Gladiadores en el combate por la vida

31 de Agosto de 2021

Preparando las condiciones para hacer el PCR. Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera

 

El mundo entero lo supo. El paciente, con su gratitud, se encargó de divulgarlo. Era uno de los extranjeros que contrajo el coronavirus SARS-CoV-2, y en los primeros días de abril regresaba a su país sano y a salvo. “¡Gracias Cuba!”. “¡Viva Cuba!”, decía una y otra vez, mientras salía de alta en el Hospital Militar Doctor Fermín Valdés Domínguez, en la oriental provincia de Holguín.

 

Michael Glosheter es canadiense de 57 años de edad, y en su condición de turista, palpó la belleza del paisaje cubano, pero como paciente aquejado de una desconocida y letal enfermedad, vivió su propia experiencia acerca del valor humano del personal y la calidad de los servicios de salud en la Isla caribeña.

 

Había llegado a ese territorio nacional el 14 de marzo, con reservación en el Hotel Río de Oro, del municipio de Rafael Freyre. Dos días después evidenció síntomas que motivaron su ingreso en el centro de aislamiento Villa El Cocal. Al ser diagnosticado como positivo al nuevo coronavirus fue el primero identificado en la provincia del Holguín y el onceno paciente confirmado en Cuba.

 

Los médicos que lo atendieron informaron que se mantuvo en estado grave durante varios días, pero el rigor de los tratamientos y su colaboración fueron determinantes en la recuperación de Michael.

 

La coronel Milagros Mekin Guerra, especialista de primer y segundo grados en Medicina Tradicional y Natural, máster en Medicina Bioenergética y Natural, Profesor Auxiliar y directora del Hospital Militar Doctor Fermín Valdés Domínguez, nos trasmite algunas vivencias profesionales.

 

Una mujer muy sensible y abnegada, que no habla de un caso en especial, pero sí del trabajo en colectivo. “Ha sido decisiva la creación de los grupos de expertos para el análisis de cada caso; el personal de la salud, y en especial los médicos, saben que a la hora de avaluar un caso es muy importante conocer varias opiniones, porque se trata de la vida del paciente. De este modo, intercambiamos conocimientos, criterios y experiencias, apegados siempre a las exigencias de los protocolos.

 

“No quiero dejar de mencionar que, para el desempeño exitoso de esta tan honrosa tarea, ha sido fundamental la asesoría colaboración que prestan médicos, licenciados en enfermería y tecnólogos de otras instituciones de salud de la provincia.

 

Asimismo, la ayuda incondicional, solidaria e inmediata de los combatientes de la Región Militar de Holguín, los cadetes de medicina y otras unidades del Ejército Oriental, quienes nos muestran su entrega, disciplina, profesionalidad y altruismo”.

 

Esa institución asistencial forma parte de los centros hospitalarios de los Servicios Médicos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), que tan necesaria labor han desempeñado en el enfrentamiento a la covid-19 en Cuba.

 

Las instituciones militares han dado mucho más que un paso al frente

 

El primero de junio, en la reunión el grupo temporal de trabajo para la prevención y el control del nuevo coronavirus, que habitualmente presiden el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, y el Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz, los Servicios Médicos de las FAR rindieron cuenta sobre la participación de esas instituciones en el enfrentamiento a la covid-19, luego de la decisión del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido, de que se incorporaran seis de los hospitales militares del país y dos puestos médicos de salud territorial.

 

Según reseñó el sitio web de la Presidencia, se habilitaron 1240 camas de hospitalización, de ellas 110 para la atención del paciente crítico y grave.

 

Más de tres mil personas han participado, entre médicos, estomatólogos, enfermeros, técnicos, estudiantes de Medicina Militar, soldados y funcionarios civiles.

 

De igual forma, ha participado en 14 ensayos clínicos propuestos por el Minsap y BioCubaFarma, entre los que destacan por sus satisfactorios resultados el empleo del Heberferón Alfa 2B, el péptido CIGB 258 en pacientes críticos, el plasma hiperinmune y más recientemente los estudios relacionados con la estrategia de apoyo sicológico.

 

Luego de esta detallada exposición, el Presidente Díaz-Canel destacó los excelentes resultados en esas unidades de las FAR, así como la modestia de sus trabajadores, que no han escatimado esfuerzos en la noble tarea de salvar vidas.

