UIM: innovación, disciplina y trabajo continuo
En el complejo escenario geopolítico y económico donde Cuba se inserta actualmente, la Unión de Industrias Militares (UIM) ocupa un lugar que responde a las necesidades de la defensa nacional y también al desarrollo económico. Esta doble función no sería posible si el soporte técnico-productivo de las FAR, tras 36 años de historia, no dispusiera de un modelo para articular la autosuficiencia militar con la contribución a sectores civiles.
Y tal es la realidad, la fuerza de la UIM radica en su capacidad para convertir las debilidades en fortalezas y las amenazas en oportunidades. Sus centros de investigación, con personal altamente calificado, desarrollan soluciones que van desde sistemas de defensa hasta aplicaciones para esferas diversas de la economía.
Sus empresas, distribuidas por toda la Isla, ofrecen una importante variedad de productos y servicios indispensables para los sectores energéticos, avícola, pecuario y también para la mecanización de la agricultura. El turismo, por su parte, es destinatario de gran parte de sus producciones; mientras los más importantes procesos constructivos del país dependen de sus resultados. La reparación y el mantenimiento industrial son servicios de alta demanda que también brindan las entidades de la UIM.
Es por esta razón que uno de sus logros más significativos en los últimos años ha sido la contribución a la sustitución de importaciones. Mediante la producción propia de piezas y equipos se generan importantes ahorros para la economía y se impulsan cadenas de valor nacionales: gran parte de los productos se fabrican con materias primas desarrolladas y aportadas por la industria cubana, teniendo como tarea de primer orden la integración empresarial.
El encadenamiento productivo con la industria nacional (en la obtención de materias primas) —principalmente con los ministerios de Industria y del Transporte—, las negociaciones con proveedores internacionales y las colaboraciones con micro, pequeñas y medianas empresas estatales incrementa la cantidad de bienes y servicios a nivel de Unión y eleva la calidad de los productos.
La industria militar demuestra cada día sus avances en gestión de calidad y eficiencia productiva a pesar de las condiciones complejas que vive el país. El capital humano que la compone acredita que es posible alcanzar altos niveles de competitividad e incluso elevar los estándares de calidad en cada proyecto. La mayor parte de esta fuerza laboral está vinculada directamente a la producción, y se supera a través de programas de reconversión técnica o mediante la formación de especialistas en maestrías y doctorados. Este personal genera investigaciones con un enfoque dual (militar y civil) de alto calibre científico.
Hoy la UIM proyecta nuevos desafíos: extender su impacto en la economía nacional, ampliar la cartera de renglones exportables, fortalecer asociaciones tecnológicas y mantener su papel como brazo técnico indispensable de las FAR. La historia confirma que la verdadera fortaleza está en la capacidad de adaptación, en la innovación, la disciplina y en el trabajo continuo.
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