Héroes uniformados de verde y blanco

15 de Diciembre de 2021

Según el coronel Carlos Manuel Castro Baras, los Servicios Médicos de las FAR han apoyado cada tarea de la Revolución, tanto dentro como fuera del país. Foto: Roberto Garaicoa

Herederos de las tradiciones mambisas, rebeldes e internacionalistas, los Servicios Médicos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), han acompañado a los integrantes de la institución militar  bajo la ética de atender siempre al combatiente, a la población civil e incluso, al adversario.

Durante estos 65 años en los cuales el pueblo cubano ha vestido de verde olivo, los especialistas de las batas blancas, han desarrollado un sistema de prácticas capaz de dotar a cada miembro, con
los conocimientos precisos en aras de enfrentar las misiones asignadas.

Sobre el devenir, perfeccionamiento y funciones de sus expertos, dialogó con Verde Olivo uno de sus ejecutores, el doctor coronel Carlos Manuel Castro Baras, segundo jefe de esta esfera, especialista en Organización de Servicios de Salud, quien hace 36 años forma parte de este ejército que arropa su traje militar con una túnica humanitaria y por varios años ha ocupado esta responsabilidad.

¿Cuánto han crecido y se han diversificado los Servicios Médicos de las FAR en estos 65 años?
—De aquel embrión que los mambises crearon hasta hoy, hemos crecido muchísimo gracias a la Revolución, a la clarividencia de Fidel de crear un sistema de salud de referencia mundial Los integrantes de los Servicios Médicos de las FAR han demostrado con su vocación de héroes anónimos, el compromiso que tienen con el cuidado de la salud del pueblo cubano y nosotros como parte de él; gracias al apoyo decisivo de nuestros jefes y en especial, al General de Ejército que durante tantos años nos ha dirigido y exigido con sabiduría, que los médicos militares seamos más humanos, sensibles, modestos, más unidos al pueblo, al cual nos debemos y del que somos parte.

“Hoy integramos un gran abanico de especialidades y compromisos, desde el sanitario de una unidad pequeña, que es el cargo más primario y elemental, desempeñado por unsoldado que realizó un curso de preparación a su ingreso en las FAR o un enfermero incorporado al servicio militar, hasta el más encumbrado de nuestros médicos, profesores, trabajadores civiles o científicos.

“Estamos incluidos en los diferentes niveles de la estructura de las FAR, comenzando con la atención primaria, que abarca a los puestos médicos de salud a sus diferentes niveles.

“La atención secundaria la brindamos en siete hospitales militares, dos centrales aquí en La Habana: el Dr. Luis Díaz Soto y el Dr. Carlos J. Finaly, y otros cinco de ejército, distribuidos en Matanzas:

 

Dr. Mario Muñóz Monroy, Villa Clara: Dr. Manuel Fajardo Rivero, Camagüey: Dr. Octavio de la Concepción y de la Pedreja, Holguín: Dr. Fermín Valdés Domínguez y Santiago de Cuba: Dr. Juaquín Castillo Duany, que aseguran el nivel especializado. “En ellos se atiende diariamente a la población civil, la cual constituye más del 80% de las personas que asisten.

 

Esta es una característica propia de los servicios médicos de Cuba, porque somos el pueblo uniformado”.

“El nivel terciario de atención lo ofrecemos en el Kurhotel Escambray, una entidad que atendemos desde el punto de vista metodológico de la especialidad, encargada del tratamiento sanatorial y profilactorio.
“También están otras entidades como el Centro Nacional de Toxicología, la Unidad Central de Higiene y Epidemiología, el Centro de Medicina Aeronáutica y Subacuática, y la Comisión Médica Militar Central, las cuales complementan la integridad de los servicios que brindamos.

“Para la formación de pre y posgrado, contamos con la Universidad de Ciencias Médicas de las FAR, que desde hace 40 años se encarga de instruir a los especialistas militares y civiles de todos los perfiles biomédicos, como Medicina, Estomatología, Enfermería y todas las tecnologías de la salud.

“Ahí adiestramos al personal que requieren la institución armada, Cuba y el mundo, porque muchos cumplen misiones internacionalistas y apoyan diversas tareas de la Revolución. Guiados siempre por el Ministerio de Salud Pública (Minsap), nos regimos por sus políticas asistenciales, docentes e investigativas, las cuales adecuamos a nuestras características”.

¿Cómo se han integrado los adelantos y transformaciones en los procesos de formación y especialización del médico militar?

—El desarrollo de la Revolución, las FAR, la Medicina y las tecnologías, nos ha permitido instruir a cadetes y egresados con la utilización de equipos de nueva generación.

“Aunque nuestros programas de estudio, son iguales a los de todos los centros del país donde se imparten las Ciencias Médicas, le incorporamos asignaturas y especialidades militares como la Organización y Táctica de los Servicios Médicos, la Medicina Aeronáutica y Subacuática, Toxicología, Higiene y Epidemiología, Medicina de desastres, Medicina Tradicional y Natural, Atención a pacientes politraumatizados, quemados, entre otras, que en las fuerzas armadas tienen gran importancia.

“Además, como parte de su adiestramiento, los cadetes se insertan en las actividades docentes, asistenciales, científicas y de preparación combativa que realizamos. Así, en dependencia del año que cursan, es su nivel de complejidad y participación, pues necesitamos jóvenes comprometidos con la Revolución, humanos, sencillos, valientes, listos para cumplir las misiones asignadas.

“Nuestra universidad es el futuro y hoy lo estamos sembrando, mas creo que recogemos buenos frutos, pues muchos de nuestros cuadros de dirección son graduados de esa institución: jefes de servicios médicos de los ejércitos, directores de hospitales, la rectora de la universidad, los vicerrectores y debemos seguir cultivándolos, pues de ahí sale todo lo demás.

