Los drones, de máquinas de juego a máquinas de muerte. (II)
El conflicto en Ucrania ha sido también un escenario en que las partes han hecho amplio y eficaz uso de los sistemas no tripulados, aéreos, terrestres y navales.
El centro de estudios británico Instituto Real de Servicios Unidos, conocido como RUSI por sus siglas en inglés, ha informado que entre el 60 y el 80 por ciento de los tanques rusos inutilizados en ese conflicto han sido tras el ataque con drones cuyo costo es inferior a los mil dólares, mientras que los blindados cuestan millones. Se aprecia que para el año 2025, los drones representarán entre el 60 y el 70 por ciento de las bajas de personal y técnica en Ucrania.
Los drones, junto a otros sistemas de armas igual de novedosos y efectivos, han obligado a los jefes militares a evitar grandes concentraciones de fuerzas y de técnica, asegurar y proteger más sus recursos logísticos y a desarrollar sistemas de guerra electrónica para intentar su neutralización.
Esto explica por qué muchos países han tenido que modificar estrategias y cambiar planes de adquisición de armamentos, en favor de la compra masiva de drones para sus fuerzas armadas.
Estados Unidos robotiza sus fuerzas armadas… aún más
El 10 de julio último, el secretario de Defensa norteamericano, Peter Hegseth, emitió un memorando que indica expandir el empleo de los drones tácticos dentro de sus fuerzas armadas.
La decisión responde a un memorando emitido un mes antes por Donald Trump, para garantizar que ese país se mantenga como líder global en la tecnología de drones, mediante la ampliación de la base industrial para su producción y comercialización, dentro y fuera del país.
Hegseth ordenó la rápida incorporación a las fuerzas armadas de miles de sistemas no tripulados tácticos de pequeñas dimensiones con Inteligencia Artificial incorporada.
Para finales de 2026, cada escuadra del Ejército contará con drones de ataque conocidos como «kamikazes», pues solo se emplean una vez, como si fueran una munición, después de haber cumplido misiones de exploración sobre un objetivo. También se les conoce, por esa particularidad, como municiones merodeadoras.
En septiembre venidero, cada servicio armado estadounidense deberá activar formaciones experimentales, para estudiar las mejores maneras de emplear esos drones, de cara a la fecha de 2026 antes señalada.
A tono con esa decisión, el Ejército anunció que dejará de comprar helicópteros de ataque AH-64, a los que prevé sustituir con enjambres de drones. También han cancelado otros programas, por costosos y poco fiables, en favor de los sistemas no tripulados.
Lo que no dice Hegseth
El funcionario estadounidense hizo el anuncio a bombo y platillo, como si hablara de vender juguetes. Habló de carencias, que son reales, en cuanto a drones tácticos frente a otros países.
Sin embargo, evitó decir que EE.UU es el país que mayor cantidad de drones posee en el inventario de sus fuerzas armadas, con más de 13 mil unidades. Tampoco dijo que los tienen desplegados y cumpliendo misiones letales en todo el mundo, violando fronteras cuando lo estiman conveniente, en defensa de sus «intereses de seguridad nacional».
Los tienen incluso en el Caribe, donde desde 2024 han desplegado más de 20 vehículos navales no tripulados con capacidades de vigilancia, seguimiento de objetivos y adquisición de blancos. Cerca de nuestras costas se encuentran algunos, bajo el pretexto de la lucha antidroga, el mismo que emplean hoy para militarizar la región con buques y aviones de combate, para intentar amedrentar a Venezuela. Medios aéreos no tripulados sobrevuelan nuestra región, con iguales fines.
Hegseth fue claro en su memorando, la letalidad a la hora de emplear los drones no constituirá un problema. La idea sobra, los muertos ajenos nunca han sido un problema para EEUU.
Se impone alistarnos frente a esta amenaza; estudiar los conflictos recientes y aplicar las experiencias que nos dejan en la lucha contra los drones; debemos adaptarnos con agilidad e inteligencia a los cambios del adversario en la esfera militar.
Nos estamos preparando, y esa es la mejor manera de responder a esta nueva amenaza.
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