Fidel y sus desafíos
Él siempre estaba ahí, justo en la primera línea y con el pecho listo para enfrentar los vientos, granizos, marejadas, agresiones militares, invasiones, atentados, mentiras… que acechaban a la patria. Amanecía y pernoctaba en el Centro de Pronósticos de Instituto de Meteorología, el Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil o en el propio lugar de los hechos, con su traje verde olivo.
Así era Fidel, nuestro Comandante en Jefe, y lo conocíamos mejor cada vez que enfrentaba los avatares de la naturaleza y el odio humano, cuando nos enseñaba a proteger la vida de las personas en primer lugar y después, preservar los recursos de la economía. Delante siempre, verificaba las áreas afectadas por los fenómenos naturales y mantenía al pueblo informado, al tanto de los daños y la ayuda posterior.
Ese espíritu suyo, legado del deportista, guerrillero intrépido, escalador de montañas, nadador de la posa Los Jobos de su natal Birán, líder, estadista, expedicionario del Granma, lo forjaron para desafiar a los “demonios” de la naturaleza.
Para él no importaba si era a nado, caminando, a caballo, en bote, avioneta de fumigación, helicóptero o carro anfibio de las Fuerzas Armadas, había que recorrer las principales zonas damnificadas y apoyar las tareas de salvamento.
Así se hizo grande y amado por el pueblo que lo escuchaba, pues cuando avizoraba un peligro se personaba en el lugar junto a los que más arriesgaban.
Poco a poco, gracias a su visión de futuro en Revolución, hizo que la unidad de los cubanos los preparara para afrontar las adversidades. Él representaba la esperanza de un pueblo entero, capaz de confiar incondicionalmente, pues por muy difíciles que estuvieran los tiempos, su ejemplo hacía que se levantaran paredes e ilusiones.
Por ello revive constantemente su legado y nos hace fuertes. Ratificar el principio de que la Revolución del Comandante invicto ampara a todos, permite saberlo eterno.
Nos enseñó que cuando un evento lastima el archipiélago cubano, solo un mar de manos unidas recuperará el desastre que esto propina, porque Fidel con su sacrificio nos enseñó a levantarnos de forma contundente ante los golpes demoledores.
Las ideas de este hombre de talla inmortal, que perduran y se multiplican, nos convocan a construir y perfeccionar siempre, pues como él mismo nos enseñó: “El esfuerzo, principalmente, de nosotros, no es para compensar lo perdido; el esfuerzo de nosotros es para superar lo perdido, el esfuerzo es para crear condiciones de seguridad definitiva en la zona afectada (…)”[i].
La actuación ante los recientes acontecimientos en Matanzas, son demostración fehaciente de la continuidad de su estirpe en nuestro pueblo y sus líderes.
[i] Comparecencia para informar al pueblo sobre varios tópicos de interés general, entre ellos la situación después del paso del huracán “Flora” por la provincia de Camagüey y Oriente, 21 de octubre de 1963.
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