Cuenta Juan Marrero, en su libro Dos siglos de periodismo en Cuba, la historia del medio de prensa mambí.

Con motivo del alzamiento del 10 de octubre de 1868, Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria, decide publicar un periódico que fuera el portavoz del programa revolucionario.  Surgió la disyuntiva de su nombre y José Joaquín Palma, poeta y periodista, planteó: “¿No vamos a libertar al cubano? El periódico, pues, debe llamarse El Cubano Libre”.

En sus primeros números notició sobre las primeras acciones combativas y una sección poética donde aparecen las dos primeras estrofas de La Bayamesa (hoy Himno Nacional).  A partir de su segunda semana, y con una duración de aproximadamente tres meses, salió diario con editoriales, artículos de fondo,  disposiciones oficiales, gacetillas…

Luego del incendio de Bayamo dejó de publicarse.  Reapareció el 4 de julio de 1869 en Camagüey.  La imprenta La Libertad, a cargo de Clodomiro Betancourt, vio renacer al vocero mambí.  Con la salida de la nota: “Como un atleta que se retira hacia atrás para dar el salto con mayor impulso, El Cubano Libre desapareció de la escena periodística para reaparecer, hoy, más lleno de vida que nunca…”  , se identifica en esta nueva etapa como Órgano de la República de Cuba y destaca en sus páginas todo lo relacionado con la Constitución de Guáimaro.

Al estallar la guerra en 1895, una de las primeras acciones de Antonio Maceo Grajales se encamina a reaparecer el periódico. Ordena la captura de una imprenta existente en unos almacenes de Nipe y en la llamada Cueva de Cayo Rey. En las estribaciones de la Sierra de Nipe, salió indistintamente este periódico hasta 1898. José Miró Argenter y el  doctor Joaquín Castillo Duany estuvieron entre los redactores.  En los mil días que duró, El Cubano Libre  publicó cerca de 100 ediciones, incluyendo los suplementos.

Maceo lo definió como un cuerpo de ejército compuesto por doce columnas, que equivalía para él a un refuerzo de 500 hombres, que se batían diariamente y bien por la causa de Cuba.  En otra ocasión lo caracterizó como una pieza de artillería.

Desde las columnas de este periódico se ofreció información veraz sobre las acciones.  Éxitos y reveses del Ejército Libertador fueron publicados.  Se habló sobre la futura organización del país tomando como base esencial las ideas de José Martí.  Llamar a los indecisos a la lucha, mantener el optimismo y la fe de los combatientes en la manigua, e informar a la emigración, que contribuía con sus recursos financieros a la preparación de expedicionarios y envío de armas, sobre la marcha exitosa de la guerra por la independencia de la patria, estuvieron, igualmente, entre las políticas informativas desarrolladas en esta etapa por El Cubano Libre.