Irrevocable convicción por ver a Cuba libre
El aval de sus proezas con las armas y la palabra lo antecede. No en vano integró la legendaria caballería camagüeyana comandada por El Mayor Ignacio Agramonte. Por su incondicionalidad y perseverancia hacia la causa independentista, ni su verbo incisivo y bello se mostró incansable y significativo para su tiempo. Era Manuel Antonio Sanguily Garrite, no podía ser de otra manera.
Fue uno de los más sobresalientes alumnos del colegio El Salvador, de José de la Luz y Caballero, donde años más tarde impartiría clases de literatura y gramática.
Con apenas 20 años comenzó a luchar contra el colonialismo para liberar a su Patria. Era 1861 y junto a su hermano Julio, quien alcanzó el grado de mayor general, se integró a las filas mambisas.
A partir de entonces participó en las acciones de Maniabón, Guáimaro, Zaragoza, Peralejo, Palmarito, Aranjuez, La Sacra, Palo Seco, Las Guásimas, Jimaguayú... Además, fungió como representante de la Cámara por el Departamento de Occidente y acompañó a Máximo Gómez para enfrentar con entereza la sedición de Lagunas de Varona.
A principios de 1877 salió junto a su hermano, del que fue nombrado ayudante, para reforzar el apoyo de la causa cubana desde el exterior con la organización de expediciones armadas.
En Nueva York se enteró del Pacto del Zanjón, el fin de la guerra y de la oposición tenaz del general Antonio Maceo en Mangos de Baraguá, por lo cual regresó a la Isla.
Tiempo después, en octubre de 1898, fue designado delegado del Tercer Cuerpo de Ejército a la Asamblea de Representantes de la Revolución Cubana e integró la comisión encabezada por el mayor general Calixto García, que viajó al país norteño para gestionar recursos destinados al licenciamiento del ejército mambí.
En poco tiempo sufrió la intervención de Estados Unidos a la Mayor de las Antillas. Su rectitud política fue demostrada al alertar sobre el vecino prepotente, sobre todo cuando desde su posición de delegado a la Asamblea Constituyente de 1901, se opuso a la Enmienda Platt impuesta por Washington, y cuando no tardó en manifestarse frente al Tratado de Reciprocidad.
Entonces, halló en la dirección del Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana un espacio trascendental. Allí continuó el compromiso con su país y con el ideal independentista.
Por si esto fuese poco, sus incursiones en la política, la oratoria, el periodismo crítico y profundo, la enseñanza, la investigación, el testimonio histórico y las letras cubanas; constituyeron elementos significativos en su vida.
Según los especialistas, Cuba Contemporánea, Bimestre Cubana y la revista de la Facultad de Letras y Ciencias de la Universidad de La Habana, estuvieron entre los medios de comunicación que contaron con sus colaboraciones. En ellas, en los campos de la Isla y en la ciudad de Nueva York, Manuel Sanguily siempre demostró su honradez y empeño irrevocable por ver a Cuba libre.
Fuentes consultadas:
Diccionario Enciclopédico de Historia Militar de Cuba, Primera parte, Tomo 1, Casa Editorial Verde Olivo, La Habana, 2014.
Comentarios
En este sitio no se admiten comentarios que violen, incumplan o inciten a romper legislaciones cubanas vigentes o atenten y dañen el prestigio de alguna personalidad o institución, así como tampoco aquellos que contengan frases obsenas, groseras o vulgares. Verde Olivo se reserva el derecho de no publicar los comentarios que incumplan con las normas antes expuestas.