Engañar tergiversando hechos y palabras

09 de Diciembre de 2024

Foto: Desinformacion (virginia.edu)

«Contrarrestar la desinformación requiere una inversión duradera en el desarrollo de la resilencia social y la alfabetización mediática e informacional», ha dicho el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, pues estas cuestiones se han discutido puntualmente por el conjunto de naciones que conforman la comunidad mundial.

 

Entre las definiciones de la ONU sobre el tema sobresale una medular: «Mientras que la información errónea se refiere a la difusión accidental de información inexacta, la desinformación no solo es inexacta, sino que tiene por objetivo engañar y se difunde con el fin de causar graves prejuicios». Entre estos últimos pueden enumerarse los siguientes: socavar derechos humanos y políticas públicas; agudizar contradicciones geoestratégicas; privilegiar un determinado bando en un conflicto; y hasta propiciar el derrocamiento de un gobierno o sistema.

 

La revolución cubana bien sabe sobre la difusión de noticias falsas y calumnias, primero para que el pueblo no siguiera a los barbudos de la Sierra comandados por Fidel, y hoy en día para que abandone el camino socialista, dado por mayoría a través de la vía democrática. En ese sentido los medios hegemónicos tienden a dechabar sobre nuestra democracia, el papel de la Asamblea Nacional y de los delegados de circunscripción. 

 

Para contrarrestar esta situación se debe facilitar al máximo el acceso a la información transparente, confiable, así como fomentar la alfabetización digital y mediática. Cuba es paradigma de estas indicaciones de la ONU, donde la Ley de Comunicación Social se inserta en ese camino. Además, en todo momento debe recordarse a Fidel y a su soberbia oratoria al comunicar ante el pueblo, todas y cada una, de las medidas del Gobierno revolucionario. No solo comunicaba; ayudaba al razonamiento colectivo.

 

Y este pensar en colectivo nos ha salvado de caer en peligrosas trampas ideológicas, las cuales, según el académico mexicano, Isaac Enríquez Pérez logran triunfar a partir del despojo del pensamiento crítico —entendido como la posibilidad de cuestionar y trastocar la realidad y lo establecido—que, en la hora actual, se amplifica gracias a la desinfodemia (Ver Nota1) digital con el contagio viral de las “fakenews” (noticias falsas). Existe consenso en señalar que el objetivo de la viralización de la mentira de parte de los poderes facticos es preservar el statu quo al instalar la resignación, maniatar la conciencia y emboscar todo indicio de pensamiento crítico.

 

De ahí la relevancia, en el caso Cuba, de presentar las informaciones de manera oportuna, ágil, involucrando a los diferentes actores de la cadena mediática y de responsabilidades. Recuérdese como con el paso del huracán Oscar por tierras de Guantánamo, la contrarrevolución comenzó a difundir por redes sociales digitales, que una importante presa del lugar se había roto. Ello causó pánico entre la población. Las autoridades locales y en el máximo nivel del país le salieron al paso, y el propio Sistema Nacional de Información (NTV) comenzó a reportar in situ desmintiendo tamaña patraña desestabilizadora.

 

La Organización Mundial de la Salud, OMS, ha definido a la infomedia como una pandemia de desinformación. Si miramos la cuestión de Oriente Medio y el genocidio contra los palestinos, se verá cómo se aplica. Muchos analistas consideran que el asunto, llevado a los medios informativos, se inscribirse ya como uno de los peores escándalos del periodismo occidental en la historia, debido al encubrimiento de Israel por omisión, es decir, ocultar la verdad.

 

En noviembre de este año, el articulista argentino, Mario R. Fernández en su texto «La existencia contaminada por mentiras y exclusiones» señala: «las agencias del imperio, crean una maraña de supuestas informaciones que excluyen palabras y frases particulares. Por ejemplo, no se habla de crisis sino de ‛corrección’ o ‛restructuración’. Tampoco se nombran ‛pánico’, ‛decadencia’, ‛socialismo’, ‛especulación inmobiliaria’, ‛dinero sucio o ilegal’. (…) Se usa una narrativa liberal superficial y falsa, que supuestamente promueve el multiculturalismo y la democracia, y se justifica el crimen, el terrorismo, los atentados y los golpes de estado para defenderla, se usa solamente la palabra ‛régimen’ o ‛dictadura’ para los gobiernos legalmente constituidos que dan prioridad a sus propios pueblos y no obedecen al imperio».

 

Notas
Nota 1:En 2021, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) acuñó por primera vez en los análisis el término de Desinfomedia como “la información falsa o incorrecta que circula en Internet con el propósito deliberado de engañar”. Se trata de un fenómeno social del Siglo XXI. Luego, en 2022, la Real Academia Española sostiene que: “es un neologismo (palabra o expresión de nueva creación en una lengua) creado como acrónimo de desinformación y epidemia” pues surge en el contexto de la COVID-19, pero ya trasciende esa situación.El principal formato para la expresión de la Desinfomedia son los medios digitales

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