Las pepitas de oro del profe Osmel
La magia de la enseñanza reside en la capacidad de inspirar a generaciones futuras, sembrar semillas de sabiduría y encender la chispa del conocimiento. ¿Qué métodos utiliza entonces un educador que, bajo estos preceptos, influye en la vocación de sus alumnos por el magisterio?
Hace algunos meses en entrevista a Verde Olivo (https://www.verdeolivo.cu/es/noticias/entrevistass/el-secreto-carlitos-ensenar-cercania-pasion ), un joven profesor de Química, de la Escuela Militar Camilo Cienfuegos de Mayabeque (EMCC), respondió esta interrogante con un nombre: «Osmel Hernández Llano. Fue mi guía para interesarme por la especialidad que hoy me enamora».
Nos acercamos entonces a quien estimuló en muchos estudiantes la pasión por la materia que imparte. Sus palabras destilan un aura de compromiso, esmero y admiración hacia su labor. «Todos los alumnos desde la infancia hasta la madurez buscan un mentor que los inspire, les brinde un modelo a seguir», refiere el profesor Osmel.
Y precisamente de este modo lo ven los camilitos que en los últimos once años han transitado por la EMCC de Mayabeque. Tal vez porque como él mismo afirma «Los maestros a los que les gusta la profesión le ponen el extra».
De ese esfuerzo adicional resultó que en un curso, 15 de sus alumnos optaran por estudiar Química. «Fue llamativo en aquel momento y creo que es la recompensa a la entrega».
Por eso asume que cada clase es una obra de arte. «Los conocimientos que siembras se arraigan como semillas que germinan».
A menudo él pensaba: ¿Cómo sería el retorno a la misma escuela de quienes fueron sus alumnos, pero en otro rol? Poco a poco lo ha experimentado. «El impacto de tenerlos aquí nuevamente es hermoso, aunque extraño porque te siguen viendo como si fueras el maestro. Lo manifiestan de ese modo por mucho que te empeñes. Lo principal es que estoy contento de haberles generado esa motivación. Dentro de algún tiempo son ellos los que formarán a otras generaciones para garantizar la continuidad en la educación cubana».
En este sendero Osmel fortalece su pasión por la enseñanza. Sin embargo, él sabe que el magisterio no es fácil y que, aunque a menudo se percibe como una profesión desafiante, deviene vía eficaz para salvaguardar la nación. «José de la Luz y Caballero, uno de nuestros grandes pedagogos advirtió que «preparar a los futuros maestros, desde su formación, es garantizar la continuidad de este legado», afirma.
El profesor Hernández también reflexiona sobre lo que le satisface en medio de las limitaciones. «Los que pertenecemos a una generación marcada por escaseces aprendimos a encontrar la plenitud de otras maneras. Por ejemplo, me colma de alegrías que una alumna participe en el concurso nacional de la asignatura que imparto. Esas pequeñas victorias son las que avivan mi pasión.
»Otros placeres los experimento en la cátedra, mediante el compañerismo, con las emociones de cada uno de nosotros. Dicen que entre las hojarascas hay pepitas de oro y siempre opto por buscarlas».
Consciente de que en la vocación que se transmite a los alumnos resalta el amor y el impacto duradero de este, Osmel afirma: «La inspiración de los estudiantes radica en el maestro que tuvo. No puede ser forzado, es un lazo que permanece cuando los jóvenes son testigos de ese ímpetu, esa voluntad genuina por enseñar, entonces se enciende una chispa que perdura»
Él es un ejemplo. Permanece en la EMCC de Mayabeque, de la cual es fundador, y cuando estuvo alejado por un año precisó retornar. Afirma que seguirá formando a futuros ingenieros, médicos, arquitectos y demás profesionales. Así dejará una huella imborrable en la vida de sus alumnos.
Comentarios
En este sitio no se admiten comentarios que violen, incumplan o inciten a romper legislaciones cubanas vigentes o atenten y dañen el prestigio de alguna personalidad o institución, así como tampoco aquellos que contengan frases obsenas, groseras o vulgares. Verde Olivo se reserva el derecho de no publicar los comentarios que incumplan con las normas antes expuestas.