El estadounidense que peleó por Cuba
Su leyenda comenzó a crecer mientras luchaba en las llanuras de Camagüey bajo las órdenes del mayor general Ignacio Agramonte, sin embargo, no era cubano. Aquel joven nacido en Brooklyn, Nueva York, con el nombre de Henry Reeve; no tardó en ser conocido por los nuestros como el Inglesito.
Siendo un adolescente vivió en su país natal el asesinato del presidente norteamericano Abraham Lincoln, lo cual dejó en él una intensa huella abolicionista que lo llevó a la Guerra de Secesión entre los estados del norte y sur estadounidenses, para luchar en las filas del norte antiesclavista contra los sureños partidarios de la sumisión.
Por ello no fue casual, que tras conocer las noticias de la guerra emancipadora, iniciada en la Isla el 10 de octubre de 1868, el bisoño Reeve se alistara en la expedición del vapor Perrit que atracó en el oriente de la Isla, el 11 de mayo de 1869, para apoyar de manera solidaria con su incorporación, a los insurrectos que en Cuba luchaban sin tregua para independizarla del colonialismo español.
A partir de entonces, la vida del Inglesito en los campos de batallas a favor de la independencia y la abolición de la esclavitud, institución que despreciaba profundamente; estuvo colmada de desafíos y acciones admirables, que unidas a su audacia sin límites, lo ubicaron en la condición privilegiada de los héroes.
Entre ellas estuvo el rescate del brigadier Julio Sanguily, prisionero de las fuerzas españolas, una de las hazañas más significativas de la Guerra del 68 y que protagonizó desde el grupo aguerrido de la Caballería Mambisa.
En una de aquellas legendarias batallas libradas por las fuerzas montadas del Ejército Libertador donde combatió, recibió una herida que le limitó el andar. Y a pesar de ello, con una prótesis en su pierna derecha y ajustes en la cabalgadura siguió, después de varios meses de recuperación, enfrentando al enemigo y derrotándolo.
Participó en otras tantas acciones y desde múltiples escenarios, mostró su capacidad táctica y militar. Conocedor de la guerra de guerrilla tuvo como centro de operaciones, durante la campaña a occidente, la Ciénaga de Zapata, y como arma eficaz, la tea incendiaria que dejaba sin posibilidades económicas y de abastecimiento al ejército español.
El 4 de agosto de 1876, tratando de romper el cerco de un adversario numéricamente mayor, en un enfrentamiento en las llanuras de Yaguaramas, recibió varios impactos de bala que lo derribaron de su caballo. Mal herido e imposibilitado para seguir en el combate, prefirió quitarse la vida, que dejarla a merced de sus enemigos.
Historia e inspiración
La memoria colectiva ensalza la vida y obra del estadounidense que murió por Cuba. La historia de esta Patria lo universalizó, aún más tras su muerte, cuando la certera visión de nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz encontró en el ejemplo de solidaridad del joven patriota norteamericano, el apelativo ideal para identificar a los galenos cubanos que ofrecen asistencia de salud en varios países del mundo.
Varios médicos de este verde caimán, agrupados en el Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastre y Graves Epidemias Henry Reeve, ponderan al excepcional combatiente norteamericano, que se unió como soldado de línea a un destacamento de patriotas cubanos para incorporarse a la guerra de independencia contra el dominio colonial de España.
Constituido en respuesta a los daños causados por el huracán Katrina a la localidad de Nueva Orleans en Estados Unidos, la misma tierra del Inglesito, el contingente creado por el Comandante en Jefe, sin precedentes en la historia de la humanidad, brinda ayuda humanitaria-médico-sanitaria a las poblaciones víctimas de desastres naturales y epidemias en otros países, para ayudar a su recuperación.
El actual contexto epidemiológico no ha sido distinto para estos hombres y mujeres de batas blancas que predican como principios fundamentales de su accionar: la solidaridad, el humanismo, la defensa y el ejercicio del derecho humano a la salud, así como la promoción al derecho humano a la paz. Por eso, aún con los riesgos latentes, han significado un gran apoyo para el combate contra la covid-19 en varios países de todos los continentes y claro está, en nuestra propia Cuba.
Porque su ejemplo ha sido un paradigma de altruismo internacional, el Inglesito enlaza su nombre al internacionalismo, el derecho a la vida y la hermandad entre los pueblos como única alternativa de salvar a nuestra especie y vivir en un mundo mejor.
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