A primera vista todo indica que Marcia y Reinaldo no tienen nada en común. Ellos presentan edades diferentes, no frecuentan los mismos círculos y no coinciden en gustos y costumbres. Sin embargo, los une el hecho de formar parte de la larga lista de cadetes insertados en los Centros de Educación Superior (CES) del país.

La preparación de profesionales militares en estas entidades estudiantiles se aprobó en el Grupo de Dirección de la Tarea Alejandro, adoptándose por segunda ocasión en el año 2000, a partir de las necesidades de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), y en la actualidad constituye una importante vía para la formación y superación de oficiales.

Verde Olivo, en su pretensión de obtener un conocimiento de primera mano sobre este tema, se acercó a las historias de vida de estos dos jóvenes y expone, a la luz de las vivencias relatadas, su sentir.

Generalidades

El trabajo con los cadetes que estudian en los CES se tutela por los documentos rectores del Ministerio de las FAR. Para nutrir a estas universidades se toma como cantera a los egresados de las Escuelas Militares Camilo Cienfuegos (EMCC) que han vencido la etapa de precadetes y el juramento militar.

Cumplir las exigencias del programa docente, obtener evaluaciones integrales positivas durante los períodos, conservar la condición de apto FAR y mantener los requisitos adicionales de las carreras escogidas figuran entre los principales parámetros que garantizan su permanencia en las instituciones.

Un sistema actualizado y constante brinda seguimiento y atención a todos los detalles referentes a los educandos. De esta forma conocen sus problemas, desarrollan los resúmenes del proceso docente-educativo, hacen entrega del estipendio establecido y realizan el trabajo político y de formación profesional, en aras de garantizar los valores éticos y morales y su sentido de pertenencia y vinculación con la institución armada.

Afianzar el camino

La capitán Marcia Rosa Lozano Cisneros, egresada de la EMCC de Pinar del Río, recuerda con mucho amor su paso por la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI). Doce calendarios han pasado desde que se graduó con honores como Licenciada en Informática.

“Durante mi etapa docente participé en actividades de todo tipo. Fue muy gratificante pertenecer y dirigir procesos en la Federación Estudiantil Universitaria, pues aportó a mi crecimiento personal. Aprendí a distribuir mi tiempo y a cumplir con todas las tareas. Yo creo que ahí me volví polifacética”, asegura entre risas.

Entreteje sus memorias y narra festivales de artistas aficionados, jornadas científicas, encuentros deportivos, radio, televisión y hasta periodismo impreso para la intranet de la UCI, pero un hecho en particular marca una de sus mejores experiencias.

“¡Estuve en el mismo salón con el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz! Fue en el Palacio de las Convenciones, con motivo del lanzamiento del libro Cien horas con Fidel, de Ignacio Ramonet. Lo vi tan cerca…Todavía conservo mi ejemplar firmado por el autor”, narra mientras las lágrimas se asoman a sus ojos.

Durante estos años le llegó también la dicha de convertirse en madre en dos ocasiones. “Llevar la maternidad y los estudios no es nada sencillo. Creo que sin el apoyo de mi madre nunca lo hubiera logrado, a ella le debo todo lo que soy hoy”, recalcó.

Después de mucho esfuerzo llegó por fin el momento de reinsertarse en la vida militar. Junto a otros veinte compañeros fue asignada al Ejército Occidental yallí tuvo la posibilidad de trabajar con el colectivo maravilloso del Centro de Comunicaciones.

“Al llegar nos impartieron temas de seguridad informática. Para nosotros resultó una sorpresa deshabilitar los puertos USB como medida de protección, pues a esta cuestiónno se le da importancia en la vida civil. No sabía nada de cifras, radio, pizarra… pero con el tiempo fui aprendiendo. Trataba de acercarme a las personas de mayor experiencia, aunque hubo soldados radistas de los que aprendí mucho”, refiere.

La vida ha sido un camino preñado de obstáculos para Marcia. Hoy labora en el Centro Principal de Automatización del Ministerio de las FAR y comparte su vida junto a sus ya tres retoños, su esposo y su madre. Se ha crecido de forma personal y profesional numerosas veces y guarda en sí el orgullo y la satisfacción de haber pertenecido a la UCI.

Seguir los sueños

Cuatro años de arduo estudio han transcurrido para Reinaldo Gener Terry en la Universidad Tecnológica de La Habana José A. Echeverría. Allí cursa la carrera de Ingeniería Hidráulica.

Formarse en la casa de altos estudios le ha permitido relacionarse con personas nuevas, ampliar el diapasón de la mente y establecer prioridades. Además, considera de vital importancia las reuniones mensuales con los oficiales, pues conoce los perfiles de su carrera en la vida militar, lo cual permite, incluso, escoger temas en interés de la institución armada para la tesis de graduación.

“Los cadetes insertados gozan de gran prestigio en los CES, pues es bien conocido el rigor de estudio y la formación integral de las EMCC. Somos tomados en cuenta para las actividades y proyectos que se realizan a diferentes niveles”, comentó.

En numerosas ocasiones él y sus compañeros han demostrado su entereza, pero pocas veces fue tan humanista y necesaria como cuando dieron el paso al frente para contribuir con su trabajo al aislamiento y atención de pacientes contagiados con covid-19.

“Estábamos prestando servicios en el Hospital Pediátrico de San Miguel del Padrón. Fueron momentos difíciles pero muy emotivos también. Nos satisfizo ver el avance y la recuperación de los infantes y sufríamos mucho algún problema que presentaran. Dimos lo mejor de nosotros para contribuir a su pronta recuperación”, expresó.

Un hecho que marcó su sentido de pertenenciafue la composición e interpretación de la canción Yo soy Cujae, que se estrenó en el teatro Karl Marx con motivo al aniversario 55 de la institución. “No podía creer que mi letra había sido seleccionada entre tantos trabajos. Grabamos en los estudios de Manolito Simonet con la participación del cantante Ricardo Amaray. Se le dio mucha promoción, sobre todo en la radio. Fue un sueño hecho realidad”, acotó.

Reinaldo hoy se esfuerza por obtener buenos resultados docentes y sueña con el día en el que podrá lucir sus grados de teniente por primera vez. Sabe que en algún momento terminará esta etapa de su vida, pero es consciente de que una parte importante de él vivirá para siempre entre las paredes de su universidad.

Los CES tienen a su cargo la preparación de cientos de jóvenesbajo el principio de preservar la profesionalidad y preparación de su futuro dentro de la institución. Los cadetes insertados se distinguen por una sólida preparación técnica y profesional, una férrea disciplina y probadas cualidades éticas, políticas e ideológicas.

Ellos agradecen profundamente a la Revolución la posibilidad de formarse como profesionales y llevar con honor la condición de integrantes de las FAR, la cual constituye una motivación en su desempeño diario.

Nota:

Revista Verde Olivo No.1 de 2022, p.  48

*Las Reuniones de Estudios Militares son un proyecto de clases impartidas por cadete, insertados o no, en los Centros de Educación Superior de país.