Quiso la tiranía propinar un duro golpe al Movimiento Revolucionario 26 de Julio y al Partido Socialista Popular que operaban en el norte de la antigua provincia de Oriente. Pretendían evitar que ocurriera un alzamiento similar al producido en Santiago de Cuba el 30 de noviembre de ese mismo año, para apoyar a los expedicionarios del yate Granma.

Transcurría diciembre de 1956  cuando el coronel Fermín Cowley Gallegos, Jefe del Regimiento Militar número siete de Holguín y cabecilla del sanguinario suceso, ideó la macabra idea de ejecutar un plan denominado Regalo de navidad,  que consistía en atrapar y aniquilar a los principales dirigentes y militantes de ambas organizaciones opositoras al régimen tiránico de Fulgencio Batista Zaldívar pasadas las 12 de la noche del 24 de diciembre, cuando estos se encontraran en sus hogares festejando la fecha junto a sus familiares.

El joven Rafael Orejón Forment, jefe de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio en la localidad holguinera de Nicaro resultó la primera víctima, y la relación se completó con otros 22 revolucionarios durante los días 24, 25 y 26, muchos de ellos sacados de sus casas, torturados, baleados o ahorcados, y cuyos cadáveres aparecieron dispersos por lugares de las actuales provincias de Las Tunas y Holguín.

Lo que no pudieron impedir los esbirros de la tiranía fue que Orejón llevara a Holguín un importante mensaje de la Dirección del Movimiento Revolucionario en Santiago de Cuba, en el que informaban que: Fidel estaba vivo y se había internado en la Sierra Maestra.

Aunque la horrenda serie de crímenes, conocidos por el pueblo como las Pascuas Sangrientas, fue un duro golpe para los revolucionarios al perder a sus principales líderes y otros destacados luchadores, muy pronto el movimiento clandestino logró recuperarse y en mayo de 1957, jóvenes seguidores de los ideales de los caídos se incorporaban al Ejército Rebelde en la Sierra Maestra.

La sangre de estos mártires no se derramó en vano, pues la firme decisión de lucha del pueblo y el Ejército Rebelde se mantuvo hasta lograr más tarde el derrocamiento de la tiranía y el triunfo revolucionario.