Lejos Martí de su Patria

14 de Enero de 2024

Desde Madrid José Martí se propuso denunciar las realidades de la prisión.

 

Por sus convicciones y actividades políticas el Apóstol encaró dos veces la deportación hacia España. La primera en 1871, próximo a cumplir 18 años.

 

Paradoja inevitable la de amar la tierra de sus padres sin olvidar que aquella en la que había nacido, sufría la bota cruel del colonialismo español.

 

En calidad de deportado, a bordo del vapor Guipúzcoa, salió de La Habana hacia España el 15 de enero de 1871. El presidio político y la realización de trabajo forzado previos a esta fecha fueron resultado de su pensamiento patriótico.

 

Su detención y posterior condena guardaron relación con lo ocurrido el 4 de octubre de 1869 en La Habana, cuando integrantes del Cuerpo de Voluntarios pasaron cerca de la vivienda de Fermín Valdés Domínguez donde conversaban algunos amigos.

 

Parte de esos miembros se presentaron luego en la casa de Fermín intrigados por la risa de los jóvenes, y tras un minucioso registro encontraron una carta en la cual José Martí y Valdés Domínguez criticaban a un antiguo compañero suyo del colegio de Rafael María de Mendive, quien se había enrolado en dicha fuerza militar.

 

Varios de aquellos bisoños fueron detenidos entonces. El 21 de octubre fue apresado también José Martí. En el juicio, que se realizó varios meses después, lo condenan a seis años de presidio y a la realización de trabajo forzado.

 

Trasladado al Presidio Departamental de La Habana, el 4 de abril de 1870, es identificado como el recluso número 113 de la primera brigada de blancos.

 

Gracias a las gestiones que realizaron sus padres, a través de un influyente amigo, se logró que las autoridades españolas en Cuba conmutaran a José Martí la pena del encierro por la deportación hacia España.

 

Por espacio de algo más de dos meses residió en la finca El Abra, en la entonces Isla de Pinos; al salir del presidio y tras retornar a La Habana en diciembre de 1870, parte hacia la península ibérica a mediados de enero.

 

Este día, antes de abandonar la Isla, escribió una breve carta a su profesor Rafael María de Mendive, a quien consideraba un padre:

 

“De aquí a dos horas embarco desterrado para España. Mucho he sufrido, pero tengo la convicción de que he sabido sufrir. Y si he tenido fuerzas para tanto y si me siento con fuerzas para ser verdaderamente hombre, sólo a Ud. lo debo y de Ud. y solo de Ud. es cuanto de bueno y cariñoso tengo”.

 

En ese territorio vivió nuestro Héroe Nacional hasta finales de 1874, desde su primer alejamiento de la tierra natal. Luego decidió trasladarse hacia México para reencontrarse con sus padres y hermanas.  

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