El iniciador sigue vivo

27 de Febrero de 2024

El primero que liberó a sus esclavos y marchó al combate con el grito de ¡Viva Cuba Libre! Ilustración: Tomada del periódico Juventud Rebelde.

En la Sierra Maestra, finca San Lorenzo, aún retumba el eco de fusilería que dejó sin vida a Carlos Manuel de Céspedes López y del Castillo el 27 de febrero de 1874, sorprendido por una columna de españoles que llegó hasta allí por una delación.

 

La muerte en el fondo de un barranco trajo consigo su inmortalidad. El cadáver del iniciador de la gesta independentista en la Isla fue trasladado a Santiago de Cuba donde tuvo tres enterramientos.

 

El primero en una fosa común señalada con una piedra. Cinco años más tarde los restos fueron exhumados y sepultados secretamente en el patio central de la necrópolis.

 

El 7 de diciembre de 1910 quedó inaugurado en el Cementerio Santa Ifigenia el monumento dedicado al Padre de la Patria donde se le ofreció digna sepultura; lugar sagrado en el cual los cubanos rinden homenaje al hombre, al héroe de exquisita cultura que no dudó en dejar la pluma para empuñar las armas libertarias de la nación que inició el 10 de octubre de 1868.

 

Los campos insurrectos conocieron el arrojo y valentía de quien dejó atrás las comodidades de la vida para llegar a convertirse, con su desempeño, en el primer presidente de la República de Cuba en armas.

 

La impronta del Padre de la Patria marcó el principio de la guerra. La impactante personalidad que le distinguió fue imán para nuclear en torno suyo a una heterogénea masa de terratenientes, intelectuales, campesinos, esclavos y pueblo en general. Pronto su nombre cruzó las fronteras de la isla y el mundo identificó en él al Libertador de Cuba.

 

El hombre que profetizó la Revolución dando inicio a un proceso insurreccional sin fin, cumplió con su determinación de morir antes de caer prisionero.

 

El 10 de octubre de 2017 fueron inhumados sus restos y los de Mariana Grajales, la Madre de la Patria, con el objetivo de ubicarlos en el área patrimonial central del cementerio Santa Ifigenia de Santiago de Cuba; donde se encuentran los del Apóstol Nacional de Cuba José Martí y posteriormente fueron ubicadas las cenizas del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana Fidel Castro.

 

A partir de entonces, unidos por la historia patria, cubanos y extranjeros les rinden tributo, sabiendo que la Revolución es una sola, que inició Carlos Manuel de Céspedes en 1868 y continúa hasta nuestros días.

 

Fuentes consultadas

 

Revista Verde Olivo, número 2, abril de 2019.

  • Céspedes descansa hoy junto a una triada histórica que enorgullece el sueño de una nación emancipada. Foto: Ariel Cecilio Lemus Álvarez de la Campa.

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