“Unir es la palabra de orden: juntos estamos dispuestos a vencer o morir”, con estas palabras se sella el texto del Pacto del Pedrero, firmado el primero de enero de 1958 por el Movimiento 26 de Julio y el Directorio Revolucionario en el pueblito que da nombre al documento, en el macizo montañoso del Escambray, centro del país.

En la firma participaron por ambas partes del Comandante Ernesto Che Guevara y Faure Chomón, además de contar con la presencia de Ramiro Valdés y Camilo Cienfuegos.

Los militantes de ambos movimientos coincidían en el interés revolucionario de luchar por el fin de la dictadura batistiana. Sin embargo, en Las Villas operaba el llamado II Frente del Escambray formado por el Directorio Revolucionario el cual fue traicionado por su jefe, Eloy Gutiérrez Menoyo.

Menoyo con una parte de sus fuerzas abandonó la causa y se comportó como un vándalo en la zona, sembrando el terror entre los campesinos, a semejanza de los propios sicarios de la tiranía. A la llegada de las fuerzas comandadas por el Che a Las Villas, se dedicó a hostigarlas y a oponerse a sus acciones.

Con la única oposición del II Frente del Escambray, bajo la influencia de Menoyo, el Pacto definió certeramente el estado de descomposición del régimen dictatorial. Además, hizo valer la unidad establecida por Fidel y José Antonio Echeverría en la Carta de México, redactada el 29 de agosto de 1956, donde ambas organizaciones reiteraron su decisión de unirse para lograr la victoria.

La firma del Pacto representó una victoria para las fuerzas rebeldes y un fracaso para los elementos divisionistas. Un grano de arena más que facilitó el triunfo del primero de enero.