Terminada la guerra hispano-cubano-norteamericana tuvo lugar la ocupación militar norteamericana en Cuba. A partir de ese momento el gobierno de Estados Unidos se apresuró a preparar las condiciones para lograr el dominio político y económico de la Isla.

La convocatoria a elecciones para integrar la Asamblea Constituyente fue dada a conocer en la gaceta oficial del 15 de julio de 1900. La Asamblea que debía redactar la Constitución de la República comenzó a sesionar en septiembre de 1900.

Contaba con 32 miembros, dentro de los cuales se encontraban portavoces del sentimiento nacional como Manuel Sanguily, Juan Gualberto Gómez y Salvador Cisneros Betancourt.

El 5 de noviembre de 1900, Leonardo Wood, en representación del presidente de Estados Unidos, asistió a la apertura de la Asamblea y la declaró constituida. En su discurso Wood planteó:

“Será vuestro deber, en primer término redactar, y adoptar una Constitución para Cuba y, una vez terminada ésta, formular cuáles deben ser, a vuestro juicio, las relaciones entre Cuba y Estados Unidos”.¹

El hecho de que el gobierno norteamericano pretendiera incluir en la Constitución lo referente a las relaciones con ellos disgustó a los delegados cubanos que consideraron humillante esta imposición.

La deliberación y redacción de la Carta Magna se desarrollaron desde el 5 de noviembre de 1900 hasta el 21 de febrero de 1901, día en que se firmó el documento. Cumplida ya la primera parte, la Asamblea designó una comisión para que se encargara de la segunda tarea que el gobernador Wood había designado; la que se refería a las relaciones de la naciente República con el gobierno estadounidense.

Antes de que la comisión tuviese tiempo de elaborar una proposición sobre este asunto, fue citada a una entrevista donde Wood le informó acerca de una carta enviada por el secretario de guerra Elihu Root el 9 de febrero de 1901, en la que se establecían las condiciones para las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.

La comisión no aceptó dichos planteamientos ya que consideraba que en la Constitución no debía incluirse ningún acuerdo especial de este tipo.

La Enmienda Platt: apéndice constitucional

Los norteamericanos no perdieron tiempo y el 27 de febrero de 1901 el senador Orville Platt presentó al Congreso de Estados Unidos una enmienda que recogía las “sugerencias” de la carta leída antes por Wood a los cubanos.

En los ochos artículos que constituían este documento se expresaron los propósitos imperialistas hacia Cuba, pero es en el tercero, sexto, séptimo y octavo, donde se ve claramente el interés de anular la soberanía y autodeterminación del pueblo cubano.

La humillante Enmienda Platt, en sus artículos, aseguraba a los estadounidenses su dominio absoluto sobre la Isla; les reservaba el derecho a decidir, según su conveniencia, sobre el futuro de Cuba; a mutilar nuestro territorio con el establecimiento de bases navales y carboneras que les servirían para ejercer presión sobre los gobiernos y frustrar cualquier movimiento revolucionario; les permitiría determinar sobre Isla de Pinos; y que firmáramos un tratado por el cual estaríamos sujetos para siempre a ellos.

Con esta ley el gobierno norteamericano ponía a la Asamblea Constituyente ante una disyuntiva: o era aceptada la Enmienda Platt o se mantendría la ocupación.

Tres meses dedicó la Asamblea a la discusión de la Enmienda Platt. En largos debates se hicieron distintas sugerencias y cambios al texto; los asambleístas realizaron numerosas gestiones ante el gobierno norteamericano, pero nada se logró.

En estas condiciones, ante la disyuntiva de República con enmienda o colonialismo militar permanente, el 12 de junio de 1901 fue aprobada la Enmienda Platt con 16 votos a favor y 11 en contra.

Este documento constituía una humillación para el pueblo cubano; Cuba se convertía en un país seudoindependiente, atado al dominio imperialista.

Referencia:

Alocución del gobernador militar de Cuba a la Asamblea, en ob.cit., t.2, p.72