La Guerra Irregular sigue dejando experiencias positivas para la defensa. (I)

19 de Noviembre de 2025

Los artefactos explosivos improvisados en Iraq y Afganistán causaron numerosas bajas a las Fuerzas Armadas de EEUU. Foto: Sitio web del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EEUU

 

 

El empleo de la Guerra Irregular ha sido recurrente en el siglo XXI, a pesar del desarrollo tecnológico y militar alcanzado en todo el mundo. Además de actores no estatales y países con limitadas capacidades militares, la tienen también potencias bélicas como EEUU y Rusia dentro de su abanico de opciones a la hora de emplear sus fuerzas armadas.

 

El Departamento de Guerra de EEUU define la Guerra Irregular como «Una lucha violenta entre actores estatales y no estatales por la legitimidad e influencia sobre poblaciones relevantes. Favorece enfoques indirectos y asimétricos, aunque puede emplear todo el espectro de capacidades militares y otras capacidades, con el fin de erosionar el poder, la influencia y la voluntad de un adversario»1. La Guerra No Convencional constituye una de las herramientas que emplea EEUU en una campaña de guerra irregular, aunque esta no es el objetivo de la presente entrega.

 

Las dos invasiones norteamericanas más recientes —Afganistán en 2001 e Iraq en 2003— comenzaron como agresiones convencionales para el derrocamiento de los talibanes y de Saddam Hussein, respectivamente. Sin embargo, derivaron hacia un conflicto irregular que se extendió en el tiempo y que vio cómo EEUU fue incapaz de derrocar a movimientos insurgentes y organizaciones terroristas que enfrentaron a la potencia ocupante con tácticas irregulares, que incluyeron la guerra de guerrillas, atentados, sabotajes y guerra sicológica.

 

De poco valieron a Washington las campañas iniciales de estabilización, seguidas de operaciones de contrainsurgencia; los resultados fueron negativos o pírricos, en el mejor de los casos: ninguno de esos países parece más seguro o estable en la actualidad que antes de las campañas bélicas, ejecutadas en violación de las leyes internacionales, pues la ONU no las autorizó.

 

En la retina de muchos permanece la salida estadounidense de Afganistán en 2021, unos 20 años de después de la invasión, que hizo recordar la poco épica y nada hollywoodense «retirada» de las tropas norteamericanas de Vietnam. 

 

La Guerra Irregular ha demostrado una y otra vez su eficacia.

 

En suelo afgano e iraquí, las tropas estadounidenses se vieron sorprendidas y superadas en muchas ocasiones por métodos irregulares de lucha. Muchas de las bajas sufridas resultaron de emboscadas, artefactos explosivos improvisados colocados en las carreteras y trampas «cazabobos», para los cuales no contaban con capacidad de respuesta.

 

A la carrera tuvieron que reforzar vehículos militares, incluidos los para la fecha novedosos Strykers, cuya vulnerabilidad ante minas, lanzacohetes portátiles y otros explosivos los convertían en ataúdes rodantes.  

 

También se vieron obligados a revisar la doctrina y presentar un nuevo manual de contrainsurgencia, en interés de adaptarse a un adversario que no tenía nada que ver con lo que estudiaban sus tropas en la Academia del Ejército de West Point y otras escuelas militares.

 

Igualmente, debieron modificar conceptos en cuanto al empleo de las unidades del Ejército, para reducir su envergadura y dotarlas de mayor independencia táctica y maniobrabilidad para perseguir y combatir a un enemigo escurridizo, que operaba en pequeños grupos y que con pocos recursos podían causar importantes bajas. El incremento de sus fuerzas de operaciones especiales fue otra consecuencia de ambas campañas.

 

En la Guerra Irregular, como lo demostraron Iraq y Afganistán, es alto el riesgo de un conflicto prolongado y resulta difícil medir el éxito. A diferencia de una campaña convencional, en que se espera haya vencedores y vencidos, aquí el presunto éxito puede pasar por una cuestión de percepción o de los objetivos planteados al comienzo de una campaña.

 

Esto, desde luego, constituye una visión de la guerra irregular desde la posición de la potencia ocupante, pero conviene acercarnos a los métodos irregulares de aquellos que tienen que emplearlos para enfrentar al invasor.

 

Referencia

 

1 Publicación Conjunta 1, “Doctrina de las FFAA de EEUU”, en https://ndu.press.ndu.edu/Portals/68/Documents/jfq/jfq-93/jfq-93_104_110....

 

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