(III) A propósito de una doctrina del imperialismo cultural

12 de Noviembre de 2021

Operación de inteligencia de guerra política con el empleo del arte contra Cuba

 

Caras con las cuales conformar símbolos de imperialismo cultural pueden ser muchas. Además de Allen Dulles, primer director civil de la CIA, podría ser, en el caso de Cuba, la de Leonard Wood quien fuera el impuesto gobernador entre 1899 al 1902. Este médico y militar añoró “americanizar” la Isla, como vía para apropiarse de “una de las posesiones más ricas y deseables del mundo”.[1] Otro podría ser Mike Pompeo, el Director de la CIA promovido a Secretario de Estado del gobierno de Trump (2018-2021), quien se afanó y logró (re)incluir a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo. Y la Doctrina contra Cuba podría ser bautizada como: Plan Wood-Dulles-Pompeo. Y su texto adecuado y actualizado, desde las apetencias por apoderarse de Cuba, hasta tratar de desaparecerla del mapa, podría ser como sigue:

 

Hay que engrosar las filas de los plattistas que contribuyan a rescatar la esencia y fuerza de los preceptos de la Enmienda Platt. No son tiempos de proponerse costosas intervenciones militares, pero si la de componer fuerzas internas, que hagan lo que antes hicieron las fuerzas armadas de los EE. UU. Estas resultan mucho más baratas y los ataúdes no requieren ser devueltos. Estos, a los que optamos por denominar guerrilleros, ya no son los barbudos de la Sierra, sino esa mutación natural de especie, ese quinto columnismo[2] congénito, presto a seguir cualquier fuerza exterior que se oponga a los designios propios, sin escrúpulos.[3] Sabremos explotar este infeliz margen de la naturaleza humana, que como en todas partes, también existe en Cuba. Ellos podrían al fin ponernos en bandeja a la Isla añorada y que sigue siendo considerada como una adquisición sumamente deseable para los Estados Unidos.

 

Hay que doblegar a la Isla y una vez derrotada, lograr que su economía dependa de los EE. UU. Reforzar los procesos mediante los cuales americanizarla gradualmente. Solo así tendremos, a su tiempo, una de las posesiones más ricas y deseables del mundo.[4] Y lanzaríamos al fin el mensaje de que quien enfrente a los Estados Unidos está destinado a perder y de que el comunismo en América es inviable.

 

Para lograrlo, ya nos hemos desprendido de sentimentalismos y tonterías. Hemos dejado de ser soñadores y poco realistas. Estamos convencidos de que mantener en primer lugar el férreo y recrudecido bloqueo económico, comercial y financiero, es la vía principal para provocar el desencanto y el desaliento por la insatisfacción económica y la penuria que este genera, negar todo financiamiento y envíos a Cuba, lo que reduciría los ingresos monetarios y los salarios reales y provocaría el hambre, la desesperación, antesala para aniquilar el apoyo interno, derrocar el Gobierno y efectuar el cambio de régimen.

 

Sembraremos el caos en Cuba, sin que sea percibido, sustituiremos sus valores porotros falsos y les obligaremos a creer en ellos. Encontraremos a seguidores dentro de la Isla y fuera de ella. Construiremos capítulo a capítulo la tragedia cubana, la de la muerte de su autoconciencia y la irreversible extinción de su identidad como nación independiente, socialista y cubana.

 

De la literatura y el arte, por ejemplo, haremos desaparecer su carga social. Deshabituaremos a los artistas, les quitaremos las ganas de dedicarse al arte, a la investigación de los procesos que se desarrollan en el interior de la sociedad. La literatura, el cine, y el teatro, deberán reflejar y enaltecer los más bajos sentimientos humanos.

 

Apoyaremos y encumbraremos por todos los medios a los denominados artistas, que comenzarán a sembrar e inculcar en la conciencia humana el culto del sexo, de la violencia, el sadismo, la traición. En una palabra: cualquier tipo de inmoralidad.

 

En la dirección del Estado, crearemos el caos y la confusión. De una manera imperceptible, pero activa y constante, propiciaremos el despotismo de los funcionarios, el soborno, la corrupción, la falta de principios. La honradez y la honestidad serán ridiculizadas como innecesarias y convertidas en un vestigio del pasado. Generalizaremos el descaro, la insolencia, el engaño, la mentira, la drogadicción y el miedo irracional entre semejantes.

 

Gracias a su diversificado sistema propagandístico y con ayuda de las redes digitales, Estados Unidos debe imponer su visión, estilo de vida e intereses particulares. Seguiremos construyendo y suministrando la cultura que deseamos para Cuba, en la que Miami se erige en símbolo, la gritería no es vulgaridad, sino expresión de identidad cultural. Subsumiremos a Martí dentro del sueño americano, erigiremos en valores culturales todo aquello que desacredite a la Revolución y que como norma sea apreciado por la opinión internacional como incultura.

 

Cultivaremos la traición, la enemistad entre los pueblos. Las misiones médicas en el mundo serán perseguidas y presentadas como trabajo esclavo y obligatorio, y fortaleceremos la idea de que sus dividendos económicos van a parar a los bolsillos de los gobernantes. Las misiones y delegaciones de todo tipo: de maestros, deportistas, artistas, constructores; serán acosadas y compradas. Para ello disponemos de suficiente dinero y de la potente fábrica de sueños.

