Este 30 de julio, cuando se cumplieron 65 años del asesinato de Frank País García y se conmemoró en toda la nación el Día de los Mártires, la Casa Editorial Verde Olivo presentó el texto Contra todo obstáculo en el Sábado del Libro.

Justo cuando su presentador, el coronel (r) Eduardo Yasells, Premio Nacional de Periodismo José Martí, evocó la crueldad del asesinato de Frank y la magnitud de su sepelio en las “más de veinte cuadras en apretada masa”, lo abandonó su voz por unos instantes. 

¿Cómo no hacerlo? Este gigante periodista lo conoció y compartió con él inquietudes revolucionarias en su Santiago natal. Supo de su valía e inteligencia al acompañarlo en su “labor de orfebre para forjar una organización revolucionaria clandestina con estudiantes, obreros y otros sectores, con la disposición de arrebatarle las armas al enemigo”.

Sin embargo, Yasells aclaró que él se enteró de esta tragedia, gracias a la valentía de una emisora radial que trasmitió la información, pues se encontraba recluido en la cárcel de Boniato. Y hacia allí se desplazaron sus pensamientos en esos instantes de mudez, justo hasta a las 4:20 de la tarde de aquel día caluroso, cuando esa noticia inadmisible, pero cierta, dolía para todos.

Como él, se lamentaban otros treinta presos políticos, entre los cuales se encontraban los encausados por intentar abrir el Segundo Frente Oriental en la Sierra Cristal, organizado meticulosamente también por Frank para aliviar el hostigamiento que había sobre las tropas de Fidel.

 ¡Cuántos sentimientos encontrados sintió hace 65 años y revivió ahora este Quijote de las palabras!, a quien solo un aplauso de los asistentes a la actividad le permitió regresar del pasado y reanimar la plática. Sé que se repuso fuerte, pero inmensamente entristecido. Aunque no dudó en recordar que las acciones de aquellos años permitieron derribar las rejas de las celdas “para hacernos sentir junto al triunfante David”.

Allí evocó también la labor de Vilma Espín y de Asela de los Santos, quienes plasmaron en las páginas de Contra todo obstáculo, las acciones realizadas por “compañeros y compañeras que contribuyeron a garantizar el sostenimiento y la vitalidad de los campamentos del Ejército Rebelde” mediante su abastecimiento.

Entonces, la investigadora Martha Verónica Álvarez, coautora de la obra, habló de la entrega que motivó a Vilma a realizar la compilación y a priorizar la realización del volumen, hasta sus últimos instantes.

“Fue una orden del General de Ejército Raúl Castro, —afirmó la historiadora—, para que los protagonistas de los días del clandestinaje y la Sierra Maestra contaran sus experiencias. Así lo hizo ella, pero con la motivación de que no era un libro para hablar de su proceder, sino para reconocer la labor de todos los que hicieron posible las  acciones encubiertas en Santiago y el avituallamiento de los rebeldes.

“Por eso era persistente en incorporar la mayor cantidad de nombres posibles, para que todos se vieran identificados en este texto de Cuba y sus héroes”.

En ese instante, aparecieron unas lágrimas emocionadas ante el recuerdo de esa heroína inmensa que le permitió conocerla más de cerca e indagar en sus memorias y documentos para sacar a la luz a aquellos que desde el silencio han realizado hazañas magníficas.

Así transcurrió este sábado en la Calle de Madera, otra vez envuelta en las historias de muchos ideales que no por callados dejan de ser trascendentales.