 

¡Esos jóvenes de verde olivo y batas blancas, cará!

 

A través del teniente doctor Pedro Rafael Aroche de Dios, médico residente de la especialidad de Medicina Intensiva y Emergencia en el Hospital Militar Central Doctor Luis Díaz Soto (Naval), Orden Carlos J. Finlay, veo a los miles de jóvenes de los Servicios Médicos de las FAR que libran una épica batalla contra la covid-19.

 

Adivino en su voz que, en un rinconcito de su diario de campaña imaginario, guarda con mucho cariño los recuerdos que, en medio de la vorágine, ha dedicado a su familia en los largos días de ausencia. Para él, la mayor experiencia de esta misión en las fuertes jornadas, “bien lo vale cuando se trata de salvar una vida, porque con pacientes críticos no puede haber descuidos.

 

Las complicaciones más frecuentes son las bradiarritmias, que consisten en diversos trastornos de la frecuencia cardiaca. “Entonces una enseñanza ha estado en ratificar que, cuando en la terapia intensiva se trabaja en equipo, donde todo el mundo aporta y se organiza adecuadamente, podemos sortear las complejidades, porque en el intercambio constante está el aprendizaje, que es infinito”.

 

El colectivo al cual pertenece lo integran siete médicos, que conforman dos tríos y un jefe. También está el personal de enfermería. Es su segunda rotación por el sistema de trabajo establecido en el área de terapia intensiva, y habla con mucho orgullo de que no han tenido que lamentar fallecidos, pero siempre ha tocado su sensibilidad una paciente habanera, joven —41 años de edad—, Mileydis Santana Guzmán, quien estuvo crítica, con más de veinte días ingresada en esa sala.

 

“Entre sus comorbilidades estaban hipertensión, diabetes, obesidad, Síndrome de Cushing —puede ocurrir debido a la producción excesiva de cortisol por parte de las glándulas suprarrenales—; también tuvo una evolución tórpida, y muy mal pronóstico.

 

“Por su distrés respiratorio aplicamos en ella la ventilación APRV, algo que es normal hasta los siete o diez días, pero en Mileydis fue más tiempo, debido a su gravedad, por lo que fue preciso hacerle la traqueotomía.

 

“Por un lado estaba este cuadro clínico y, por el otro, la familia que pedía, suplicaba que la salváramos. Pese a que estamos adaptados a trabajar con pacientes graves, esto nos creaba una fuerte situación de estrés. En este tiempo de batallar contra la covid-19, el de Mileydis ha sido el caso más angustioso, pero, ¡finalmente se salvó!, lo cual nos crea una gran satisfacción, sobre todo, cuando nos llama, porque mantiene comunicación constante con nosotros”.

 

La teniente coronel doctora Daimilé López Tagle, vicedirectora general de esa institución médica reafirma lo planteado por el joven médico: “Sentimos alegría, una vida salvada y recuperada, cuando incluso las esperanzas parecían perdidas.

 

Esta sensación se tuvo en pacientes con múltiples comorbilidades, tratadas con los productos de la biotecnología cubana, y fue sumamente estimulante verlos recuperados, sonreír y salir contentos de nuestra institución. Esta es una victoria de todo un colectivo, de los que están dentro de la tarea con el paciente y fuera de ella brindándoles apoyo, sugerencias...   

 

“Aprovecho para enviar un mensaje desde las enseñanzas que ha dejado el enfrentamiento a la covid-19: Primero, comprender que, en estas circunstancias, la vida y la salud dependen de la unión de todos frente a un daño no visible, pero real. Segundo, cómo debemos reconocer la necesidad de protegernos frente a enfermedades de trasmisión respiratoria en el entorno laboral, escolar y social, algo palpable, pero nunca lo habíamos experimentado como una necesidad tan vital. Tercero, las vivencias servirán para prepararnos mejor y enfrentar en el futuro contiendas similares”.

 

Ayer en Pakistán, hoy en Matanzas

 

República Islámica de Pakistán fue el escenario —hace 15 años— de la primera misión médica del hoy teniente coronel Juan Carlos Martín Tirado, especialista de segundo grado en Ortopedia y Traumatología y máster en Ciencias.

