Venezuela y la nueva Estrategia de dominación norteamericana: menos diplomacia y mayor confrontación. (I)
La crisis en curso entre EEUU y Venezuela, en particular las amenazas de empleo de la fuerza contra la nación bolivariana, pueden terminar en una agresión militar. Constituye ello un reflejo de la nueva Estrategia de Seguridad Nacional 1 (ESN) estadounidense, publicada en diciembre de 2025, que centraliza los intereses de seguridad nacional en el Hemisferio Occidental, desde una posición intervencionista.
Después de analizar la nueva herramienta de dominación para América Latina, parece evidente que el despliegue de fuerzas en el Caribe y la presión brutal e injustificada sobre el gobierno bolivariano, tras lo cual subyace el deseo no disimulado del presidente Donald Trump de controlar los recursos estratégicos venezolanos, representan ejemplos claros de la temprana aplicación de esa Estrategia. Los esfuerzos de Washington para limitar la presencia de China, Rusia e Irán en Latinoamérica explican también el accionar yanqui sobre Caracas.
La agresión contra Venezuela ya está en marcha.
El 10 de diciembre último, en lo que significa una clara muestra de piratería internacional, en violación de las leyes internacionales, Trump anunció ante la cadena de TV estadounidense FOX News, desde la Casa Blanca, la incautación de un buque petrolero en el Caribe, que había zarpado de Venezuela. Adelantó con pasmosa tranquilidad o cinismo que «estaban sucediendo otras cosas» que más adelante se darían a conocer2.
Esa agresión, que afecta no solo a Venezuela sino a la nación que había legalmente adquirido los recursos energéticos, confirma el reforzamiento de políticas injerencistas y predatorias en América Latina, así como la decisión, plasmada en la nueva Estrategia, de garantizar el acceso a recursos estratégicos claves, esta vez por la fuerza. La amenaza de que «otras cosas» estaban sucediendo anticipa un mar Caribe volátil, que probablemente se convierta de inmediato en un escenario de confrontación mucho más peligroso.
No es esta incautación la única acción ilegal y peligrosa, además de unilateral, que emprende EEUU contra Venezuela y cuyo impacto trasciende sus relaciones bilaterales. El 29 de noviembre pasado, Trump anunció en su red social que las aerolíneas internacionales y los pilotos debían «considerar cerrado el espacio aéreo sobre y alrededor de Venezuela»3, que se interpretó como el preludio de un ataque a ese país.
La injerencia «Trumpista» en la región antecede a la ESN.
Las primeras evidencias de la aplicación de la Doctrina Monroe al estilo del actual inquilino de la Casa Blanca comenzaron meses antes. Incluso antes de ocupar el cargo, Trump adelantó que Panamá debía devolver el canal a su país y no descartó el uso de la fuerza militar para conseguirlo.
Ratificó la idea tras asumir la silla presidencial4 Menos de 15 días después, Marco Rubio realizó a Panamá su primera visita internacional como Secretario de Estado. Los resultados se conocen, Rubio y el presidente panameño «acordaron» que los buques estadounidenses que circulen por esa vía interoceánica no pagarán un centavo por ello.
Panamá garantizará a Washington, además, mayor acceso de sus tropas a bases militares en el istmo, bajo el trasfondo del combate a amenazas regionales y ejercicios conjuntos. Fue ese quizás el primer paso de la Administración Trump hacia la cuestionada y peligrosa remilitarización regional.
Tan importante como lo anterior para EEUU, y negativo para Panamá, fue que su Gobierno se vio forzado a interrumpir planes de cooperación con China, en el marco de la Iniciativa de la Ruta y la Seda, en línea con los esfuerzos del Norte para mantener a distancia a «actores no hemisféricos»5.
Referencias:
2 https://texaspolitics.com/2025/12/11//trump-announces-u-s-seizure-of-oil....
3 https://elpais.com/internacional/2025-11-29/trump-anuncia-el-cierre-tota....
4 https://www.rtve.es/noticias/20250203/canal-panama-2dice-eeuu-trabajara-....

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