Por amor a Fidel

04 de Diciembre de 2023

Fotos: Juan Luis Aguilera y ACN

Imposible visitar a Fidel sin una flor en la mano, porque es nuestro sencillo e infinito tributo. Y mientras mostramos esta manera de amarlo, le oímos hablarnos del concepto de Revolución. Es muy breve este acto íntimo, pero alcanzamos a escucharle: “[…] es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo[…]”.

 

Son valores que él mismo inculcó, y que sus compatriotas luchan por preservar en las condiciones actuales, a sabiendas de lo que costaría a la nación no hacerlo.

 

Pero estar allí, en el camposanto patrimonial Santa Ifigenia, tan cerca del Maestro, también nos lleva a preguntarnos cómo, cuándo, quiénes y en qué circunstancias se concibió este conjunto monumentario destinado a perpetuar la frase martiana “Honrar, honra”.

 

ALGUNAS RESPUESTAS:

 

Desde el año 2004, el hoy general de brigada ingeniero Alberto Díaz Martínez llegó a la sede principal de la Unión de Construcciones Militares (UCM) con la responsabilidad de dirigir, organizar y dar cumplimiento a cuanta tarea  les asignara el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, varias  de interés en programas priorizados, entre las que incluyen los de obras para el Turismo y de Recursos Hidráulicos, como el trasvase Este-Oeste, en la región oriental del país.

 

Recuerda el general que, “fueron trabajadores nuestros, de la Empresa de Construcciones Militares número 1, de Santiago de Cuba, los que asumieron la ejecución. Al frente de la tarea estuvo el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque. Luego de su fallecimiento, la asumió el General de Cuerpo de Ejército Ramón Espinosa Martín. Ya había experiencias en los conjuntos monumentarios del II y III Frentes, y se nos confirió la responsabilidad de este, que asumimos, con mucha dedicación y entrega por amor a Fidel.

 

“La piedra definitiva para moldear el monolito no resultó al primer intento; fue preciso encontrar la adecuada, en dimensiones y características. Durante unos tres años, dos hombres cincelaron la piedra para darle la forma que todos aprecian hoy: Yordenis Manuel Jerez y Antonio Samuel Matos. Lo hicieron en áreas de la Empresa Constructora Militar número uno, en Santiago de Cuba, bajo la más estricta discreción”.

 

Mientras se desarrollaba la conversación con el general Díaz Martínez, los reporteros de Verde Olivointercambiaron con Antonio Samuel Matos, quien expresóque el trabajo fue intenso, 10 horas cada día. “Hubo momentos de trabajar hastalas doce de la noche; cuando eso ocurría nos quedábamos a dormir en la Empresa”. 

 

¿Fueron los años más fuertes?

 

—En realidad, estamos acostumbrados a los grandes retos, pero en esta oportunidad sentíamos el regocijo de representar a los constructores de la UCM y a todos los de la región oriental en esta obra de infinito amor y de tributo eterno al Comandante en Jefe. El silencio fue nuestro más importante compañero a pie de obra.

 

CONVERSANDO CON EL ARQUITECTO EDUARDO LOZADA

 

Luego de sostener una larga conversación con el teniente coronel (r) arquitecto Eduardo Hipólito Lozada León, Héroe del Trabajo de la República de Cuba, Premio Nacional de Arquitectura y merecedor de la Réplica del Machete del Generalísimo Máximo Gómez, es fácil pensar que su profesión y la labor del comunicador tienen mucho en común, porque no dejan escapar detalles, hurgan en archivos y recuerdos, para convertir las informaciones en historias.

 

¿Cuándo le asignaron la misión de trabajar en el monolito?

 

—Al  inaugurar la segunda etapa del Mausoleo II Frente Oriental Frank País, en la que se concibió la piedra que guarda hoy los restos de la querida Vilma Espín, el General de Ejército Raúl Castro Ruz, me designó y me informó que estaría responsabilizado del mismo, el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque.

 

“Tras recibir las primeras precisiones, mi esposa, la arquitecta Marcia Pérez Mirabal y yo, iniciamos el proyecto.  Se comenzó a buscar una piedra semejante a la del II Frente. No fue fácil el proyecto porque esa área tenía muy poco espacio. Hice una plataforma, inserté la Llama Eterna y el símbolo del laurel y el olivo, elementos que ya integraban el conjunto del II Frente”. 

 

Menciona que hubo diversas dificultades por la complejidad del manto freático en esa zona, la necesidad de planearo variar proyectos según las posibilidades del área; los estudios y soluciones que fue preciso concebir, y los desvelos provocados por la importancia de la misión.

 

“Lo que nos llamó la atención del material que finalmente se seleccionó en las proximidades de la Gran Piedra, fue su conformación: linda, grande, redonda, un granito de resistencia increíble. Morfología de los orígenes de la isla de Cuba. Decidimos trabajarla allí mismo. Desde entonces, los dos trabajadores de la ECM-1 de Santiago comenzaron a perforar.

 

EL PROTAGONISMO DEL SILENCIO

 

“Cuando terminamos de perforar –dice Lozada–, el Ejército Oriental nos dio una dotación para la custodia de la piedra y los equipos. Junto con el de los compañeros que deberían tomar la decisión, fue importante el criterio de Eusebio Leal Spengler, Historiador de La Habana, a quien le gustó mucho.