 

Fue el 14 de octubre de 2005, en las condiciones de destrucción que dejan los terremotos: consultas improvisadas, atención en condiciones de contingencia, horas de desvelo y, sobre todo, cientos, miles de personas necesitadas de esa ayuda solidaria.

 

Organizar, dirigir, crear las condiciones mínimas para la estancia, estuvieron entre las principales acciones para el personal cubano que, aun sin terminar este paso, comenzó por atender a los pacientes.

 

Tres lustros después muchos de sus subordinados aseguran que aquella misión contribuyó a sus condiciones como director, por 13 años, del Hospital Militar Doctor Mario Muñoz Monroy, en la ciudad de Matanzas.

 

Distinto a las vivencias de entonces, Cuba comenzó a prepararse para enfrentar al coronavirus SARS CoV–2, desde mucho antes de que la pandemia llegara a la Isla. “Nosotros —dice—, tenemos los planes desde tiempo de paz; en determinados ejercicios los activamos y, sobre la base de las nuevas experiencias, los vamos enriqueciendo, porque la organización, en cualquier batalla, es esencial”.

 

En la conversación también participa el capitán de los Servicios Médicos, doctor Rubén González Tabares, quien en torno al tema de cuánto ha significado el enfrentamiento a la pandemia, expresa ha sido indispensable una entrega mayor.

 

“Hay que laborar 14 días continuos y estar de guardia prácticamente las 24 horas durante este tiempo. ¿Cuándo sentimos mayor presión? El primer día de trabajo, pues llegamos de nuestras casas un tanto apagados, y de pronto nos enfrentamos a varios pacientes, a veces complejos, no solo por la pandemia, sino por las comorbilidades. Ese impacto inicial es difícil, pero con el paso de las horas la faena se hace más llevadera”.

 

El también especialista de primer grado en Endocrinología valora una situación que ha ido en aumento, los casos asintomáticos al momento de realizar la prueba de rigor, para verificar la presencia del virus: “La mitad de los pacientes no presentan los síntomas en el momento del ingreso, pero vemos que cuando les aplicamos el tratamiento desarrollan síntomas digestivos, propios de los medicamentos. Estos disminuyen con el transcurso de los días y el tratamiento continuado. Ello indica que extremar las medidas de distanciamiento, de higiene y la permanencia en casa, siguen siendo muy importantes”.

 

Durante esta etapa hubo cuatro partos en la institución hospitalaria, uno natural y tres por cesárea, de estas últimas, una era positiva a la covid-19. Está claro que se extremaron las medidas y no hubo complicaciones, ni para la mamá, ni para el bebé. Son de las cosas naturales que pueden suceder en tiempos de contingencias.

 

Atención de excelencia; sino, que lo diga Yaquelín

 

Un total de ¡59 días! estuvo Yaquelín Collado Rodríguez, ingresada en el Hospital Militar Comandante Manuel Fajardo, de Santa Clara. Quizás no la recuerden ni por el tiempo, ni por su nombre, pero sí por el apelativo de la enfermera de Villa Clara. Se habló mucho acerca de su gravedad en varios de los partes del doctor Francisco Durán García, en las habituales conferencias de prensa.

 

Historia con final feliz fue esta, protagonizada en la sala de cuidados intensivos del mencionado centro asistencial, donde tuvieron que mantenerla ventilada por treinta días, elemento medidor de la gravedad de su estado. En dos ocasiones trataron de retirarle los equipos, pero no se pudo.

 

Este es uno de los tantos casos atendidos en los hospitales de los Servicios Médicos de las FAR. A este colectivo pertenece el mayor doctor Wilian Santiago López, máster en Urgencias y Emergencias, especialista en Medicina Interna y Medicina General Integral, profesor asistente y jefe de Servicio de Especialidades Clínicas.

 

Fundador del Contingente Henry Reeve, ha cumplido misiones en Pakistán y la República Popular de Angola, este galeno guarda en su bitácora pericias de trabajo en condiciones difíciles, “pero el enfrentamiento a la covid-19 ha requerido nuestro más esfuerzo, por ser una nueva enfermedad que, a mi juicio, tiene una connotación diferente, porque amenaza a todo el mundo.

 

“La comunidad científica ha dedicado incontables horas de desvelo y empeño con el objetivo de descubrir todo lo referente a este virus y así implementar líneas de investigación y protocolos terapéuticos, que en nuestra institución han tenido, hasta este momento, resultados alentadores. Aplicamos varios de estos protocolos, con rigurosidad, contribuyendo a enriquecer las líneas de investigación de los múltiples medicamentos aplicados.

