Testigo de un abrazo entre la ficción y la realidad

12 de Septiembre de 2022

¡Qué encuentro! Fotos: Cortesía de la autora

Fue una tarde inolvidable del mes de mayo de 2007. Era sábado, para mayor exactitud. A lo largo del litoral norte de La Habana se mezclaban la brisa marina, con sus inconfundibles olores: marisco, azufre —por los pozos de petróleo que ya se explotaban— y sal. René de la Cruz Solares, el actor de larga trayectoria —ya fallecido— y el productor de cine y televisión Miguel Ricardo Ginarte, a quienes unía una estrecha y fraternal relación, contaban interesantes anécdotas en torno al asunto que nos llevaba hasta el municipio de Santa Cruz, en la antigua provincia de La Habana.

 

Los casi 55 kilómetros que separaban a los puntos de destino —El Vedado, en La Habana— y de llegada —Santa Cruz del Norte—transcurrieron de forma breve. Íbamos al encuentro entre grandes amigos que hablarían a los periodistas acerca de una noble historia que llegó al público cubano como una hermosa obra que unió para siempre a la realidad con la ficción: Julito, El Pescador, serie televisiva transmitida por la televisión cubana en 1980.

 

El combatiente del Ministerio del Interior, Juan Saíz Hernández—también fallecido—, quien penetró las filas de la contrarrevolución con el seudónimo que dio nombre a la serie, abrió las puertas de su casa,en el litoral norte de la entonces provincia de La Habana, al actor y sus acompañantes para hablar del tiempo que los unió en la vida como grandes amigos.

 

Un entrañable abrazo. Sin muchas palabras. No hacía falta más; el tiempo juntos había cimentado una relación de hermanos que solo cesaría con el fallecimiento de René el 26 de junio de ese mismo año.

 

Con el encuentro se iluminó el rostro de René, cuya salud estaba muy quebrantada. Fue como un nuevo aliento hablar de aquellas jornadas inolvidables:

 

“Me hablaron para hacer el personaje, dijo,  y estuvimos viviendo juntos un tiempo para estar cerca del personaje que iba a encarnar. Vivíamos en el hotel Ríomar, en Santa Cruz, y tuve que aprender algunas habilidades. Aunque el mar estuviera tranquilo a mí siempre me parecía revuelto.

 

”Juan veía las aguas y el salitre como parte de la vida. Un día, me preparó los aperos para practicar la pesca, en virtud de familiarizarme con el personaje. Los tiré, pasaba el tiempo y nada. De repente, picó nada menos que un tiburón.

 

”Yo le dije: ‘¡Juan... Juanito... coge aquí!’, tratando de controlar la emoción. Y él me respondió: ‘¡No, ese problema es tuyo! ¡Resuélvelo! ¡Ahora Julito eres tú!’. Resignado, tiré del avío con todas mis fuerzas y traje la presa hasta la embarcación. Desde este momento, los dos compartimos el mismo seudónimo”.

 

¿Cuánto rigor les demandó?

 

—El trabajo fue muy fuerte, porque no sé nada del mar ni de pesca, ¡ni nadar!; yo soy guajiro, pero del monte, del campo. Y encarnar el personaje en esos aspectos no fue fácil. Y si hablar hoy de la serie me pone nervioso, imagínate cuando tuve que encarnar el personaje.

 

¿Por qué?

 

—Porque es la responsabilidad de llevar su vida a la gente, su historia al público. Soy un actor que sufre mucho por laresponsabilidad que tengo ante el pueblo, y no podía desvirtuar a una personalidad como esa: tenía que ser lo más fiel posible.

 

”De todas formas fue un personaje muy bonito y estaba muy bien escrito, —algo muy importante— y muy bien dirigido por Jesús Cabrera. Está claro que hubo empatía entre él y yo porque somos de origen humilde y, aunque él es pescador y yo campesino, tenemos caracteres parecidos. De esa serie nació una amistad que nos hace sentir como hermanos”.

 

Para Juan era muy divertido recordar aquellos momentos, porque estaba convencido de que René sería capaz de sortear todos los obstáculos:

 

“No me preocupaba lo relacionado con el personaje; sé que los artistas, mientras hablan con uno, lo van estudiando y van conformando lo que van interpretar. Lo tocante con el mar fue un poco más complicado. Aunque no nos conocíamos, enseguida tuvimos eso que llaman “química”, y por eso resultó.

 

¿Cómo transcurrieron las jornadas de entrenamiento, o mejor, de preparación?

 

—Mientras trabajábamos nos divertíamos mucho porque René tiene un gran sentido del humor.

 

Juan —Julito, el verdadero—fue hasta 1962 el primer jefe de la Policía Nacional Revolucionaria en Santa Cruz. En 1979 ingresó en las filas de los órganos de la Seguridad del Estado.

 

Es el propio René quién destaca que durante 17 años cumplió “misiones muy importantes contrarrestando los planes terroristas encaminados a desestabilizar la seguridad de Cuba”.

 

De poco hablar,Juan sonríe cuando resulta inevitable volver a cada anécdota de sus peripecias junto a René. Pero se torna serio al rememorar las muchas y riesgosas misiones que cumplió en el enfrentamiento a las acciones piratas de la contrarrevolución alentada por el gobierno de los Estados Unidos; el dolor al ver que muchos amigos lo tildaban de enemigo; y la satisfacción que experimentaba cuando fracasaban los planes de la contra, o se lograba penetrar sus filas.Todo eso era imprescindible decirlo, porque con ello se iba conformando el personaje televisivo que lo convertiría en leyenda.

 

Y de su memoria jamás escapó aquel día de septiembre de 1964, cuando en el enfrentamiento a una salida ilegal del país, por la costa norte de La Habana—en la zona conocida por El Manglar—, cayó mortalmente herido su amigo “Trillo”, seudónimo del combatiente de los órganos de la Seguridad del Estado Carlos Enrique Díaz Camacho. “ese fue uno de los días más tristes de mi vida”.

Del personaje, la serie y su trascendencia.Criterios del actor

 

Usted, prácticamente perdió el nombre de René y se convirtió en Julito. Es el personaje que más ha quedado en la gente...

 

—Y en mí también, porque es un personaje muy agradecido, afín a mí y refleja a un ser humano. Era difícil, pero por esas características pude sortear todas las barreras y siento gran orgullo por haberlo interpretado. Creo que Julito, El Pescador  fue un gran serial, bien escrito, bien dirigido y bien actuado: fue muy completo. Todo eso ayuda a realzar el arte.

 

Los críticos y los televidentes han confiado siempre en sus condiciones histriónicas  y consideran que eso contribuyó a los buenos resultados del personaje. ¿Qué opina al respecto?

 

—En este caso, buenos actores son los hombres como Juan, quienes representan su propia obra, sin libreto y sin fallar. Además de estar siempre analizando al enemigo, trabajando en el plano psicológico, en el de las ideas, que es lo más difícil, porque si el combate es frente a frente, da quien más pegada tenga, pero esta es mucho más sutil y hay que conectar el golpe en el momento preciso y salir, porque con esa clase de elementos la vida está en peligro cada instante

 

  • Una amistad así no la destruye ni el paso del tiempo. Fotos: Cortesía de la autora

  • Siempre hacen falta unos momentos a solas para trasladarse a aquellos momentos que hicieron historia. Fotos: Cortesía de la autora

  • Compartir juntos: ¿Julito y Julito, o Juan y René? Fotos: Cortesía de la autora

  • Parte del grupo de amigos que aquella tarde nos reunimos en la casa de Juan. Fotos: Cortesía de la autora

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