La más osada de la centuria
La invasión a Occidente de la guerra independentista cubana en 1895 es, a 129 años de su realización, un referente en la historia universal si de acciones bélicas de alta envergadura se trata. El traslado del teatro de operaciones militares a lo largo y ancho del país estuvo marcado por el brillante liderazgo de Máximo Gómez Báez, General en Jefe del Ejército Mambí, y fue gloriosamente secundado por el Lugarteniente General Antonio Maceo Grajales.
Juntos lograron ejecutar, quizás sin saberlo, la acción estratégica más osada de la centuria. La campaña, además de acabar con el soporte económico hispano, dividió las fuerzas enemigas y los obligó a combatir en múltiples escenarios.
Una tras otra fueron cayendo las trochas y maniobras del cerco ibérico ante la astucia de ambos jefes militares, quienes lograron confundir incluso a Martínez Campos con una supuesta retirada hacia Oriente, que hizo destapar botellas de champán en el Palacio de los Capitanes Generales ante una falsa victoria.
Poco les duró el entusiasmo cuando los jefes mambises, una vez culminada la operación, dieron marcha atrás a sus cabalgaduras dejando a miles de soldados que en tropel de caballería y en convoyes de trenes los perseguían. Lograron con el llamado Lazo de la Invasión dejar abierto el camino hacia Matanzas y la capital, sobre lo cual Gómez escribiría más tarde: que los españoles «los empujaban» en su marcha.
Fue el día 3 de enero cuando se encontraron ambas columnas revolucionarias en La Habana, y luego se dispusieron a proseguir y dar paso a la etapa final de la invasión desde territorio pinareño.
Durante los tres meses de duración de la marcha, los mambises recorrieron cerca de mil 800 kilómetros, libraron 27 combates y ocuparon 22 poblaciones importantes, luchando siempre en una desproporción de fuerzas, hazaña que consagró el prestigio del Ejército Libertador.
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