Palma Soriano en la antesala del triunfo
Liberar a Palma Soriano, entonces el reducto más importante del ejército del régimen en esta vía, era imprescindible en las aspiraciones de entrar a Santiago de Cuba.
En los días posteriores al Combate de Guisa y durante el mes de diciembre de 1958, cayeron en poder de los rebeldes las localidades de Jiguaní, Santa Rita, Baire, Contramaestre, El Cobre, San Luis, La Maya, Alto Songo, entre otros sitios; por lo que en la ruta central hacia Santiago de Cuba desde Bayamo, solo quedaban el poblado de Maffo y la localidad de Palma Soriano.
Un disparo de bazuca contra la estación de la policía marcó el inicio de la batalla en esta última zona. En varios puntos de la ciudad se atrincheraron un gran número de fuerzas de la tiranía, que se defendieron fuertemente hasta con ametrallamientos y bombardeos aéreos sobre la ciudad.
Sin embargo, no fue posible contener el avance impetuoso de las tropas rebeldes. A partir de ese momento se combatió prácticamente casa por casa y en los edificios cercanos al Parque Central.
Para el día 26, cuando las fuerzas rebeldes tomaron las últimas posiciones, entre ellas el Hotel Palma, Fidel ordenó exhortar a la rendición, y en las primeras horas de la madrugada del 27 de diciembre de 1958, Palma Soriano fue liberado. Se ocuparon más de 350 armas que sirvieron para reforzar a la guerrilla en su avance hacia Santiago de Cuba.
En el parte emitido por Fidel ese día por Radio Rebelde, el líder de la Revolución Cubana expresó: “nadie podrá robarle al pueblo de Cuba el saldo beneficioso de la Revolución […]”.
El Primero de Enero de 1959, precisamente desde Palma Soriano, el Comandante en Jefe Fidel Castro llamó al pueblo a defender la victoria popular que algunos aliados al tirano pretendían escamotear; el triunfo que definitivamente fue proclamado aquel día en horas de la noche desde el Parque Céspedes de Santiago de Cuba.
Las acciones acontecidas en la localidad palmera durante los últimos meses de 1958 y que culminaron con la liberación definitiva, resultaron determinantes para lograr la entrada de los rebeldes en la Ciudad Héroe. Fue la capacidad organizativa, la disciplina y el apoyo absoluto del pueblo, las condicionantes indispensables que determinaron el triunfo.
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