Lágrimas de dolor
La política de terrorismo de estado perpetrada contra Cuba mediante acciones, en la mayoría de los casos organizadas y propiciadas por autoridades de los Estados Unidos, es responsable del luto y dolor de muchas familias en nuestra isla.
Sabotajes y destrucción de objetivos civiles; ataques piratas contra instalaciones costeras, embarcaciones pesqueras y naves mercantes; atentados contra instalaciones y personal cubano en el exterior incluidas sedes diplomáticas, oficinas de aviación y naves aéreas; instigación a elementos subversivos a través de emisoras de radio, televisión y redes sociales para realizar actos de esta naturaleza contra centros de producción y servicios, han sido las modalidades empleadas.
Crimen de Barbados
Cincuenta y cuatro minutos después de despegar del aeropuerto internacional Seawel de Barbados, justo a las 12 y 23 del mediodía del 6 de octubre de 1976, una explosión conmovió a tripulantes y pasajeros del DC-8 de la aerolínea de Cubana de Aviación que realizaba el vuelo CU-455 rumbo a Cuba con escala en Jamaica.
Tras la detonación de un explosivo, el incendio; luego el estampido de un segundo artefacto y en pocos minutos la nave cayó al mar, cerca de una playa a la vista de bañistas y pescadores.
No hubo sobrevivientes; 73 muertos, 57 cubanos, 11 guyaneses y cinco norcoreanos. Apenas ocho cadáveres se pudieron recuperar e identificar a partir de técnicas forenses porque estaban muy fragmentados.
En el vuelo se encontraban 24 integrantes del equipo juvenil de esgrima de Cuba, ganadores del Campeonato Centroamericano y del Caribe. Subieron también procedentes de Trinidad y Tobago jóvenes guyaneses que viajaban a la Isla para estudiar Medicina, una delegación oficial de la República Popular Democrática de Corea y otros 10 tripulantes de Cubana de Aviación.
Entre los viajeros que desembarcaron en Granada estaban Freddy Lugo y José Vázquez García, nombre del pasaporte falso de Hernán Ricardo Lozano, quienes dejaron escondido en la cabina de pasajeros los explosivos C-4 con un detonador para que estallara el avión.
Las medidas aplicadas al abordar la nave, de no aceptar carga o correo, ni equipaje sin acompañante, chequear el equipaje de mano y revisar si los pasajeros iban armados, no estaban preparadas para detectar sustancias explosivas en las personas. Esta situación la aprovechó la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA, por sus siglas en inglés) al planificar el sabotaje.
Reiteradas denuncias de Cuba en Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad en estos 46 años transcurridos han demostrado la responsabilidad de los autores materiales Freddy Lugo y Hernán Ricardo; de Orlando Bosch Ávila y Luis Posada Carriles como planificadores del crimen y de la CIA, financista y protectora de sus confesos agentes asesinos.
Juicios amañados, absoluciones inexplicables y condenas incumplidas, son evidencia de la impunidad concedida por los Estados Unidos a estos terroristas. Bosch y Posada, por ejemplo, murieron de viejos en Miami protegidos por las organizaciones extremistas que crearon y por la CIA.
La comisión investigadora y el perito cubano Julio Lara demostraron con numerosas pruebas que el DC-8 cayó al mar a consecuencia de dos explosiones: una, localizada entre las filas de asientos 7 y 11 y la otra, en el baño trasero de la cabina de pasajeros, que derribó la nave.
El 14 de octubre los pocos restos de los cubanos que pudieron ser rescatados fueron trasladados a La Habana y velados en la base del monumento situado en la Plaza de la Revolución José Martí, donde más de un millón de personas le rindieron homenaje en representación del pueblo.
En el acto de despedida a las víctimas, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz pronunció un enérgico discurso donde dio a conocer el coraje del pueblo cubano y su dolor ante esta pérdida: “¡Nuestros atletas sacrificados en la flor de su vida y de sus facultades serán campeones eternos en nuestros corazones! ¡Nuestros tripulantes, nuestros heroicos trabajadores del aire y todos nuestros abnegados compatriotas sacrificados cobardemente ese día, vivirán eternamente en el recuerdo, en el cariño y la admiración de nuestro pueblo! ¡Una patria cada vez más revolucionaria, más digna, más socialista y más internacionalista será el grandioso monumento que nuestro pueblo erija a su memoria y a la de todos los que han caído o hayan de caer por la Revolución!”.
“No podemos decir que el dolor se comparte. ¡El dolor se multiplica! expresó más tarde el Comandante en Jefe. Millones de cubanos lloramos hoy junto a los seres queridos de las víctimas del abominable crimen. ¡Y cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla!”.
Desde entonces cada 6 de octubre se conmemora el Día de las Víctimas del Terrorismo de Estado y se les rinde homenaje a los más de tres mil cuatrocientos compatriotas fallecidos como resultado de las agresiones de Estados Unidos.
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