El 107 aniversario de la caída en combate de nuestro Héroe Nacional, devino entonces motivación. Aquel día, se inauguró la guardia de honor al Apóstol, en el mausoleo erigido a su memoria en el cementerio Santa Ifigenia en Santiago de Cuba, con un acto presidido por el general de Ejército Raúl Castro Ruz.

Desde entonces, la ceremonia que funciona como un museo a cielo abierto de forma permanente e ininterrumpida, es acompañada por el poema musical Elegía a Martí, compuesto por el comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, para describir en términos musicales, los últimos instantes de la vida del Maestro.

Los jóvenes del Servicio Militar Activo (SMA), procedentes de las provincias orientales y quienes integran esta prestigiosa institución militar, devienen protagonistas de los principales acontecimientos del país y se inscriben en la  continuidad histórica de la Patria.

El cementerio Santa Ifigenia es visitado por miles de personas anualmente. Muchos se asombraban, y es que el valor resguardado por los integrantes de la unidad, merece relevancia a nivel nacional e internacional.

Los mármoles de alta calidad de las tumbas, panteones y mausoleos y las estructuras de los monumentos, son dignos de contemplarlos como obras de arte que honran la vida.

Pero desde el 4 de diciembre de 2016 ha alcanzado un magnetismo especial, cuando allí se depositaron los restos mortales del líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz. Su sepulcro está delante de aquellos que lo guiaron en pensamiento y acompañaron en acciones, como un eterno Comandante en Jefe.

Son Carlos Manuel de Céspedes y Mariana Grajales, Padre y Madre de la Patria; esos mártires de épocas distintas pero de ideales comunes, que permanecen unidos junto a él, por el sendero de los padres fundadores.

Cuando han transcurrido 20 años honrando a los gestores de nuestra historia, los miembros del memorable sitio sienten el privilegio y el continuo compromiso de mantener vivo el concepto de Revolución, que iluminado por la llama eterna, se esparce entre los mármoles y las piedras del cementerio.

En esa obra admirable de preservar las tradiciones de la nación cubana, los bisoños que realizan la guardia de honor, escoltan la historia Patria por la senda del tributo.