Fidelidades de Emilio Bárcenas

09 de Agosto de 2022

Bajo el fuego enemigo cae herido y pronuncia su último grito: “¡Adelante muchachos, adelante! ¡Viva Cuba libre!”. Fuente: Archivo de la Casa Editorial Verde Olivo

Ya retumbaban las balas alrededor de todos cuando se escuchó detrás del buldócer un grito: “¡Adelante muchachos, adelante! ¡Viva Cuba libre!”. Al instante, todos reconocieron la voz de Tanganica, quien horas antes se había ofrecido para incendiar la mecha que haría explotar la bomba amarrada en la cuchilla de la enorme maquinaria.

 

Por supuesto que el alarido encendió los corazones de todos los que participaban en la toma del cuartel de la guardia rural de Minas de Ocujal aquel 30 de julio de 1958, para honrar, desde el Segundo Frente, la muerte de Frank País.

 

Sin embargo, esas fueron las últimas palabras de aquel descendiente de haitianos que encontró su ideal en las filas del ejército rebelde.

 

Emilio Bárcenas Pier era su verdadero nombre. Había nacido el 24 de septiembre de 1926 en Guantánamo y desde pequeño tuvo que enfrentar burlas, abusos y discriminaciones por ser negro. Además, con poco más de 10 años y huérfano de madre, buscó trabajo en los lugares más difíciles, por lo que aprendió a ser cortador y pesador de caña, tractorista, chofer, estibador, peón de albañil, cocinero, constructor, cantinero… Mas su buena salud, aptitud y perseverancia lo acompañaron siempre.

 

En 1957, mientras recorría las faldas de la Sierra Maestra para encontrar algún sitio donde laborar, fue hallado por una patrulla de combatientes rebeldes, quienes lo llevaron frente a Fidel. La sinceridad de Bárcenas Pier admiró al líder revolucionario, quien le propuso quedarse en su tropa como soldado.

 

Por supuesto que él aceptó y de seguro evocó su desempeño de finales de la década de los años 40, cuando integró la organización Juventud Socialista y formó parte de la Comisión de Orden y disciplina de las Actas.

 

A partir de ese instante, entrenó y participó en combates y escaramuzas, que le permitieron integrar la Columna 6 Frank País, y luego, la No. 9, José Tey. Comprobadas sus condiciones combativas, bondad y nobleza, los compañeros comenzaron a llamarlo por el sobrenombre de Tanganica, debido al personaje de una novela radial con quien compartía estas características.

 

Al conocerse de su herida en combate, muchos compañeros la sintieron propia. Sobre todo, porque este intrépido guerrillero, guardó el dolor que lo consumía y cumplió la orden explosiva.

 

Varios días estuvo defendiendo su vida el recién ascendido teniente, hasta que fallece el 9 de agosto de 1958 y post mortem se le confirió la Orden al Mérito Revolucionario Legión de Honor Frank País.

 

Desde entonces a este Bravo de Ocujal, se le rinde homenaje constantemente, sobre todo al ser considerado el héroe que representa a los trabajadores civiles de la defensa, siempre con esa sonrisa enorme que nos recuerda su fidelidad y espíritu de sacrificio al ser capaz de entregarlo por defender sus convicciones.

 

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