 

“La pandemia nos ha impuesto un reto: desarrollar un mejor pensamiento científico, y la obligación de actualizarnos constante y oportunamente acerca de todo lo relacionado con la enfermedad, retribuyéndose esto en una mejor atención a los pacientes”.

 

¿Durante este proceso doctor Wilian, en qué momento han sentido mayor presión?

 

—Considero que tres han sido los más importantes: la apertura de nuestro centro para la atención a los primeros casos diagnosticados de una enfermedad desconocida, con un comportamiento tan patogénico y de fácil transmisibilidad, que inevitablemente implica riesgos para el personal destinado a la atención directa de los pacientes; el segundo, el ingreso de un número significativo de niños afectados por la covid-19, lo cual tuvo su mayor expresión al reorganizar otras salas de hospitalización para garantizar la asistencia médica especializada; y el tercero, el ingreso de varios positivos al virus, procedentes del Hogar de Ancianos No. 3, todos de avanzada edad y múltiples padecimientos crónicos con un alto riesgo de complicaciones e índices de mortalidad elevados en el mundo; por lo que requerían una atención médica esmerada y una gran cantidad de recursos materiales y humanos. Afortunadamente, se pudo.

 

¿Y qué decir de Santiago?

 

El coronel doctor Abel Poulot Mendoza, director del Hospital Militar Doctor Joaquín Castillo Duany, de Santiago de Cuba, destaca los resultados de esta provincia en el control de la enfermedades “el gran esfuerzo y dedicación de parte de los integrantes de las tres brigadas médicas, organizadas, capacitadas y motivadas desde el punto de vista político-ideológico para enfrentar la misión dada por nuestro General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido.

 

“La disciplina, consagración, exigencia constante —agrega—, junto a la motivación, el sentido de pertenencia y la dedicación del personal de nuestro hospital y el refuerzo con iguales valores dados por las Direcciones Provinciales de Salud de las Provincias de Santiago de Cuba, Granma y Guantánamo; llevaron al buen desempeño de las brigadas en la Zona Roja y los resultados. En lo personal la jefatura del hospital durante el enfrentamiento a la pandemia, me resultó un aprendizaje más en los métodos y estilo de dirección, en conocimientos incorporados, de procesos y procederes novedosos, tanto asistenciales como de los aseguramientos de todo tipo.

 

¿Cómo reaccionaría su colectivo, sobre todo los más cercanos a la atención directa, cuando sabe que es inminente el deceso de un paciente?

 

—Infelizmente en nuestro hospital tuvimos que lamentar la muerte de tres pacientes. De los 374 ingresados, 76 fueron confirmados y 298 sospechosos; 19 pasaron por nuestra terapia; 10 en condición de graves y tres críticos; en su mayoría en el mes inicial de enfrentamiento a la covid-19. La muerte para los trabajadores de la salud es un dolor profundo que nadie desea experimentar, ya que nuestra misión es, precisamente, salvar vidas.

 

“Contrario a eso, cuando un paciente se ha debatido entre la vida y la muerte, es salvado e incorporado a su familia y la sociedad, es el mayor regocijo para los que decidimos ejercer la más humana de las profesiones”, señala Poulot.

 

Al final de este recorrido, que es una síntesis de todo lo aportado a la salud, no se puede medir con palabras lo hecho porque ha desbordado las expectativas, especialmente en consagración, pero a manera de conclusión podemos remitirnos al Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez, cuando dijo: “Como parte de un pueblo volcado por entero a la batalla contra la covid-19, las instituciones militares han dado mucho más que un paso al frente”.

  • El teniente doctor Pedro Rafael Aroche es reflejo de los miles de jóvenes combatientes de las FAR que han estado en la Zona Roja. Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera

  • Las muestras para comprobar si las personas han contraído el virus se manipulan con extremo cuidado. Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera

  • Un momento trascendental en la atención al paciente aquejado de la covid-19, el de desacoplarlo de los equipos de ventilación artificial. Foto: Cortesía del Hospital Militar Central Doctor Luis Díaz Soto

  • La coronel doctora Milagros Mekin Guerra. Foto: Cortesía de la entrevistada

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