Al recordar la subida al Pico Turquino vienen a mi memoria los paisajes, los buenos amigos que quedaron y las largas horas de escalada. Eso sí, todos teníamos la convicción de que llegar era la meta, rendirnos nunca fue una opción.

Este enero marcó un antes y un después en la vida de muchos de los integrantes de la Brigada Juvenil «Sembrando raíces martianas en el corazón»de la Jefatura de la Logística de las FAR, pues nunca nos imaginamos con la fuerza suficiente para persuadir cualquier obstáculo y llegar al punto más alto de nuestro país.

Oficialmente se nombra Pico Real del Turquino, tiene una altura de 1974 metros sobre el nivel del mar. Además, forma parte de la cordillera de la Sierra Maestra y se ubica en el extremo occidental del municipio Guamá y por sus valores naturales e históricos-culturales se declaró Monumento Nacional el 30 de diciembre de 1991.

Emprendimos la marcha bien temprano―por la provincia de Santiago de Cuba― con el objetivo de rendirle homenaje al Héroe Nacional en el aniversario 170 de su natalicio.A medida que ascendíamosnos asomábamos a los precipicios y al mirar hacia abajo observábamos las palmas reales como cerillas de fósforos.

El viaje desde Santiago de Cuba hasta el pico es ―de hecho―una atracción.Durante el recorrido da la sensación de navegar con el mar azul a la izquierda y las alfombras de tonos verdes que se levantan hacia el otro lado en forma de vertiginosas montañas.

Asimismo, nos encontramos con un bello techo de nubes que poco a poco logramos alcanzar y retozamos como niños al tratar de atraparlas con nuestras manos. Pero al llegar a la cima nos sentimos en el mismísimo Olimpo al volver a verlas, pero esta vez, más abajo, a no pocos metros por debajo de nuestros pies.

Se quedará para siempre en la memoria el frondoso bosque que rodea todo el camino, cargadito de helechos y de aves que con su canto hacen más atractivo el recorrido, así hasta llegar al Pico Cuba, tomar un breve descanso y continuar la marcha.

Una vez visto el letrero que indica el kilómetro 11 ―el último―, y al percibir el busto de José Martí; las emociones invadieron y estremecieron el cuerpo de cada uno que ―sin pensar en lo dura que había sido la trayectoria―nos quedamos fascinadosal revivir la historia de Celia SánchezManduley, quien en el año del centenario del Apóstol ―acompañada de su padre― colocó la escultura en aquel lugar.

En la base del monumento aparece la frase de Martí: “Escasos como los montes son los hombres que saben mirar desde ellos y sienten con entraña de nación o de humanidad”. Desde ese día todos entendimos lo expresado por el Héroe Nacional y ratificamos nuestras ideas de amor a la Patria y comprobamosque “subir montañas hermana hombres”.