Ciudad en llamas
Reunidos en el Ayuntamiento, los bayameses decidieron prenderle fuego a la primera capital de la República de Cuba en Armas antes de que volviera a caer en manos enemigas. La heroica decisión fue antecedida por tres días de intensos combates contra fuerzas superiores del enemigo y en tanto, era evidente que los españoles caerían sobre Bayamo con mano de hierro.
Resultaba inaceptable para el poder colonial ibérico que las tropas bajo el mando de Carlos Manuel de Céspedes tomaran la villa; y en el afán de revertir esa situación, el capitán general de la Isla nombraba al general Blas Villate, Conde de Valmaseda, como jefe del Ejército de Operaciones de Cuba y quien además, controlaría esa parte del oriente del país.
La indignación de los bayameses se viralizaba por todas las casas, desde las familias más acaudaladas hasta las más desfavorecidas. Todos respondieron a la misma decisión: Incendiar la ciudad de Bayamo. Iniciaba de este modo la catástrofe y con ella la rebeldía de un pueblo que no se quería subyugar.
Implacable, el fuego consumió viviendas, fotos familiares, juguetes… Recuerdos que fueron reducidos a cenizas y que el viento transportó de un lugar a otro sin importar cuánto esfuerzo llevó construirlos y dejando atrás los sacrificios cotidianos de cada familia.
Los ancianos, mujeres y niños fueron conducidos durante la oscuridad a la manigua mientras viviendas, iglesias, edificios públicos ardían en llamas simultáneamente. El 12 de enero de 1969, de Bayamo quedó, entre pocas cosas, la capilla de Nuestra Señora de los Dolores, fundada en 1740.
Consecuencia de aquel heroico suceso, los habitantes de la ciudad se esparcieron por otros montes y comarcas, estableciéndose en distintos puntos de la isla mientras otros volvieron a levantar sus hogares destruidos.
La historia de Cuba guarda este hecho en sus páginas como un ejemplo de sacrificio, desprendimiento, entrega, decisión, valor y heroísmo de los cubanos en su lucha por la independencia de la Patria. Así El reinicio de la lucha en 1895 dio continuidad al legado de los bayameses y a la disposición de resistencia y lucha para el presente y futuro del pueblo.
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