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Cuando José Eusebio Chirino Camacho me pidió prologar Estebanico, un negro en la conquista de la Florida, tanto fue mi asombro que aún no estoy convencida de este gran premio.

 

Este autor, hombre de incesantes búsquedas, más que en mí, de nuevo encontró en Verde Olivo la editorial exacta donde publicar su aventura, género que cultiva con sabiduría y que ya los lectores distinguen desde el 2018, por las Aventuras del Pelú de Mayajigua.

 

Estebanico… remarca la acuciosa investigación de Chirino e impone al lector curiosidad por conocer cómo se las ha agenciado para «jugar» con la realidad, porque sumergido en la narrativa y la aventura permite apreciar los pasajes históricos sin abandonar los hechos.

 

Así es la presente obra. Es querer descubrir personajes desconocidos, aunque en adversidades de la vida y truncas las esperanzas de Esteban, que lo llenaron de fuerzas y voluntades para sobrevivir en una etapa tan difícil como la esclavitud. Enfrentamientos, ataques, el milagro de escapar, en fin la vida era un infierno para Estebanico, como lo llamó su amo.

 

Entre aventuras y desventuras nació el protagonista de estas páginas, quien pudo ser cualquier negro de la época. El escritor por la manera en que narra una época poco divulgada motiva a descubrir y valorar, además a convertirnos igual que él, en un empedernido aventurero de la historia y sus realidades.

 

Por eso le agradezco hacerme cómplice de lo que escribe, pero también a guardar para siempre la satisfacción de haber cumplido con un Volver al Índice Estebanico... / José Eusebio Chirino Camacho | 8 humilde yaguajense, orgulloso de su terruño e hijo del general Serafín Sánchez como yo. Gracias Eusebio, por lo que aportas a la historeografía de nuestra patria.

 

 

 

 

Reto a la soledad

El 22 de enero de 1978 Orlando Cardoso Villavicencio, entonces teniente de las FAR, fue herido en las cercanías de Harar, Etiopía, mientras cumplía una misión internacionalista. Único sobreviviente de una sangrienta emboscada, sufrió una larga, cruel e inhumana encarcelación en una prisión somalí y se convirtió en el prisionero de guerra más antiguo del mundo en su momento.
Este título posee un encanto singular, la tragedia está siempre matizada por un toque de esperanza, y la crítica fluctúa entre el juicio severo y el bondadoso perdón. Las memorias de este combatiente desbordan, entre sus líneas, la nobleza humana de un joven que nos deja admirados ante su hazaña que —al decir de Fidel— es “[…] un triunfo sobre las ideas más oscuras y retrógradas”.   

 

 

 

 

Hace ya 170 años, en la calle de Paula —hoy Leonor Pérez—, nació un niño que estaba destinado a convertirse en el más universal de todos los cubanos. Su extraordinaria inteligencia le permitiría saltar por encima de los límites que su humilde cuna le trazaba; conquistar la amistad y el aprecio del poeta y maestro Rafael María de Mendive, director primero de la Escuela de Instrucción Primaria Superior Municipal para Varones y después, del colegio San Pablo, en cuya casa era como un hijo y en cuya escuela pudo estudiar la enseñanza media, para luego, ya en España, realizar sus dos carreras universitarias—Derecho y Filosofía y Letras—, y a lo largo de toda su vida adquirir una vasta y variada cultura.

José Martí: un cubano a prueba de grilletes... a prueba de grilletes... Estoy segura de que bien sabes que nuestro Martí, casi un niño, fue condenado a trabajos forzados y que cada día, con grilletes y cadenas, caminaba desde el presidio en La Punta hasta las canteras de San Lázaro antes del amancer y desde estas de nuevo hacia el presidio ya en la noche... Está claro por qué “a prueba de grilletes”; pero ¿de quién es la frase que así lo cataloga? Pues, te cuento: cuando Martí, decidió entregar su vida a la causa de la independencia de Cuba fue seguido con entusiasmo por muchos, pero no por todos. Algunos dudaban de que pudiera conducirlos a una nueva guerra quien aún no había combatido en el campo de batalla. Sin embargo, Máximo Gómez Báez confió en Martí y su confianza estimuló la de muchos otros. Así lo expresó, tan temprano como en septiembre de 1882, en carta al patriota Fernando Figueredo Socarrás: "Yo opino, como amante leal y desinteresado de la independencia de Cuba, que no debe darse un paso que pueda desconcertar los trabajos iniciados con tan buen éxito con Martí. Cualquier ligero desacuerdo en las formas, eso no implica nada, lo que se busca en asuntos tan serios y graves es el fondo. —¿Quién es Martí para atreverse a tanto?, pensarán algunos y yo les digo: 'un cubano a prueba de grilletes por ser cubano cuando apenas tenía bigotes'”. He ahí una buena credencial "¿Qué no se ha batido en los campos gloriosos de la patria? Pero puede batirse ¿Y acaso solamente los que tiran tiros pueden y deben ser los depositarios de la confianza pública? Pobres entonces y dignas de compasión las naciones donde los hombres razonan de semejante modo". En esas palabras del Generalísimo podrás, sin duda, hallar el espíritu de este libro.

“(…) He estado enfermo, y me atendieron
muy bien la cubana Paulina, que es negra
de color, y muy señora en su alma (…)”

 

José Martí

“Martí,
Te quise como madre, te reverencio como
cubana,
Tú fuiste bueno: a ti deberá Cuba su
Independencia”.

Este libro representa una pequeña parte del heroísmo de que han hecho gala por siempre las mujeres cubanas, fieles defensoras de la soberanía de la Patria y luchadoras sin descanso, hombro con hombro, afrontando el peligro con valentía y decisión. También están presentes las autoras de este libro, que dieron el paso al frente, que no repararon en esfuerzo y sacrificio y que contribuyeron de un modo importante al entrenamiento y organización de las mujeres en los años iníciales de la Revolución.

 

 

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