Todos conocemos la importancia de vacunarnos pero, ¿sabemos quién introdujo la vacunación en nuestro país? Tomás José Domingo Rafael del Rosario Romay y Chacón fue quien administró por primera vez las vacunas en Cuba. Por sus acciones preventivas se le considera el primer higienista nacional.

Nació el 21 de diciembre de 1764 en la calle Empedrado No.71 entre Compostela y Habana en la Habana Vieja. Fue conocido en el gremio científico como el doctor Tomás Romay y considerado, además, como el Hipócrates cubano.

Se tituló como bachiller en medicina en 1789, una época en la que la profesión de médico no era apreciada por causa de los grandes deméritos y deficiencias que estos mostraban en sus prácticas clínicas.Por lo que un diplomado de la carrera de medicina no podía ejercer la profesión hasta llegar a cumplir un postgrado de dos años de prácticas tutorado por un médico experimentado.

Luego,debía presentarse a examen ante el Real Tribunal del Protomedicato donde alcanzaría entonces el derecho al uso y ejercicio de la medicina. El 12 de septiembre de 1971, Romay se convirtió en el trigésimo tercer graduado de Medicina en Cuba.

Su labor más meritoria y la que lo inmortalizó en la historia de la ciencia cubana, fue haber introducido y propagado la vacuna en Cuba a partir de febrero de 1804. La inspiración de este aporte fue la existencia de una epidemia de viruela, iniciada en diciembre de 1803.

En Cuba la vacunación era conocida simplemente como “inoculación” y se practicaba a partir de la experiencia europea. En 1802, los médicos cubanos conocieron del procedimiento que utilizaba el pus de viruelas vacunas o viruela bovina,y por ello se denominaba “vacunación”.

Por encomienda de la Sociedad Patriótica, Romay comienza desde 1803 su campaña por extender el procedimiento y viaja al interior de la Isla con la intención de encontrar e investigar el virus y luchar contra los partidarios de la “inoculación”, quienes obtenían ganancias y afirmaban que la vacunación resultaría ineficaz.

Para probar lo contrario, Romay acudió a una demostración pública arriesgando la vida de dos de sus hijos —previamente vacunados— a quienes utilizó como sujetos de prueba para vencer los temores, dudas y vacilaciones respecto a su efectividad.

El 26 de mayo de 1804 llegó a La Habana una expedición española enviada para introducir la vacuna en varias colonias hispanas, cuyos integrantes quedaron sorprendidos al comprobar que ya la vacuna se había propagado en el país gracias a Romay, quien la estaba aplicando con éxito desde el 12 de febrero.

Crean entonces la Junta Central de Vacuna el 13 de julio de 1804 para sistematizar esta práctica y designan a Romay presidente y secretario facultativo. Su labor al frente de esta institución resulta decisiva para que, a fines del siglo XIX, la viruela pasara a ser una enfermedad poco común en Cuba; pues  se manifestó a favor de la vacunación múltiple de cada individuo y de que se decretara su obligatoriedad para toda la población.

Falleció a los 84 años, víctima de cáncer, en la madrugada del 30 de marzo de 1849 en su hogar, en La Habana.

De precursores como Tomás Romay, viene la estirpe que hoy caracteriza al cuerpo de científicos y médicos cubanos, para orgullo de nuestra patria.