Mauricio Claver Carone, el Lester Mallory del siglo XXI. (I)
En diciembre de 2024, Donald Trump informó que lo había designado como Enviado Especial del Departamento de Estado para América Latina. Su misión sería ordenar el subcontinente y frenar el caos y la anarquía que se habían apoderado de las fronteras estadounidenses, en referencia a la inmigración ilegal y el tráfico de drogas. Con prepotencia y abierto desprecio por nuestra región anunció Trump el nuevo cargo de Mauricio Claver Carone.
Hijo de cubana y español, Carone es abogado y se formó en prestigiosas universidades norteamericanas. En los últimos 20 años, ha estado detrás de lo peor de la política de EEUU hacia Cuba, ya sea desde organizaciones no gubernamentales y grupos de cabildeo anticubanos o desde el gobierno estadounidense.
Así, apoyó la campaña contra el regreso de Elián González a nuestro país, a inicios de siglo, y se opuso al cambio de política de Barack Obama hacia la Isla. Al frente de grupos de presión o cabildeo como Cuba Democracy Advocates y el poderoso US-Cuba Democracy PAC, ha tenido un papel de relevancia en cuanto a mantener inamovible o recrudecer la política contra la Revolución cubana en el Congreso y el Gobierno de EE.UU.
En el primer mandato de Trump (2017-2021), orquestó el retorno de la línea más agresiva y peligrosa contra Cuba y Venezuela, que incluyó opciones militares (ver artículos de 16 y 17 de abril en el sitio).
Pendientes de ver cómo y a quién más pretenden EE.UU y Carone ordenar, una cosa parece obvia: Panamá ha sido quizás la primera víctima de ese proceso injerencista, tras un acuerdo que permitirá a las tropas yanquis el acceso a tres instalaciones militares y la construcción de otras temporales, para operaciones reales, ejercicios y entrenamientos. Se trata de tres de las bases que el Comando Sur ocupaba, mientras tenía su sede en Panamá.
Dicen que por decisión propia, además, el gobierno panameño decidió abandonar la iniciativa china de la Ruta y la Seda; por último, deberá facilitar de manera expedita y gratis el tránsito de buques de guerra yanquis por el canal, a tono con el esfuerzo Trumpista de recuperar el control de la vía interoceánica, a la cual no tiene derecho ni legal ni geográficamente.
Resulta paradójico que las mismas tropas que invadieron el istmo en diciembre de 1989 provocando la muerte de cuatro mil civiles inocentes, sean hoy las que reforzarán su presencia allí para protegerlos de la invasión y el peligro que representa China, según la Administración Trump. Sobre el tema, Claver Carone afirmó el 31 de enero último que la influencia china en el canal era una amenaza para la seguridad nacional de EEUU, de Panamá y de la región.
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