Bombardeo norteamericano sobre Santiago
Aunque pasen los años, Santiago de Cuba no olvida. Las evidencias que cada cierto tiempo encuentran sus habitantes de aquel bombardeo naval realizado en 1898 por las tropas norteamericanas, prueban la injusticia a que fue expuesto el pueblo cubano.
Hace 124 años, cuando las modernas embarcaciones estadounidenses disparaban con sus cañones de más de 200 milímetros hacia la urbe oriental, se aseguraba una de las primeras acciones que mostraron la posibilidad de la intervención extranjera al país y la frustración del ideal martiano de lograr la anhelada independencia.
En puerto ¿seguro?
Entre las ventajas que encontraron los marinos norteamericanos para realizar la operación estuvo el bloqueo de la flota española en el puerto santiaguero, así como la presencia de fuerzas del Ejército Libertador, que dominaban la urbe y su guarnición desde las cimas montañosas, todo lo cual resultó de vital importancia para el apoyo al posterior desembarco.
Así comenzó un fuego intenso el 31 de mayo de 1898, ante el cual nada podían hacer las baterías del Morro de Santiago y sus alrededores, pues eran piezas desusadas de siglos anteriores, incapaces de enfrentar el moderno armamento.
Cuentan algunos documentos de la época, que el primer blanco escogido fue el buque español Cristóbal Colón, pero los acorazados no fueron efectivos y los proyectiles explotaron en varias edificaciones civiles provocando gran ruido y agitación en la ciudad.
Con cada detonación los habitantes se alejaban a como diera lugar. Poco a poco los extranjeros sembraron el temor entre la población civil más que en los combatientes militares.
Se avizoraba entonces una nueva época caracterizada por el dominio norteamericano y la intervención imperialista.
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