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 Esta obra recorre tiempos en que la joven nación angolana enfrentaba la voracidad de poderosas fuerzas enemigas representadas en la alianza de la Sudáfrica racistas y el vendepatria Savimbi, apoyadas por la principales potencias imperialistas. El autor, al contar la historia de Aquellos días en el recuerdo estremecedores episodios, desvela el tesonero empeño de los asesores militares cubanos, junto a las fuerzas armadas de la República de Angola en el periodo 1981-1983. 

 

Tiene un valor histórico que realza el recuerdo de tan gloriosa epopeya escrita con la sangre de cientos de miles de combatientes internacionalistas cubanos, codo a codo con sus hermanos angolanos.

 

En una de  las crónicas de este libro, el autor expresa: “Como en la guerra uno comprende sin dilaciones que la muerte puede estar a la vuelta de la esquina, una de las reglas de oro era dejar de escribir un testimonio para hacerlo mañana...”, escrita a la memoria de los colegas, que cumpliendo su deber internacionalista no regresaron y como homenaje a los que reportaron, desde Cuito Cuanavale, la verdad de cuanto sucedió en los meses en que Sudáfrica y la Unita amenazaron la seguridad del proceso revolucionario angolano. Las vivencias del autor, por toda la isla, a través de las páginas de Granma¸ y otras que escribiera posterior a los hechos, aparecen aquí, testimonio en el que, si asomó alguna vez el temor y la añoranza, venció el arrojo y la heroicidad de los combatientes angolanos y cubanos.

 

Un reportero recorre durante varias semanas el frente de batalla en el sureste angolano. Los testimonios de combates terrestres y aéreos, el peligro de las caravanas, el cruce del río Cuito y misiones en el territorio enemigo, se suman a sus experiencias en la primavera de 1988. Escrito y fotografiado desde abajo, desde el soldado, el piloto, el oficial y el jefe en el campo de batalla, en este libro el lector escuchará y verá con sus propios ojos a  los héroes de Cuito Cuanavale, esos sencillos combatientes angolanos y cubanos que contribuyeron, con su valor y su sangre, a forjar aquella indiscutible victoria, calificada por el líder africano Oliver Tambo como “el Waterloo de Sudáfrica”.

Esta obra hace especial énfasis en la organización y realización de la actividad político-ideológica como base fundamental de la victoria.

Narra sucesos que, como refiere Sam Nujoma, presidente fundador de la República de Namibia que evocan bayonetas, bombardeos, viviendas incendiadas, muertes y helicópteros rociando fuego sobre heridos, mujeres y niños inocentes, al tiempo que resalta el acto de inmenso coraje de los internacionalistas cubanos en Tchamutete, en defensa de los refugiados en el más grande campamento namibio en territorio angolano. Muchos de estos combatientes que arribaron a Cassinga, prácticamente, a pecho descubierto. Su entrega es una muestra de amor infinito, justicia e internacionalismo, que debe conocer la humanidad.

 

«¿Quién es el último?», pregunté en la cola del Banco Popular de Ahorro un día a finales de 2012. «Es el piloto, viene ahora para acá». «¿Qué piloto?» «El Chino, el de Cangamba». «Bueno, yo quiero conocer a ese compañero», le agregué a mi atento interlocutor. Al poco rato llegó un hombre blanco, achinado, de más de un metro y setenta centímetros de estatura y canas asomadas por debajo de la gorra. Se presentó como Julio Chiong Almaguer, alias El Chino. Me identifiqué y nos dimos un abrazo como viejos amigos. A partir de ahí comenzaron nuestros intercambios que, en el propio banco, en la panadería, en los parques del reparto o en la calle, fueron cotidianos. Inicialmente compartimos anécdotas de piloto a piloto. Pero, con el decurso del tiempo las vivencias del Chino trascendieron a las personales; entonces, más que escucharlas, comencé a profundizar en ellas. Le eché mano a papel y lápiz, elaboré minuciosos cuestionarios y lo entrevisté hasta el cansancio.

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