El 14 de mayo de 1964, el entonces presidente estadounidense Lyndon B. Johnson, prohibió a todos los países del mundo vender medicinas y alimentos a Cuba. Hasta hoy, hace ya 58 años, dicha política se mantiene y endurece.

En aquel momento, la explicación ante semejante medida fue la lucha contra el comunismo, pues hacía poco tiempo que la invasión por Playa Girón realizada por mercenarios alentados por el Gobierno de ese país, había fracasado estrepitosamente.

También apeló el gobernante, a las medidas que se adoptaban en la Mayor de las Antillas para defender su soberanía, como la nacionalización de centrales azucareros y de las grandes compañías extranjeras.

Por tales motivos, el Departamento de Comercio estadounidense decidió estrangular la economía cubana mediante la enmienda de las Regulaciones a la Exportación hacia Cuba, al revocar la emisión de licencias generales para embarques de alimentos y fármacos.

Sin embargo, como al parecer no fue suficiente injusticia, dos meses después la Organización de Estados Americanos (OEA) impuso un bloqueo sobre todo el comercio con la Isla, excepto en alimentos, medicinas y suministros médicos, y varios países europeos aplicaron otras sanciones.

Desde entonces, la política de asedio de Estados Unidos hacia Cuba sólo ha aumentado las presiones para asfixiar a los habitantes de la Isla, y llega a su cumbre, precisamente, en estos años de enfrentamiento a la covid-19.

Según las autoridades especializadas, desde hace un quinquenio los daños que provocan el cerco económico, comercial y financiero del gobierno estadounidense en un año, superan los 5 mil millones de dólares.

Sin embargo, nuestros ciudadanos y los habitantes de varios países del mundo, continúan empeñados en resguardar la soberanía de esta patria. Por ello, las autoridades cubanas denuncian constantemente, las disposiciones como la emitida el 14 de mayo de 1964 por el Departamento de Comercio de Estados Unidos.

Desde entonces, enfrentamos las batallas contra las  prohibiciones y carencias.  No obstante, la búsqueda de soluciones colectivas se ha impuesto como un logro nacional, en este más de medio siglo de conquistas e innovaciones, que se incrementan con vacunas y fe en los hombres y mujeres de esta tierra.