El primer rebelde

10 de Noviembre de 2023

Hatuey fue condenado a la hoguera en 1511, castigo reservado entonces a los más viles y criminales. Fotos:Archivo de la Casa Editorial Verde Olivo

El cacique Hatuey fue condenado a morir en la hoguera en 1511 por los conquistadores españoles. Mientras lo quemaban vivo, surgía una historia.

 

Antes del fuego, le habían preguntado si quería convertirse en cristiano para subir al cielo. Él, a su vez, inquirió: “¿Y los españoles también van al cielo?” Al recibir una afirmación el cacique dijo sin pensar: “No quiero yo ir allá, sino al infierno, por no estar donde estén y por no ver a tan cruel gente”.       

  

Fue aquel rebelde quien dirigió la estrategia de atacar y después dispersarse en las lomas donde luego se reagrupaban para el siguiente ataque. Esas acciones mantenían a los españoles a la defensiva, moviéndolos de un lugar a otro. Así alcanzaron largas distancias hasta llegar a lo que es hoy en Granma, el municipio de Yara. 

 

Gracias un traidor, sería capturado allí, más tarde, el cacique que el 11 de noviembre de 1511, atado, ardió en llamas. A esta triste historia se le atribuye la leyenda más antigua de Cuba, según el historiador de esta ciudad Osvaldo Parra: “Cuenta que cuando Hatuey es quemado vivo en la hoguera, emite un grito y de su boca sale una luz”. Es esa la emisión que desde entonces aseguran, vaga errante en las noches por los campos.

 

Es raro encontrar a un campesino de la zona que no conozca el relato o tenga una versión, incluso, muchos aseguran haber visto en la oscuridad, al cabalgar cerca de los cementerios o en los lugares más apartados, la legendaria “Luz de Yara”.

 

La literatura cubana del siglo XIX recoge el mito y aunque existen varias versiones todas parten del suplicio al que fue sometido el cacique Hatuey.

 

Una de las ideas más extendidas narra que la luz comienza como un reflejo sobre el mar hasta romperse en mil pedazos, pero si alguien se atreve a rayar un anillo de oro sobre las rocas de la costa, esta le va encima al atrevido, pues el alma de Hatuey reclama el oro que todos los conquistadores se robaron en la Isla.

 

Dentro del imaginario popular múltiples son las historias que se transmiten por tradición oral. La de esta oriental región los lugareños la han enriquecido, agregando más elementos; se ha trasmitido de generación en generación hasta convertirse en la leyenda que es.

 

Y aunque muchos testimonios coinciden en estos detalles, no existe evidencia científica de la enigmática “Luz de Yara”; lo que se ha comprobado es la existencia de fuegos fatuos, fenómeno físico-químico producto de la inflamación de gases que se desprenden de la materia orgánica-vegetal y animal, en descomposición o putrefacción. 

 

Quizás sea esa la explicación de parte de esta anécdota. Lo cierto es que mito o realidad, es considerada por intelectuales, campesinos y pobladores, como una de las historias más antiguas teniendo en cuenta que el hecho que la inicia, alcanza ya cinco siglos.

 

Hatuey fue quemado vivo, pero su ímpetu de rebeldía todavía anima a los pueblos que aún permanecen bajo la tutela y el dramatismo impuesto por el imperio, y que necesitan juntarse y luchar para vencer las necias aspiraciones de unos pocos,que pretenden adueñarse de lo que no les pertenece.    

 

Fuente consultada:

 

-Entrevista a Osvaldo Parra, historiador del municipio de Yara.

 

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