Volvemos a la carga
Corría al año 1895, el ímpetu y amor patrio montaron a caballo machete en mano y partieron a la manigua para levantarse en armas contra el colonialismo español.
Era 24 de febrero cuando se reiniciaron las luchas por la independencia de Cuba, uno de los acontecimientos más importantes ocurridos a fines del siglo XIX significó la continuación del proceso revolucionario iniciado por Carlos Manuel de Céspedes el 10 de octubre de 1968 para romper las cadenas que apresaban a Cuba por cuatro largos siglos.
José Martí estudió con profundidad las causas y factores que propiciaron los reveses de los cubanos entre 1868 y 1880, entonces trabajó ardua e intensamente para dar solución a los principales problemas que se confrontaron y elaboró las concepciones políticas estratégicas que sirvieron de base a la guerra de 1895.
El Apóstol fue el principal organizador de esta contienda bélica. La Guerra Necesaria se prolongó cerca de tres años y medio, y a diferencia de las anteriores, se extendió de un extremo a otro de la Isla. Ese día el grito de ¡Viva Cuba libre! se propagó como un huracán para enfrentar las contradicciones colonia-metrópoli.
Aunque por la parte española participaron más de 300 mil hombres y por la cubana más de 45 mil, esta contienda fue desangrando poco a poco a España, las bajas de su ejército regular aumentaban por años y las consecuencias que para sus jóvenes reclutas conllevaban los rigores de un clima tropical extremadamente caluroso y húmedo al cual no estaban adaptados, diezmaban día a día sus filas.
Aunque la victoria fue arrebatada por la intervención de Estados Unidos, facilitada entre otras cosas por la caída en combate de líderes político-militares aglutinadores como José Martí y Antonio Maceo; la contienda sirvió de enseñanza para tiempos posteriores desde el punto de vista político-militar, sobre todo para comprender la necesidad de un mando único.
Así, como hito glorioso del proceso revolucionario cubano, recordamos hoy otro aniversario del Grito de Baire y rendimos tributo a los hombres que en la manigua redentora defendieron con heroísmo el derecho de nuestro pueblo a su independencia y abonaron con su sangre y sacrificio el camino de la Revolución.
Cuba entera se puso en pie de guerra, se enalteció la dignidad de los cubanos, hondeó la bandera de la estrella solitaria y vibró la Patria. Marcó un momento definitorio para la libertad, continuación de la guerra de 1868 y Revolución para todos los tiempos.
Fuentes consultadas:
Revista Bohemia. Edición extraordinaria, octubre de 2018. Primera parte.
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