Cuando los años no alcanzan
Este 22 de noviembre, recordamos el 115 aniversario del natalicio de Antonio Guiteras Holmes, el impresionante político, revolucionario, antimperialista y líder de la Revolución de 1933, quien, al decir de Raúl Roa fue: “la figura más empinada, el ánimo mejor templado, la voluntad más indomeñable, el brazo más enérgico y el espíritu más puro del movimiento nacional revolucionario”.
Características estas que formó desde niño al escuchar las historias de su tío, José Ramón Guiteras, quien murió luchando por la libertad de Cuba durante la Guerra de los Diez Años y las de su tío abuelo John Walsh, uno de los más importantes líderes de la independencia de Irlanda. Pero sobre todo, las adquirió al escuchar a su padre hablar de José Martí y del amor a la Patria.
Mas, en su infancia enfrentó importantes retos, como cuando con cuatro años tuvo que convertirse en zurdo, al sufrir un accidente que le hizo perder durante varios años el control del lado derecho de su cuerpo y la visión del ojo izquierdo.
Durante su bachillerato en Pinar del Río, participó activamente en acciones revolucionarias estudiantiles; las cuales continuó en la Universidad de La Habana, donde realizó un Doctorado en Farmacia.
Se opuso a la dictadura del general Gerardo Machado y en 1927 integró el Directorio Estudiantil Universitario (DEU) y apareció así en el escenario político cubano. Desde entonces, sobresalieron sentimientos antimperialistas que compartió con Julio Antonio Mella.
Una vez graduado en Farmacia y fogueado en los combates universitarios, Tony trabajó como viajante de Medicina por toda la región centro-oriental del país, donde defendía las causas justas.
Así concibió el Plan Bayamo, diseñado para tomar el cuartel de esa ciudad, ocupar el armamento y dirigirse a la Sierra Maestra con el objetivo de desplegar una guerra de guerrillas. Una delación hizo fracasar su audaz proyecto y fue encarcelado.
Gracias a la amnistía declarada por el gobierno machadista, salió de prisión y consiguió empleo en los laboratorios Linner, como responsable de las provincias orientales; designación que aprovechó para agrupar a los revolucionarios de Santiago de Cuba, Holguín, Bayamo y Manzanillo.
En esa época, funda la Unión Revolucionaria (UR), pues concebía, que el éxito de la insurrección, solo se lograría al ejecutarla en el Oriente del país, en especial desde Santiago de Cuba.
Guiteras lanzó el “Manifiesto al pueblo de Cuba”, donde expuso un programa centrado en la unidad de todas las fuerzas antimachadistas y recalcó la necesidad de la lucha armada, como vía más práctica para derrocar a la dictadura.
Planea la toma del cuartel de San Luis, que llevaría a la mediación del embajador estadounidense Summer Wells y la huida de Gerardo Machado. Desde el Palacio de Gobernación de Oriente, pronunció un discurso contra la injerencia de Estados Unidos en Cuba y llamó al pueblo a consolidar la Revolución.
Tras la caída del régimen, es nombrado por el gobierno de La Pentarquía, como gobernador de la provincia de Oriente, por su prestigio como jefe militar y revolucionario.
El nuevo presidente Ramón Grau San Martín, aceptó la propuesta de nombrar a Guiteras en la Secretaría de Gobernación, a quien subordinaron la Secretaría de Guerra y Marina. Desde este cargo, tomó medidas antimperialistas, defensoras de la dignidad, la justicia y la equidad nacionales.
Durante 127 días, promulgó la jornada laboral de ocho horas, la rebaja de las tarifas eléctrica y de gas, suspendió los desahucios, estableció la sindicalización libre y el jornal mínimo; instituyó un sistema de seguridad social y el voto a la mujer.
Tras el derrocamiento de este gobierno, organizó una insurrección armada y creó en junio de 1934 la Joven Cuba, su plan táctico secreto contemplaba organizar una expedición procedente
de México, que desembarcara por Oriente; mientras varios cuarteles de esa provincia eran asaltados, con el objetivo de pertrechar al pueblo y marchar a la Sierra Maestra.
Entonces preparó el yate Amalia y planeó salir por el fuerte del Morrillo en la bahía de Matanzas. Nuevamente delatado, el entonces coronel Batista envió a un centenar de soldados al lugar. Lo cercaron y asesinaron el 8 de mayo de 1935, junto a su amigo y revolucionario venezolano Carlos Aponte Hernández. Con él renació la esperanza de transformación cubana.
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