 

“Al moverla, la dejamos caer por gravedad. ¡Imagínate, unas 60 toneladas de roca, bajando por esa serranía! Y paró muy cerca de un camino, lo cual facilitó poderla subir a una rastra y taparla con un toldo”.

 

 ¿Nadie tuvo curiosidad por saber qué pasaba?

 

— ¡Nadie! Con la maniobra correspondiente en estos casos, llegamos a la Empresa, al oscurecer. Le levantamos el techo al local donde la trabajarían y esa misma noche se lo colocamos. Silencio total. Al amanecer no se percibía cambio alguno.

 

Al contar con la piedra, ya podía concebir el proyecto, ¿es así?

 

—Antes de fallecer, al compartirme algunas ideas, el Comandante Almeida me invitó al mausoleo a los moncadistas y sugirió modificarlo, tarea que asumió el Historiador de la Ciudad de Santiago de Cuba. A mí me correspondió cambiarle la estructura al de los internacionalistas, porque Fidel iba descansar ahí y se concebía la conceptualización de la unidad.

 

“Como parte de sus ideas, Almeida me mandó a Dos Ríos, donde cayó en combate José Martí, para que me alimentara de aquel monumento. Lo que más me impresionó fue el diseño de la columna, y lo tomé con la idea de proyectar las mismas que iban a rodeara la piedra, porque el pensamiento de Fidel era el del Apóstol, y ahí tenía que estar reflejado. Y me pregunté: ¿cuántas columnas guerrilleras dirigió el Comandante en Jefe ? Fueron 16. Y la superficie de que disponía en el cementerio tenía que dar para ese total, y de manera uniforme. Pero no consideré a dos agrupaciones militares: el Regimiento Caracas y Las Marianas. No eran columnas y pertenecían al Ejército Rebelde.

 

“Se necesitaba ubicar dos apoyos para que, delante de la roca, sostuvieran un testero en que las personalidades colocarían las flores a Fidel. Son ellos Las Marianas y el Regimiento Caracas.  Todas esas fuerzas que combatieron estaban hermanadas por el ideal revolucionario, por lo cual aparecen los eslabones del encadenamiento. Y como todas vencieron en el cumplimiento de sus misiones, en cada una de ellas hay un disco que tiene el laurel y el olivo y los tres picos de la Sierra Maestra, el Turquino, y los Picos Cuba y Suecia. Todo en este conjunto tiene un simbolismo”.

 

Un toque sencillo, pero hermoso son los helechos salidos de las piedras y los cafetos, tan propios de las serranías, que crecen en las jardineras.

LA NOTICIA DEL DECESO DE FIDEL Y EL TRIBUTO

 

El fallecimiento del Comandante en Jefe conmovió a millones de cubanos y personas de diversas latitudes. A la par de la noticia, Lozada recibió una llamada que le indicaba la salida hacia Santiago de Cuba en pocas horas. Alistó lo indispensable y, con los primeros rayos del sol del 26 de noviembre de 2016, el avión que lo condujo a la indómita provincia tocaba pista.

 

“No viví aquellos momentos en que el pueblo lloraba por la partida del Comandante en Jefe. Mi tributo se expresaba de otra manera, trabajando para terminar la obra donde descansarían eternamente sus cenizas.

 

“Era de noche cuando la piedra llegó al cementerio. Ya se conocía la noticia, y todo el pueblo sabía que se preparaban las honras fúnebres. El equipo de trabajo era mayor. Comenzamos a dar la terminación a la obra, que tiene dos cosas importantes: un piso central de lozas y dos rústicos; estos últimos, recordando que Fidel participó en dos acciones combativas en las cuales combatió como soldado de línea, no en trincheras: El Uvero y La Plata. Son símbolos”.

 

¿Pudiera explicar otros elementos?

 

—Al entrar a la tumba, hay un cancel y una puerta que lleva hasta la piedra. Te encuentras dos cajones con una altura determinada, que permite la colocación de las flores de manera  reverente, flores que nunca faltan. Por detrás están los reflectores para proyectar la luz nocturna que ilumina siempre el nombre de Fidel.

 

Son las vivencias de personas responsabilizadas con la materialización de una obra que es admirada por nacionales y extranjeros, hombres y mujeres conocedores de la humana obra de un cubano que, ante nosotros, merece la gloria infinita.

 

  • Todos los que concurren a este sagrado lugar lo hacen con una flor en la mano. Fotos: Juan Luis Aguilera y ACN

  • El general de brigada Alberto Díaz Martínez, director general de la UCM, revisa datos relacionados con la conformación del monolito donde descansan las cenizas de Fidel, en el cementerio Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba. Fotos: Juan Luis Aguilera y ACN

  • Antonio Samuel Matos, uno de los que cinceló la piedra, es de los más fervientes admiradores de este conjunto monumentario.  Fotos: Juan Luis Aguilera y ACN

  • El teniente coronel (r) arquitecto Eduardo Hipólito Lozada León, realizador del proyecto. Fotos: Juan Luis Aguilera y ACN

  • Boceto de las columnas que rodean el monolito. Fotos: Juan Luis Aguilera y ACN

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