Avanza indetenible, uniformada, con el ímpetu heredado de sus predecesores. Navegó en un yate optimista e inscribió a su llegada una fecha donde unió para el presente y futuro, los mayores sueños de un pueblo, que nunca dejó morir los sacrificios de Céspedes, Agramonte, Maceo, Gómez, Martí…

Nació como Ejército Rebelde y con la incorporación de campesinos, obreros y jóvenes se fortaleció en la lucha para convertirse en las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), orgullo de la Patria, que cimentó la continuidad histórica de varias generaciones de cubanos, en su batalla por alcanzar nuestra definitiva independencia.

Desde entonces, la institución armada, acompaña al pueblo como parte indisoluble de él, responde por la preparación de los ciudadanos para la defensa; por ello resulta memorable la instrucción con la que miles de milicianos combatieron a las bandas contrarrevolucionarias y que antes, en abril de 1961, en menos de 72 horas, vencieron la invasión mercenaria por Playa Girón; y cuando la humanidad se vio más cerca que nunca de una guerra nuclear durante los días de la Crisis de Octubre, ahí estuvieron, en primera fila nuestros oficiales, para preservar la paz de los cubanos.

Con esa misma ejemplaridad y patriotismo han cumplido disímiles misiones internacionalistas en Angola, Etiopía, Nicaragua…defendiendo otras tierras como si fuese propia. Y es que las FAR han estado presentes en momentos de graves desastres naturales sufridos por el pueblo, de igual manera sus integrantes se desempeñan en campañas de higienización y otras tareas, porque la defensa de la Revolución no ha obviado jamás el papel de la institución también en la vida económica, política, científica y cultural del país. Múltiples de ejemplos demuestran nuestra diaria integración al proceso revolucionario cubano; de ellos sobresale el Ejército Juvenil de Trabajo, insertado en la estratégica producción agrícola destinada a la Mas, aunados en la definición de que nuestro Ejército es el pueblo uniformado, cada cubano digno y revolucionario acompaña la marcha de las gloriosas fuerzas armadas cubanas.

Hoy, el alcance de las FAR en la sociedad, su papel de escudo infranqueable y garante de la Revolución Cubana  nos vuelca, sin olvidar los fusiles, hacia la salud, la política, la ideología…Por eso validamos la eficacia de un nuevo modelo económico y social en tanto rechazamos virilmente el recrudecimiento del bloqueo.

Mientras, permanecen los médicos formados en las filas de las FAR batallando desde los hospitales militares frente a la pandemia que nos azota. También los investigadores, desde el Centro de Investigaciones Científicas de la Defensa Civil, absortos en desbrozar los caminos de la salud para el bien común.

Y si el bienestar de Cuba supone más, entonces está planteada la concepción estratégica de la Guerra de todo el pueblo donde cada  revolucionario tendrá un medio, una forma y un lugar para defenderse como soldados de un ejército al que pertenecemos todos.