Honores desde el cañón
Un sonido surca el espacio. Rápidos movimientos de hombres con la técnica aseguran el próximo disparo hasta completar 21. El ritmo de fuego se mantiene. A los habitantes más cercanos no les sorprende el estrépito, es habitual por estos días de conmemoración a los cuáles antecede el aviso.
Los jóvenes que ejecutan el tiro —al compás de las notas de nuestro Himno Nacional—, sienten que en esa pólvora hay más que homenaje. Las fechas que las motivan son también un llamado a construir sueños, una señal lanzada al viento como expresión de compromiso con la historia de Cuba.
Este tipo de ceremonia se ejecuta como los máximos honores que se rinden; refrendados en los reglamentos militares, particularidades y usos. Se desarrolla en conmemoración de fechas de profundo contenido patriótico y de interés estatal, en el recibimiento de jefes de Estado y de Gobierno y delegaciones extranjeras; así como a personalidades, destacamentos navales o de armas, buques escuelas o insignias de otros países.
El saludo naval con cañones, por su parte, se relaciona con el que ejecuta en tierra, la artillería terrestre de campaña. Por sus vínculos, concordancia y unificación, se estableció que ambas costumbres fueran con 21 cañonazos, normados y convertidos en práctica internacional mediante tratados.
Leyenda de cañonazos
Resulta singular que en casi todos los países del mundo, cuando se realizan ceremonias con salvas de artillería, la cantidad de disparos sean 21 o 101, pero nunca un número entero. Esta tradición tiene su historia.
Varias fuentes indican el origen en la ciudad alemana de Augsburgo, Baviera; cuando se realizaron los preparativos para la recepción del Emperador Carlos V.
Al arribo del soberano debía ejecutarse —según crónicas de la época —, una salva de 100 cañonazos. Tras la prolongada serie de estampidos el oficial encargado de la operación, equivocado en su cuenta, ejecutó uno más.
Una ciudad vecina supo del 101 disparo y para no ser menos, al recibir a su vez al monarca, hizo la misma cantidad. De este modo, la tradición pasó de ciudad en ciudad y, convertida en costumbre, no tardó en ser imitada por todas las naciones.
Lo cierto es que la repetida práctica, tal vez por el tiempo que demandaba la operación o por razones de economía, disminuyó a 21, conservándose el cañonazo impar agregado por aquel artillero.
Otros libros atestiguan el inicio de esta experiencia en el siglo XIV, cuando los cañones solo podían dispararse una vez. Entones el modo que tenían los navales para demostrar sus intenciones pacíficas era descargando su artillería. Para ello saludaban disparando siete cañones al mismo tiempo, dejándolos sin posibilidades de ataque, y los cañonazos se contestaban desde el puerto con igual número de disparos.
Con el advenimiento de las baterías terrestres que podían disparar tres tiros, el saludo pasó a ser de 21; haciéndose tronar tres veces consecutivas los siete cañones.
En Cuba, como en otras naciones, existen fortalezas destinadas y utilizadas como Estaciones de Saludos. Cuando un buque de guerra extranjero entra a un puerto y no existen espacios para devolver el saludo al visitante, se han empleado las baterías de costa o de campaña.
Saludo respetuoso a la historia
El saludo con salvas de artillería se fundamenta en el surgimiento de las normas de cortesía. Su curioso origen dio lugar a las buenas relaciones e institucionalización del sistema de protocolo de modo universal.
Con el tiempo, la ceremonia de 21 cañonazos se fue adoptando internacionalmente, previa consideración de los usos y tradiciones de cada país.
Desde 2005, en Cuba se disparan las 21 salvas en tres momentos que honran la historia de la Patria: el 28 de enero en conmemoración al natalicio de José Martí; en abril —a propósito de la declaración del Carácter Socialista de la Revolución Cubana y la victoria de Playa Girón—; y en ocasión de la celebración del triunfo de la Revolución, cada Primero de Enero.
Es una actividad ceremonial establecida por orden del Consejo de Estado e Indicaciones del viceministro jefe del Estado Mayor General, puede estar presente en recibimiento de Jefes de Estado y de Gobiernos y otros actos que por su trascendencia e importancia así lo requieran.
Como parte de la preparación de la ceremonia militar Saludo de Artillería, los integrantes de la batería de salvas realizan entrenamientos intensivos para lograr la cohesión. La preparación del personal incluye entrenamientos, prácticas parciales y general.
Los jóvenes implicados en dicha ceremonia demuestran la maniobrabilidad con la técnica, los conocimientos y destrezas que les permiten situar las piezas para ejecutar los disparos; ello indica respeto a la Patria y a nuestros mártires.
Fuente consultada:
Ayuda metodológica para la preparación y realización de la Ceremonia Militar Saludo de Artillería. Dirección de Artillería de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, 2017.
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