“Asimismo, como norma, los egresados de nuestra universidad y otros incorporados de la vida civil, realizan su servicio social en las unidades durante unos dos o tres años y allí realizan la especialidad
de Medicina General Integral (MGI).

 

“Durante esta etapa rotan por los servicios que están en los hospitales, policlínicos y consultorios, pero sin abandonar sus responsabilidades en la unidad. Después tienen dos caminos, van a los hospitales a hacer una segunda especialidad, o se mantienen en la atención primaria, como oficiales de mando a los diferentes niveles.

“También propiciamos que cumplan misiones internacionalistas y participen como integrantes de los contingentes Henry Reeve, de enfrentamiento a pandemias y grandes desastres naturales, porque estas desgracias, lamentablemente, son lo que más se parece a la guerra y desde el punto de vista profesional, humano y psicológico enseñan mucho”.

¿Cuánto han aportado los médicos militares a las brigadas Henry Reeve y a otras situaciones complejas?

—Quienes hemos tenido el privilegio de integrarlas, hemos sido como el equilibrio en la brigada, porque aportamos la tranquilidad, la serenidad, la organización y disciplina en el trabajo.

“Los médicos civiles tienen elevada preparación, pero nosotros poseemos una preparación distinta. Ambos nos complementamos. Logramos armonía sobre todo en la organización y la creación de sistemas de trabajo”. Al inicio de la epidemia, el General de Ejército Raúl Castro Ruz dio la indicación de que fuese en los hospitales militares y los puestos médicos de Pinar de Río y Guantánamo donde se iniciaran el enfrentamiento.

¿Cuánto ha comprometido a nuestros especialistas la confianza puesta en ellos?

La Covid-19 les ha traído grandes enseñanzas y revolucionado el pensamiento, pues todos los días aprenden. Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera —Era un reto. Nuestro personal militar y civil ha estado trabajando en condiciones difíciles, jugándose la vida, y aunque algunos se han enfermado, ninguno ha fallecido. A un año y casi ocho meses después, somos otros los Servicios Médicos.

“Para enfrentar la Covid-19, se trabaja el día entero bajo estrictas normas de bioseguridad con trajes especiales a los que no estábamos acostumbrados. No estamos ni cansados ni agotados y seguiremos mientras haya pandemia, pues no podemos defraudar la confianza de Raúl, ni la que tiene el pueblo cubano hacia los especialistas de los hospitales militares, pues nos saben en la primera línea y estaremos ahí el tiempo que haga falta.

“Pero no podemos versolo al científico, al intensivista, sino tener en cuenta también el trabajo desanitarios, enfermeros ymédicos de las unidades, que hacen pesquizajes, vigilancias, aislamientos, para evitar que haya un brote entre los combatientes y se afecte la preparación y disposición combativa. Por eso los rotamos también por los hospitales, para que todos tengan la experiencia de trabajar en zona roja. Su labor, junto a la de cocineros, choferes, pantristas, custodios y personal de limpieza, ha permitido en medio de la Covid hacer reclutamiento, previa, cursos y ahora se reincorporan a sus escuelas los cadetes y camilitos.

“En esta gran tarea, donde todos han participado. Nuestros cadetes han limpiado salas, recogido ropa, trasladado medicamentos y comida, bañado a pacientes, algunos han entrado más de 12 veces a la zona roja, realizando acciones sencillas o desempeñándose como médicos o enfermeros. Ellos nos han demostrado cuánta juventud buena tenemos.

“La pandemia nos ha enseñado que debemos reforzar más la medicina intensiva y de urgencia, el trabajo de higiene y epidemiología a todos los niveles, así como la labor integrada de los centros de
investigación, asistencia y docencia.

“El ritmo en que hemos laborado en estos meses es inédito. Nunca antes se había trabajado ciencia, docencia, investigación y asistencia juntas a esa velocidad.

El saber que por el medio hay vidas para salvar, ha permitido perfeccionar protocolos y expandir las mejores enseñanzas.

“Este es el modesto aporte de los trabajadores de los Servicios Médicos de las FAR al 65 aniversario de la institución militar, junto al compromiso de no fallar nunca. Estaremos en la primera trinchera y por el tiempo que haga falta, sin medir hora ni esfuerzo.

“Somos resultado de la historia, el fragor del combate y el internacionalismo, herederos de dos grandes ejércitos: el de las batas blancas y el del uniforme verde olivo, por lo cual, nuestro compromiso
con Fidel, Raúl y la población, es doble e impostergable”.

 

 

  • Siempre el objetivo fundamental es garantizar la salud de los integrantes de las FAR. Foto: Yasset Llerena

  • En la Universidad de Ciencias Médicas, se forman nuevos especialistas, según las necesidades y desarrollo de la institución militar. Foto: Yaima García Vizcaino

  • La Covid-19 les ha traído grandes enseñanzas y revolucionado el pensamiento, pues todos los días aprenden. Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera

  • Ser cada día más efectivos en sus dictámenes les permite detectar, tramitar y evitar con tiempo que los combatientes enfermen. Foto: Jorge Luis Sánchez Rivera

  • Al atender a la población en general, se evalúan enfermedades muy diversas lo cual enriquece a los expertos. Foto: Ariel Cecilio Lemus Álvarez de la Cambra

  • La participación de los galenos en la brigada Henry Reeve demuestra su solidaridad, humanismo y altruismo. Foto: Cortesía del entrevistado

  • Entre las décadas de los años sesenta y ochenta, los servicios médicos cumplieron misiones internacionalistas, en países de África, Asia y América Latina. Foto: Archivo de la Casa Editorial Verde Olivo

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