El 5 de mayo de 1988 arribé a la unidad de tránsito para oficiales de Loma Blanca, a los pies de las Tetas de Managua y próxima a la vía que une a esta con Santiago de Las Vegas. Lo hice vestido de civil como estaba establecido, y con algunas pertenencias en mi maleta soviética; después de 15 días en mi casa y sólo 10 meses tras mis estudios de piloto en Kremenchug, Ucrania.

Por allí encontré a Gomero (Reinaldo Rodríguez Gomero, subtte como yo) de mi curso. Nos entregaron la ropa de cama y una maletica de vinil con vestuario civil, calzado, prendas interiores, aseo…, y fuimos ubicados en un dormitorio de iniciantes en las misiones. En otros estaban los que llegaban de pases; y en el de mayor júbilo y bulla dormían los combatientes que ya habían concluido su estancia en el África.

Al otro día llegó el resto de los compañeros: 4 copilotos, como nosotros; 3 jefes de nave y 2 técnicos de vuelo. Todos de helicópteros Mi-17 pertenecientes al Regimiento de Camagüey.

En esa misma jornada, por la tarde informaron que el vuelo demoraría y que los compañeros más cercanos podían ir a sus casas o de familiares. Casi todos los de nuestra condición corrieron loma arriba para la parada.

Unos exclamaban que iban hacia la autopista en dirección a Villa Clara, Camagüey. Gomero y yo, un poco distantes de Baracoa y Campechuela, nos quedamos allí engorrionados debajo de los mosquiteros; expuestos a los metemiedo, aquellos que contaban relatos sobre minas, cobras, leones, derribo de helicópteros y aviones en Angola. El día 8, ante tanto aburrimiento y huyendo de esos  que contaban, invité a Gomero a casa de unos parientes míos en Managua; donde pasamos un buen rato de tragos, comida y charlas.

El 9 por la tarde avisaron urgente que saldría un avión nocturno. Pero como aquello estaba vacío, solo Gomero y yo junto a otros 4 oficiales salimos en la guagua hacia Boyeros. Al arribo encontramos como a 140 reclutas del SMG quienes completarían el vuelo.

Y antes de la medianoche despegamos hacia Angola en un IL-62 de Cubana, arribando el siguiente día en horas de la tarde. De esa forma comenzamos a formar parte de la Operación Carlota, iniciada el 5 de noviembre de 1975.