 

Que sean pocos o no los que sospechen e incluso comprendan lo que hacemos no nos interesa, lo que hay es que trabajar por impedir que conformen planes para obstruir el logro de estos objetivos. A quienes osen levantarse los situaremos en una posición de indefensión, ridiculizándolos, encontrando la manera de calumniarlos, desacreditarlos y señalarlos como desechos de la sociedad. Haremos parecer chabacanos los fundamentos de la moralidad, destruyéndolos.

 

Nuestra principal apuesta será la juventud. La corromperemos, desmoralizaremos y pervertiremos.

 

Y una vez alcanzados los propósitos debemos lograr que los agredidos nos reciban con los brazos abiertos. Ello se logra aplicando ciencia, esa que nos aporta herramientas para ganar en este nuevo campo de batalla, en la que el dominio no está en apoderarse del territorio, sino de la mente y los corazones. Antes que los portaaviones y los misiles, llegan los símbolos, los que venderemos como universales, glamurosos, modernos, heraldos de la eterna juventud y la felicidad ilimitada.

 

El objetivo final de esta estrategia, es derrotar en el terreno de la ideas las alternativas a nuestro dominio, mediante el deslumbramiento y la persuasión, la manipulación del inconsciente, la usurpación del imaginario colectivo y la recolonización de las utopías redentoras y libertarias, para lograr un producto paradójico e inquietante: que las víctimas lleguen a comprender y compartir la lógica de sus verdugos.[5]

 

Los Estados Unidos no descartan ninguna de las opciones para agredir y tratar de destruir la Revolución cubana. Y como nos alertaba el eterno líder, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz:

 

«¿Un invasor qué habría venido a hacer aquí? Llegar, posesionarse del territorio y poner al pueblo a trabajar para sus intereses. Antes esas invasiones se hacían con armas. Después se hicieron por métodos más sutiles. No trajeron cañones, ni barcos, ni fusiles. Esos, desde luego, los tenían por si acaso. Pero, ¿qué les hicieron a nuestros países? Los penetraron por otras vías […]. Y detrás de la penetración económica; la penetración cultural, ideológica. ¡La penetración cultural e ideológica!»[6]

 

Y esa agresión con fuerzas externas se hace acompañar de sus representantes internos, los que también han ido adecuando sus formas de actuación:

 

«[…] al principio de la Revolución la contrarrevolución adoptaba abiertamente las formas ideológicas burguesas: sencillamente combatían al socialismo, […] desde posiciones antisocialistas, […] desde posiciones burguesas. Pero las ideas liberales y burguesas han quedado desprestigiadas, que ya ningún contrarrevolucionario usa los argumentos del liberalismo, de la burguesía para combatir ideológicamente la Revolución, sino la modalidad es combatir a la Revolución desde posiciones comunistas, […] desde posiciones de izquierda».[7]

 

Si ellos están convencidos de las fortalezas del imperialismo cultural, Cuba también conoce las suyas, y su principal bastión: su pueblo. Y con la “Guerra de todo el pueblo por la cultura” se defenderán las banderas de la Patria, la Revolución y el Socialismo.

 

 

* Doctor en ciencias filosóficas, profesor e investigador titular. Investigador del Instituto de Filosofía.

 


Referencias:

[1]The Theodore Roosevelt Papers. Documentos depositados en la biblioteca del Congreso, Washington, D. C., “Files Wo-Wy”. Expediente Wood”. En Roig de Leuchsenring, Emilio. Introducción a la Historia de Cuba Republicana. Estados Unidos contra Cuba Libre. Oficina del Historiador de la Ciudad. La Habana, 1959, Tomo III, p. 167

 

[2]Morgenthau, Hans J. Política entre naciones. La lucha por el poder y la paz. Grupo Editor Latinoamericano. Colección Estudios Internacionales. Buenos Aires, Argentina. 1985, pp. 47-48.

Explica su acercamiento a la noción de imperialismo cultural y subraya dentro de él el papel que desempeña el quinta columnismo.

 

[3]NCS No. 20/1. “Directiva del Consejo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos.” “Muy Secreto” “Objetivos de Estados Unidos con respecto a Rusia”, pp. 173-203. Disponible en: http://sakva.ru/Nick/NSC_20_1.html

[4] Ibidem.

 

[5] González, Arthur. “Allen W. Dulles. El Arte de la Inteligencia”. Disponible en:https://heraldocubano.wordpress.com/2013/11/29/el-arte-de-la-inteligencia-de-allen-w-dulles/ y las ideas del denominado “Plan Dulles” contra Rusia y las explicaciones contenidas en Barreiro Vázquez, Antonio R. “A propósito de una doctrina del imperialismo cultural I. ¿Desenmascarado por servicios de inteligencia o por el arte?”

https://www.verdeolivo.cu/es/noticias/guerra-convencionals/

[6] Castro Ruz, Fidel Discurso en la Plaza Mayor de la Ciudad de Valparaiso, Chile, el 30 de noviembre de 1971. Disponible en:

http://www.fidelcastro.cu/es/discurso/1971-11-30

[7] Castro Ruz, Fidel Discurso en por el X aniversario del Minint. Teatro de la CTC La Habana, 6 de junio de 1971. Disponible en: http://www.fidelcastro.cu/es/discurso/1971-06-06

 

 

  • “Plan Wood-Dulles-Pompeo contra Cuba”.

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