemas de defensa antiaérea de Israel.
Ello causó un daño sin precedentes en ese país, donde cientos de edificaciones fueron destruidas o muy dañadas. Irán atacó bases militares, el ministerio de Defensa, la sede del Mossad e infraestructuras energéticas. Solo las pérdidas causadas por el ataque al Instituto de Ciencias Weizman superan los 500 millones de dólares.
A ello se añade que, según fuentes especializadas, para intentar neutralizar los golpes iraníes, Tel Aviv gastó unos 200 millones de dólares diarios, mientras se calcula que un mes de operaciones costaría 12 mil millones de dólares. Dichas cifras parecen difíciles de sostener en el tiempo para una economía casi paralizada por la guerra.
Cuánto podrían ayudar a cualquier país del Tercer Mundo e incluso a la población de Gaza, masacrada a diario por el sionismo, esos 12 mil millones de dólares empleados para matar y destruir.
Ante los ataques que sufría Tel Aviv y consciente de que Israel solo no puede derrocar al gobierno iraní ni poner fin a su programa nuclear, EE. UU. entró a la guerra.
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