Declaración de extrema vigencia

04 de Febrero de 2023

En la Segunda Declaración de La Habana Fidel reafirma la autodeterminación y soberanía de la nación cubana. Fuente: Imagen tomada de Asamblea Nacional del Poder Popular.

Durante la década de los años sesenta, el presidente John F. Kennedy y los círculos de poder de los Estados Unidos, no escatimaron empeños para destruir internacionalmente la imagen de Cuba y su proceso político. Por tal razón, la Segunda Declaración de La Habana constituyó un documento de gran importancia para la joven revolución socialista que nacía en la Mayor de las Antillas.

 

Su antecedente estuvo en la reunión de Punta del Este (Uruguay), donde Raúl Roa, el Canciller de la Dignidad y Osvaldo Dorticós, el presidente de la República; escucharon las insinuaciones del dignatario Kennedy, quien declaró que el ejemplo independentista de Cuba no le convenía, pues podía repetirse en otras naciones.

 

Esa Octava Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores, convocada entre el 22 y el 31 de enero de 1962 por el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), tenía como objetivo promover un mayor número de sanciones económicas y políticas contra el gobierno revolucionario, el cese total del comercio con la Isla y su expulsión del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR)); por lo cual intentaron su aislamiento diplomático.

 

El pretexto alegado por el gobierno yanqui fue el vínculo de la Isla con potencias extracontinentales y la incompatibilidad del marxismo-leninismo con los principios del Sistema Interamericano.

 

Como resultado de las infamias, Estados Unidos logró sacar a Cuba de la OEA, cuatro de las nueve resoluciones aprobadas fueron en contra de nuestra nación y, a excepción de México, todos los gobiernos latinoamericanos rompieron relaciones diplomáticas con la administración revolucionaria. 

 

Pocos días después, el 3 de febrero de 1962, el presidente Kennedy —para reafirmar sus propósitos—, firmó la Orden Ejecutiva Presidencial número 3447, que estableció el bloqueo total del comercio entre Cuba y Estados Unidos,  cruel política mantenida e intensificada con los años.

 

Sentencia democrática

 

La respuesta revolucionaria no se hizo esperar. Justo 24 horas después de la rúbrica, más de un millón de cubanos colmaron la Plaza de la Revolución de La Habana ante el llamado del gobierno para constituir la Segunda Asamblea General Nacional del Pueblo, y para “dar cabal respuesta a la maniobra, a la conjura, al complot de nuestros enemigos en Punta del Este”. Allí se aprobó la Segunda Declaración de La Habana.

 

En su alocución el Comandante Fidel reafirmó la dignidad de nuestra nación libre, independiente y soberana. Asimismo, reconoció la vocación latinoamericanista de la Revolución y su fe en la voluntad de los cubanos, quienes seríamos capaces de resistir y avanzar en todos los sectores de la sociedad. Así lo expresó:

 

“La Patria no trabaja para hoy, la Patria trabaja para mañana. Y ese mañana lleno de promesas no podrá nadie arrebatárnoslo, no podrá nadie impedírnoslo, porque con la entereza […], con el valor y el heroísmo de nuestro pueblo lo vamos a conquistar”.

 

Además, hizo referencia al servilismo de los gobiernos latinoamericanos que expulsaron a Cuba de la comunidad hemisférica, así como a la necesidad de poner fin a este período de manipulación imperialista, cuyos peligros ya habían sido descritos por José Martí.

 

Tiempo después, las certeras palabras del documento fueron expresadas por el comandante Ernesto Guevara en las Naciones Unidas, y en su voz pasó a la historia la siguiente frase: “Porque esta gran humanidad ha dicho ¡Basta! y ha echado a andar. Y su marcha de gigantes ya no se detendrá hasta conquistar la verdadera independencia, por la que ya han muerto más de una vez inútilmente. ¡Ahora, en todo caso, los que mueran, morirán como los de Cuba, los de Playa Girón, morirán por su única, verdadera e irrenunciable independencia!”.

 

La Segunda Declaración de la Habana, aprobada en toda Cuba el 4 de febrero de 1962, reafirmó la alianza del pueblo con el proceso revolucionario y ratificó el propósito de no dejarse doblegar nunca más, voluntad que permanece hace más de medio siglo. Bajo el férreo bloqueo norteamericano, este documento posee total vigencia porque perpetúa la apuesta de nuestra Isla por defender sus principios y conquistas.

  • Anochecía el 4 de febrero de 1962, cuando millón y medio de cubanos respaldaron la Segunda Declaración de La Habana. Fuente: Imagen tomada de Tribuna de La Habana.

  • En su histórico discurso, el máximo Líder de la Revolución agregó: “[…] los pueblos de todos los continentes están esperando esta respuesta de nuestra patria”. Fuente: Imagen tomada de Tribuna de La Habana.

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