Escudo protector de la sociedad cubana
Su misión comenzó con la luz del triunfo revolucionario en Cuba. Desde entonces, un deber primordial los enaltece: proteger el orden interior, la tranquilidad ciudadana y seguridad vial. Estos fueron los cimientos de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), institución que surgió del deseo incansable por borrar de la memoria la represión, abusos y corrupción que caracterizó a sus predecesores durante la dictadura de Fulgencio Batista.
Constituida oficialmente el 5 de enero de 1959, la PNR emergió como esencia de la Revolución, arraigada a las tradiciones de lucha de los mambises y del Ejército Rebelde. Desde sus primeros días, llevó consigo un compromiso inquebrantable con el pueblo, al participar de forma activa en los momentos más trascendentales y en las primeras medidas tomadas por el gobierno. No solo encaró al enemigo interno sino que también defendió nuestro país con valentía y audacia, desde las arenas de Playa Girón hasta las misiones internacionalistas en tierras lejanas.
Protagonizaron valientes hazañas, entre ellas obstaculizar el avance de las bandas contrarrevolucionarias y frustrar atentados vandálicos contra la población civil y objetivos económicos. Muchos de los valientes miembros de la PNR, ejecutaron misiones en ocasiones anónimas, infiltrándose en el seno mismo del enemigo. A lo largo de los años la organización revolucionaria ha mostrado constante evolución ante nuevos y desafiantes retos. Es lucha incansable contra las indisciplinas sociales.
Hoy su compromiso continúa férreo, siempre aliada al pueblo, nutriéndose con su participación y protegiéndolo. Presentes desde el nivel de barrio, a través de sus jefes de sector hasta las distintas unidades policiales de nivel municipal. La institución forma parte integral del Ministerio del Interior (MININT), y colabora activamente con sus órganos en el cumplimiento de sus deberes.
Los hombres y mujeres que tienen el privilegio de portar el distintivo y uniforme de la PNR merecen el reconocimiento y el respeto de la nación. Emblema de sacrificio y coraje, continuará siendo el escudo protector de la sociedad cubana.
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